Las mentiras de una banda cuyos éxitos son en serio

| El trío de pop y electrónica Entre Ríos actuará como artista invitado del quinteto

POPULARES. El año pasado fue el consagratorio para el quinteto liderado por el cantante y compositor Ale Sergi. 200x250
POPULARES. El año pasado fue el consagratorio para el quinteto liderado por el cantante y compositor Ale Sergi.

FABIAN MURO

Ya habían obtenido el rótulo "revelación" cuando sacaron su primer disco, Es mentira (2002), y con la canción Imán empezaban a llamar la atención de público, crítica y colegas.

Pero durante el año pasado, y con los temas de Sin restricciones (2004), el quinteto de músicos que integran Miranda derribaron cualquier obstáculo y se hicieron un lugar entre los más populares grupos del rock y el pop argentino. Y, cuando 2005 se acercaba a su fin, empezaron a llegar los reconocimientos. Los lectores del suplemento Sí de Clarín eligieron a Don como tema del año, además de seleccionar a El profe como video del año. Por otra parte, MTV le dio dos premios: Mejor Grupo del Cono Sur y Mejor Artista Alternativo.

Para rematar, las dos divas de la TV argentina, Susana y Mirtha, tuvieron al grupo en pleno como invitados en sus respectivos programas, señal inequívoca de la consagración a nivel popular. Y todo gracias a la frase "es la guitarra de Lolo".

La afirmación anterior es una exageración, por supuesto. Pero la frase, pronunciada por Sergi antes del solo de guitarra en la canción Don, sintetiza el gran impacto que causaron las canciones de Sin restricciones, el segundo álbum. Grabado con otra intención y con otra determinación que Es mentira, el disco le abrió todas las puertas a Miranda. Con canciones directas, letras que no por visitar lugares comunes dejan de ser ingeniosas y un falsete como no se escuchaba desde las épocas de Prince, Miranda logró en Sin restricciones un disco sin fisuras, elogiable de principio a fin. O como dijo un crítico estadounidense en la revista Billboard: "Música suave y pegadiza, pero para nada descartable".

DICOTOMIA. La irrupción de Miranda en el rock argentino de alguna manera mete una cuña en la hegemonía que ejercen grupos y artistas que sostienen un discurso y una postura que podría resumirse en la máxima "somos bien machitos". No por nada uno de los insultos preferidos por los detractores de Miranda es, justamente, "putos". Si bien es injusto agrupar a La Renga, Callejeros, Los Piojos, Bersuit y otros del rock barrial, chabón, fierita o como se le quiera llamar en una misma bolsa, lo cierto es que estos grupos, con matices, reniegan tanto del glamour como del humor, del falsete como de las letras de amor, y de la ambigüedad como del hedonismo, todos estos rasgos esenciales de Miranda.

Sin embargo, el eje que divide a los grupos dominantes del rock argentino de Miranda no es otro que el que constituye la dicotomía auténtico-falso. Los rockeros duros y viriles son los auténticos, los "posta". Todo lo demás —y en especial Miranda— es trucho, comercial, barato y de plástico. Grosso modo, así se articula el discurso de los rockeros chabones, sus secuaces en la prensa y los medios y, en especial, del público que sigue a estos grupos.

Sobre este tópico, Miranda ya tenía las cosas claras incluso antes de editar su primer disco: "Le pusimos Es mentira como un ayudamemoria para nosotros mismos: nunca nos tomamos nada en serio: ni la vida ni la carrera", decía Juliana Gattás, contraparte femenina de Sergi en las voces. La cantante, quien estuvo buena parte del año pasado ausente del grupo por su embarazo, agregaba en otra entrevista: "A veces, el público reclama que el rockero salga al balcón y diga: ‘Muchachos, la estamos remando desde hace diez años, en la sala de ensayos’". Cualquiera que se preocupe un mínimo por informarse sobre el derrotero de estas bandas se habrá dado cuenta de lo difícil de sustentar, en los hechos, este discurso.

Miranda, por su lado, abraza sin tapujos lo artificioso de integrar una banda pop, vestirse extravagantemente y entregarse al juego de la ambigüedad sexual. "Nuestras canciones hablan de amor, romance, relaciones personales. Esto es una fantasía que estamos montando. ¡Es mentira! Es Disneyworld, un show de irrealidad. Ni siquiera le hablo al público con la misma voz que hablo ahora", afirmaba Sergi en otra nota.

Lo que está empíricamente comprobado es el largo predicamento de las canciones de Miranda y el vínculo que la banda ha establecido con su audiencia, mayoritariamente compuesta por niños y adolescentes.

El diario argentino La Nación cubrió los recitales que le pusieron un broche de oro al año Miranda en el Luna Park y bajo el título Miranda no es mentira, el cronista Sebastián Ramos escribía, muy a su pesar, que "Miranda no es mentira ni sus integrantes son extraterrestres aunque lo parezcan. Miranda es verdad y lo que no tiene es remedio. Ahora surca los mares de la popularidad mediatizada y sin freno. Con un minipúblico tan lejos y tan cerca de la beatlemanía que asusta, Miranda regaló todos sus hits y sus integrantes cambiaron de vestuario, subieron y bajaron de las escalinatas blancas de la pomposa escenografía y recibieron invitados... Todo esto ya es mucho decir; el resto queda para sociólogos y estudiosos del comportamiento humano en la vida moderna. Si tan solo fuera una mentira...".

La noche del sábado, parte de ese mundo encantando y artificial se instalará durante una hora y media en Punta del Este.

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