NUEVA YORK | ANSA
Joan Baez, cantante estadounidense de música folk, cumplirá mañana 70 años de vida y más de cincuenta en la carrera artística, desde su debut en el Festival de Newport, de 1959.
En los años sesenta, Baez fue la reina de aquel folk renovado que tuvo como epicentro el Greenwich Village de Nueva York y como cantor absoluto a Bob Dylan, quien hace 50 años, el 24 de enero de 1961, comenzaba a cantar en el Cafe Wha? de MacDougal Street. Cuando ambos se conocieron y luego fueron novios, ella era ya una estrella y él un joven talentoso en busca de éxito.
Los primeros triunfos llegaron después de que Baez cantó las canciones del señor Zimmermam, el verdadero apellido de Dylan. Ella era la intérprete femenina perfecta para el repertorio de Peter Seeger, Woody Guthrie, Phil Ochs, tanto por su talento como intérprete como por su personalidad fuera de lo común. En aquella década estuvo en la primera fila en la lucha por los derechos civiles de los negros y de las mujeres y en contra de la guerra de Vietnam -su marido fue encarcelado por resistirse a alistarse-, y no es una casualidad que haya participado en el festival de Woodstock. E incluso participó de la Marcha sobre Washington de 1963 por los derechos civiles junto a Martin Luther King. Cantó en prisiones y como los afro-norteamericanos no podían ir a los recitales de los blancos, ella fue a los suyos. Desde este punto de vista Baez tiene un récord, porque fue la única artista presente en Woodstock, en el concierto de Bangladesh de 1971 (el primer gran recital a beneficio de la historia) y en el Live Aid, oportunidad en que inauguró la manifestación de Filadelfia.
En su currículum se cuentan apariciones históricas en algunas de las más importantes manifestaciones por la libertad y los derechos civiles en Estados Unidos. Con los cambios que se produjeron luego entre las preferencias musicales, Baez perdió el rol de estrella pero jamás declinó como artista e incluso su prestigio está aun intacto. Algunos años atrás, en 2006, su último concierto en el Auditorium de Roma, fue un triunfo, que concluyó con todos los presentes cantando We Shall Overcome.
Sus antecedentes como activista son tan ricos como los de artista. Los derechos humanos, la defensa de los homosexuales, el medioambiente, la guerra en Irak, la pena de muerte y la pobreza son las campañas defendidas activamente por Joan Baez en sus presentaciones de todo el mundo.