La vida de los otros: chismes en la historia

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REBAR

BUENOS DIAS

El chisme es una institución universal. ¿Quién podría asegurar dónde estuvo su origen y quién lo estrenó? La historia es generosa en la aportación de hombres y episodios que nos acercarían a una data más o menos aproximada: elijamos una época... ¿por qué no, el Renacimiento?.. donde los amigotes de los monarcas, para ganar puntaje les decían al oído: "Me dijeron que éste con cara de santo, está tramándonos una conspiración"... Y al rato, el cráneo del sospechoso estaba rodando por el suelo cual balón.

Bastante más acá, en carnavales nuestros donde competían por el primer premio en "trupes" "Un real al 69" y la "Oxford", esta última lanzó "Blanca Nieves", una maxixa que, en cierta forma, era un tributo gracioso a la chismosa del barrio: la música de "El Loro" Collazo y la letra de Víctor Soliño; iniciando el estribillo se cantaba: "¡Ay!, qué negra más chismosa/ todo tiene que contar/ de su lengua venenosa/ nadie se podrá escapar". Según esos versos, la barriada temblaba cada vez que la morena dialogaba en la vereda con alguna "oyente", y en el rostro de ésta no cesaban los gestos de asombro por el tema dado. ¿A quién le tocará hoy, que "Blanca Nieves" le saque los trapitos al sol"... comentaban todos.

La evocación de aquel éxito en días del Dios Momo, reflotó hoy ante el caso de Mary Vaughan. Esta canadiense deslizó buena parte de su septuagenaria existencia, ocupándose sin piedad de "la vida de los otros", sin que nadie le encargara tal misión. Coleccionaba detalles íntimos de los demás, y los ventilaba ante puertas y ventanas para que el barrio conociera a cada uno de los vecinos como verdaderamente eran, y no por lo que aparentaban ser. A veces, ponía tanto énfasis en el chismorreo que lo aderezaba con una palabrota... algo que, por otra parte, no llamaba la atención en el lugar de su infancia y adolescencia -el Territorio del Yukon, en el extremo septentrional de Canadá- donde el insulto y el empleo frecuente de las malas palabras dominaban el lenguaje de la población.

Con semejante "currículum", doña Mary ingresó tiempo atrás en el Asilo de Ancianos, en Halifax: y allí no tardó en llegar al desayuno saludando cortésmente a sus compañeras de internación; "Good morning, miserables viejas"... ante la sorpresa de todas, entre las cuales algunas resolvieron perdonarle lo de "miserable", pero lo de "viejas"jamás.

La dirección del establecimiento tomó cartas en el asunto y eligió al as de bastos para darle por la cabeza a Mary Vaughan: la amenazó con al expulsión por el uso del palabrerío procaz, con el agravante de que ha pretendido introducir el chismerío en el tranquilo hogar, inventando romances inexistentes.

El último fue el detonante: habló de la falta de moral en la conducta del director, que anda con una octogenaria que es un verdadero asco.

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