MATÍAS CASTRO

Mickey Rourke llegó, filmó y en las próximas horas se irá. También comió asado con las manos. Y nadie lo miró con asco, a pesar de todos sus liftings. Con su presencia Hollywood bendijo a Uruguay por segunda vez en el año y cuarta en un lustro. Pero no hubo alboroto alrededor. Tal vez el rodaje de Vicio en Miami, unos dos años atrás, fue el que causó más conmoción, por la novelería de tener a Colin Farrell mirando los atardeceres criollos.

El año pasado filmó en Uruguay Nick Stahl, el protagonista de Terminator 3 y de la serie Carnivale. ¿Qué pasó con su llegada? Absolutamente nada. Es cierto que no se trata de Colin Farrell, pero ni siquiera llamó la atención de los inevitables cazautógrafos. Luego llegó Blindness, la película que se filmó en parte en Uruguay. El equipo de producción se instaló solamente cinco días, y provocó más revuelo que el rodaje de la película de Mickey Rourke. Es que ahí estaba el poder de una estrella. Por un lado se encontraba Julianne Moore, que está bastante más arriba que Rourke en el ranking de famosos. Y por el otro estaba Danny Glover, el amigo famoso de Uruguay.

Las superestrellas quedan sorprendidas al pisar estas tierras. Lo peor que pueden encontrar acá es un fanático con mal aliento. Esta penillanura levemente ondulada no ofrece resistencia a las estrellas. Les da buenos hoteles y luego las deja tranquila para que filmen en el Prado o caminen por el shopping center. Ese cazautógrafos que no se lava los dientes y no usa desodorante, aparece durante unos pocos segundos, pide lo suyo discretamente, y se va. Además, hay pocos como él. Por eso, es un país frustrante para quien quiera ser famoso.