Camilla Läckberg: "Me fascina el tema de los psicópatas, es algo muy interesante"

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Camilla Läckberg. Foto: Difusión

CONFERENCIA

La escritora sueca, reina de la novela negra escandinava habla de su reciente novela "El mentalista", escrita junto al mentalista Henrik Fexeus

Camilla Läckberg. Foto: Difusión
Camilla Läckberg. Foto: Difusión

Uno podría pensar que una escritora y un mentalista pertenecen a dos rubros muy separados. Pero Camilla Läckberg y Henrik Fexeus están para demostrar lo contrario.

Quizás porque la autora sueca (que ha vendido más de 30 millones de libros en todo el mundo) y el mentalista, conductor de televisión y experto en el lenguaje corporal y comunicación no verbal (que publicó Este libro te cargará las pilas) son amigos desde hace 13 años. Esa amistad fue la primera barrera que tuvieron que superar cuando comenzaron a escribir a cuatro manos la novela El mentalista (Planeta, 890 pesos), dijeron en una rueda de prensa global en la que participó El País.

Nunca habían trabajado juntos, y empezar a hacerlo con la primera parte de una trilogía de novelas negras era temerario, pero lograron entenderse.

"Al principio pensamos que no nos iba a gustar trabajar juntos, porque no nos gusta hacerlo con otras personas", dijo Läckberg, con look de entre casa a través del Zoom.

"Nos preocupaba que fuera a afectar nuestra amistad", comentó Fexeus cuya cabellera blanca se recortaba en un fondo cargado de libros. "Pero fue justamente eso lo que salvó todo. Como nos conocíamos no había nada de ego y podíamos ser directos y decir si una idea era buena o no".

"Queríamos hacer libros sin que tuvieran solo la voz de Henrik o la mía, sino más bien la combinación de nuestras voces, y creo que lo hemos logrado", dijo Läckberg, cuya primera novela La princesa de hielo no solo la alejó de su carrera de economista, también la convirtió en una de las autoras más vendidas del mundo.

Mina y Vincent

"Este libro empezó con Henrik", dijo Läckberg, "es un gran mentalista que quería compartir los secretos de su profesión. Ese es el punto de partida para Vincent, uno de los protagonistas de nuestra historia, que no se parece a nada de los mentalistas que acostumbramos a ver en televisión".

"Vincent surgió como una reflexión de mí mismo", dijo Fexeus. "Pensé que si hubiera estado un poco más dañado hubiera terminado como Vincent; y así surgió el personaje".

Camilla Läckberg, charló sobre su infancia, sus personajes, y hasta el turismo en su ciudad natal. Foto: Francisco Flores
Camilla Läckberg durante su visita a Uruguay. Foto: Francisco Flores

"Pero yo no soy Mina", replicó enseguida Läckberg. "A lo mejor tengo algunas cosas de ella, pero antes de Coronavirus no era obsesiva, así que soy distinta a ella".

La trama de El mentalista comienza en un parque de atracciones ubicado en las afueras de Estocolmo donde aparece el cuerpo de una joven atravesada por espadas dentro de una caja.

La agente Dabiri intenta resolver el caso, y cuando agota las posibilidades le pide ayuda al mentalista para detectar si el asesino está relacionado con el mundo de la magia. Cuando aparece un segundo cuerpo, la dupla entiende que se enfrenta a un asesino en serie en un caso lleno de códigos, símbolos y acertijos numéricos.

El lado oscuro

"Cuando conoces a un psicópata, muchas veces son personas encantadoras y exitosas con las que se puede hablar, pero eso es fingido y no pueden sostener esa postura por mucho tiempo porque siempre están pretendiendo, imitando y observando cómo actúan los demás para hacer lo mismo", dijo Läckberg, toda una experta en plasmar ese lado oscuro de la psicología humana en sus libros. "Me fascina el tema de los psicópatas, es algo muy interesante".

Portada del libro "El mentalista" de Camilla Läckberg y Henrik Fexeus. Foto: Difusión
Portada del libro "El mentalista" de Camilla Läckberg y Henrik Fexeus. Foto: Difusión

Otro tema que le atrae a Läckberg, y que ha sido parte de su literatura es la violencia hacia las mujeres.

"No es algo que solo hacen los psicópatas, es algo que está normalizado en Suecia, España y América Latina", dice. "Es difícil no generalizar pero cuando vemos la situación mundial, las mujeres siempre han estado mucho más propensas a ser víctimas de violencia ejercida por los hombres que a la inversa", comentó.

Fexeus concuerda y dijo que cuando comenzaron a escribir, la magia se usó como símbolo para esa discusión. "Sentimos que había que tratar este tema y decidimos hacerlo a través de la magia", contó.

"No lo había visto así, fue Henrik quien me lo mencionó", comentó Läckberg. "Los trucos de magia están diseñados para que a las mujeres se las mutile aunque no sea algo real. Se las corta en pedazos, se las atraviesa con espadas y después un hombre o una figura con poder las devuelve a la vida. Cuando me lo señaló me di cuenta que nunca lo había considerado y que tenía toda la razón".

Otro tema importante en la novela es la visión que tienen las personas de sí mismos. "Las personas malas siempre son vistas como malas por alguien más. Nadie se ve a sí mismo como el villano, todos piensan que están haciendo lo correcto y esto significa que las personas pueden hacer cosas terribles y tener sueños terribles que otras personas piensan que no lo son", dijo Fexeus.

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Camilla Läckberg. foto: Francisco Flores

Ambos mencionaron a Putin como un ejemplo de eso. "Hay tiranos cuyo sueño es la pesadilla de muchas personas, pero desde su perspectiva sienten que están haciendo lo correcto. Todo tiene que ver con la perspectiva", dijo Fexeus.

"Esa mirada dual sobre un mismo tema también se presentó con la pandemia. Si bien mucha gente sufrió el encierro, a otros les gustó el aislamiento. Y si bien es un personaje ficticio, Mina es un ejemplo", dijo Läckberg. "Empezamos a crear el personaje antes de la pandemia y pensamos que la habíamos hecho súper extrema. Las personas que leyeron el primer borrador de 100 páginas nos dijeron eso mismo. Después ocurrió la pandemia y se convirtió en una persona normal".

Al tratarse del primer tomo de una trilogía, Läckberg dijo que antes de comenzar a escribir ya sabían dónde terminaría cada libro. "Nos sentábamos y hablábamos de qué iba a pasar en los libros, creamos las escenas y las dividimos para que cada uno empezara a escribir, sabiendo que podíamos cambiar cualquier cosa en la revisión. Siempre con la meta de saber dónde terminaba cada libro y cuál iba a ser la meta final".

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