"Este libro no sirve, hay que destruirlo”, recordó Rodrigo García Barcha que le dijo su padre, Gabriel García Márquez sobre En agosto nos vemos, la novela que hoy Sudamericana, su tradicional casa, lanza mundialmente, el día que el premio Nobel colombiano cumpliría 97 años. Murió en abril de 2014, o sea hace en estos días, 10 años.
Ni él ni su hermano, Gonzalo, le hicieron caso. Su padre había hecho varias versiones del libro y aunque en algún momento renegó de él, jamás lo destruyó lo que, dice García Barcha, era lo que solía hacer cuando algo no le gustaba.
Los hermanos volvieron a leer los cinco borradores que a lo largo de unos 15 años fue trabajando y quedaron sorprendidos.
“La impresión que nos dio es que, al perder sus facultades por el Alzheimer, Gabo ya no podía juzgar al libro ni bien, ni mal: para él no tenía ningún sentido”, le dijo a El País, García Barcha que tiene una larga carrera como director de cine y televisión en Estados Unidos. “Ya nos habíamos dado cuenta que en las últimas épocas era incapaz de leer y de encontrarle el sentido a cualquier libro”.
Los manuscritos de todas las versiones de En agosto nos vemos en las que trabajó el colombiano estaban incluidos en el archivo García Márquez que la familia vendió al Harry Ransom Center de la Universidad de Texas. El trabajo estaba allí a disposición de los académicos y estudiosos de la obra del Nobel.
“Así que como ya se estaba leyendo y nos parecía que era un libro que valía la pena leer porque lo considerábamos muy disfrutable”, dijo García Barcha, “y también un poco para protegernos de posibles piraterías decidimos que lo mejor era publicarlo”.
Aunque el libro no “estaba cien por ciento terminado”, sí está “todo contado con su principio y su final”.
Al día siguiente de charlar en exclusiva con El País, García Barcha (acompañado por su hermano Gonzalo) dijeron en la presentación mundial desde la sede central del Instituto Cervantes, en Madrid, que En agosto nos vemos fue el último esfuerzo de su padre de seguir creando “contra viento y marea”.
“Un Gabo en sus cabales o lo hubiera terminado o lo hubiera destruido, para que no quedaran restos”, coincidieron los hermanos García Barcha en esa rueda de prensa.
García Márquez había hablado de esta novela allá por marzo de 1999 y algunos fragmentos fueron leídos en público por el propio autor y publicados en su momento por la revista colombiana Cambio y el español diario El País.
Originalmente eran cinco relatos independientes que tenían a una misma protagonista, Ana Magdalena Bach. Ella está en el centro de En agosto nos vemos.
“Sin traicionar mucho al libro es la historia de una mujer casada, de cierta edad que todos los años visita la tumba de su madre en una isla para la que hay que tomar un ferry y en la que hay que pasar la noche”, resumió García Barcha para El País. “Y en una visita tiene un affaire y decide que todos los años se va a tomar la libertad de tener un affaire de una noche siempre con una persona diferente y desconocida. Es un poco la historia de esas aventuras”. Adelanta que, sí, hay un poco de erotismo “aunque no demasiado explícito”.
Este es un resumen de la charla de El País con Rodrigo García Barcha.
-¿Cómo ubica En agosto nos vemos en el corpus de la obra de García Márquez?
-Es diferente y también por eso nos interesó como una especie de libro final. Aunque Gabo tiene personajes mujeres muy buenos en todos sus libros pero no tiene muchos donde el personaje principal sea una mujer como en este. Sí, tiene monólogo de Isabel, la Candida Eréndira, etcétera, pero son pocos y más en la última época. Está ubicado en algo que, como siempre, uno sospecha es una versión de Colombia o de algún lugar de la costa colombiana, pero es un libro mucho más situado en un mundo contemporáneo. Eso lo hace diferente y una buena terna con El amor y otros demonios y Memorias de mis putas tristes de los que, a la vez, es un buen contraste.
-¿Cómo recuerda a su padre cuando escribía En agosto nos vemos?
-Lo que pasa es que es una etapa esparcida en muchos años. Empezó cuando todavía tenía buenas facultades e inclusive, creo, llegó a leer algún fragmento y se conoció el primer capítulo en inglés y en español en algunas publicaciones. Y además en unas épocas trabajaba en él y en otras lo abandonaba.
-El trabajo de edición estuvo a cargo de Cristobal Pera. ¿Cómo se llegó a esta versión definitiva?
-Cotejó los diferentes borradores hasta llegar a lo que pensamos es la versión ideal que aunque incorpora pedazos de varias versiones, está construida alrededor de la última. No se agregaron palabras que no hubiera escrito Gabo, ni se hizo un esfuerzo por limpiar alguna contradicción. Se dejó todo como estaba que era el 90 por ciento del libro terminado aunque es imposible saber cuánto tiempo más lo hubiera trabajado Gabo.
-¿Cuántos otros tesoros hay por ahí de García Márquez?
-No hay ningún libro más. No es que vaya a haber una sorpresa cada tantos años. No hay nada más porque Gabo a los libros o los publicaba o los destruía. En agosto nos vemos es su despedida, definitivamente su último libro.