Claudia Piñeiro: "Una de las cosas que más cambié es mi relación con el lenguaje"

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Claudia Piñeiro

ENTREVISTA

La escritora argentina habla de su nueva novela, "El tiempo de las moscas" en la que recupera a Inés, el personaje central de su primera novela, "Tuya"

Claudia Piñeiro
Claudia Piñeiro. Foto: Estefanía Leal

A Inés, la última vez que la vimos, fue en el final de Tuya, la novela de Claudia Piñeiro que se publicó en 2005. Estaba yendo presa por haber asesinado a Charo, la amante de su exmarido.

Ahora en El tiempo de las moscas, la nueva novela de Piñeiro, a Inés la encontramos saliendo de la cárcel, asociada con una amiga que conoció allí, la Manca, para armar una empresa de fumigaciones y agencia de detectives. Les surgirá un caso de los que las implica, una vez más moralmente.

El tono policial siempre ha estado en la obra de Piñeyro, la escritora argentina responsable de éxitos de librerías como La viuda de los jueves, Betibú o Las gietas de Jara. Acá construye una historia de amistad entre dos mujeres que alguien ha definido como unas “Thelma y Louise” del conurbano.

Sobra alguna de esas cosas, El País charló con Piñeiro.

-La última vez hablamos, me contó que para Las viudas de los jueves, había pensado 58 títulos. ¿Cuántos fueron para El tiempo de las moscas?

-No hice un listado. A veces el título surge del archivo de Word como pasó con Tuya. Y a este le puse “Tuya, el regreso” pero no iba ser ese...

-Era muy de secuela...

-¡Demasiado! El título apareció en el momento en que empecé a escribir. El tiempo de las moscas me gustaba mucho y no tenía títulos alternativos. Sabía que la palabra “moscas” tenía que estar y le daba vueltas a mosca, muerte, mujeres. Y me pareció que El tiempo de las moscas era muy representativo de la novela. Es un título que se termina de armar al final.

-Aquella vez dijo que cada novela tenía su propia melodía. ¿Cuál es la de esta novela?

-El zumbido que es el mismo sonido que puede tener el coro que, de lejos, podría ser como un murmullo, un zumbido de voces que hablan en grupo.

-¿Cómo es su relación con sus personajes y por qué volver con algunos de los que aparecieron en Tuya?

-Hace un ratito, dije que Inés tal cosa y alguien comentó que hablaba de ella como si fuera una persona. Y el vínculo es ese: tengo que pensar que es una persona aunque no lo sea y buscarle acciones, pensamientos y sentimientos coherentes a esa persona. A veces Inés dice, hace o piensa cosas que yo no pero hay que darle su propia vida a los personajes. Por ejemplo darles tridimensionalidad que no sean personajes planos, pero sobre todo encontrarle su propia lógica que no necesariamente tiene que ser la lógica de uno.

-¿Y cómo fue reencontrarse con Inés?

-Me costó muchísimo. Cuando el escritor Guillermo Martínez me invitó a seguir escribiendo sobre ella, lo primero que pensé que no podía hacer una novela de cárcel porque no es un mundo que conozco y me costaría muchísimo. Pero después de la pandemia empecé a hacer cuentas y pensé “bueno, son 15 años, ya debería estar saliendo, si tuvo buena conducta...”. Y empecé a pensar quién era Inés. Había una cosa muy llamativa, que algunos me dicen que se tiene que socializar ahora cuando sale y yo pensaba no en realidad esta mujer se socializó en la cárcel. En la novela anterior era absolutamente machista del del que dirán de las apariencias que vivía para mostrar hacia afuera lo que era esa familia que ella inventaba con su marido y su hija y no tenía amigas. Y se sociabilizó en la cárcel, con las mujeres que que que encontró ahí muy distintas a lo que ella pensaba que era ser mujer y muy distintas entre sí también: sale con una experiencia y un saber superior que cuando entró la cárcel.

-Y a un mundo totalmente distinto...

-En un momento de la novela dice “yo sabía ser mujer” pero desde 2005, la situación de las mujeres cambió radicalmente. Cambió lo que pensamos de nuestros derechos, las leyes que conseguimos o que no conseguimos. Hay un montón de información sobre el lugar de las mujeres en el mundo que ella no manejaba.

-¿Y cómo cambió usted, mediada por todo eso, desde que creó a Inés a ahora?

-Una de las cosas que más cambié es mi relación con el lenguaje. No es porque yo use lenguaje inclusivo pero el lenguaje armado desde el universal masculino, me queda corto que no me nombra todo lo que tiene que nombrar. Igual, el lenguaje inclusivo sobre todo para la literatura, a mí no me resulta cómodo que tiene que ver también con los usos y costumbres pero lo que sí que sea incomodidad me hace escribir pensando en ir al neutro o de nombrar el femenino y a veces cuando hay más mujeres que varones uso femenino. Así que cuando fui a releer Tuya me encontré muchas cosas como cuando ella dice “porque cuando uno piensa tal cosa”, jamás, ahora haría que un personaje femenino dijera “uno”.

-¿Por qué molesta tanto el lenguaje inclusivo?

-La única manera de explicarlo es que haya algo mucho más profundo que tiene que ver con otorgarle a las mujeres un lugar que no tienen. Hay gente hablando mal todo el tiempo en la televisión, pero esos mismo es que hablan mal, son los que se enojan.

-En la novela se cita a la película Thelma & Louise.

-Es una película que no envejeció nada mal pero que merecía otro final. En ese sentido estas Thelma y Louis del conurbano bonaerense me parece que se pueden permitir otro final por como cambiaron las cosas en estos 20 años.

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