ENTREVISTA
El autor de "Patria", el español Fernando Aramburu habla de su nueva novela "Los vencejos", ya disponible en librerías uruguayas
![Fernando Aramburu. Foto: Difusión](https://el-pais.brightspotcdn.com/uploads/2021/11/09/618af0a1ef338.jpeg)
El escritor Fernando Aramburu es uno de esos nombres que en España llaman “superventas”. Su anterior novela, Patria, se convirtió, además, en un fenómeno: recibió el Premio Nacional de narrativa y el Premio de la crítica entre una larga lista de reconocimientos, fue traducida a 34 idiomas y también fue una serie de HBO.
Cinco años después, Aramburu (San Sebastián, 1959) publica Los vencejos, su primera novela desde que Patria lo convirtió, precisamente, en un superventas.
La nueva novela está narrada por Toni, un cincuentón que enojado con el mundo, se da un plazo de un año antes de matarse. Aramburu cuenta su día a día mientras habla de su vida, su pasado y presente. Pero del suicidio, salvo algunas menciones, no se habla. Sí de otras cosas: miserias, rencores y la vida cotidiana de un hombre que lee libros, mira películas y habla de política y fútbol.
![Portada del libro "Los vencejos" de Fernando Aramburu. Foto: Difusión](https://el-pais.brightspotcdn.com/uploads/2021/11/09/618af0db545e4.jpeg)
—¿Cómo empezó a imaginar esta trama?
—Lo primero que se me ocurrió y de hecho la cuestión a la que presté atención en esta novela es el hecho que un ser humano no conoce con exactitud el día y la hora de su muerte. No lo podemos saber, a menos que decidamos suicidarnos, pero en general vivimos con la incógnita de nuestro final. La ficción permite muchas cosas insólitas en la vida normal de la gente, y una de ellas es presentar un personaje que ha decidido el momento exacto de su muerte que además, según su proyecto, ocurrirá en un año, un 31 de julio. Un período relativamente amplio para hacer un recuento de su vida y por encima de todo para saber por qué puñetas se quiere suicidar.
—Toni no tiene una enfermedad terminal, ni un gran problema para tomar esa decisión trascendental.
—Sí, es una decisión trascendental. El que disponga de un año hasta ejecutar una decisión que no está motivada por una situación desesperada, permite racionalizar esta vivencia. Y ese es otro de los privilegios de la ficción. Y lo que hace la novela es invitar al lector a acompañar en un proceso de lento suicidio a un personaje que es lúcido y está habituado al discurso lógico y analítico.
—¿Fue difícil volver a escribir ficción después de un éxito literario como Patria?
—En mi caso, no. Lo que he hecho fue demorar la publicación un tiempo de manera que la nueva novela no me fuera juzgada directamente bajo la sombra de Patria. Pero Patria ya no tiene presencia en mi escritorio desde que se publicó.
![Fernando Aramburu. Foto: Difusión](https://el-pais.brightspotcdn.com/uploads/2021/11/09/618af0b03376c.jpeg)
—Al igual que en en su anterior novela, la muerte es un tema en Los Vencejos.
—La muerte está presente en mis textos, como en muchos otros escritores. No creo que sea un asunto al que le haya concedido demasiada importancia pero la muerte es un asunto con lo que se pueden cerrar muchas novelas. En el caso de Los Vencejos, la muerte es una posibilidad que está en cada una de las páginas y determinada por la lectura de los lectores. O sea, desde la primera página todo va a una posible muerte, esto convierte a la novela en una cuenta atrás inquietante puesto que el lector tiene el dato desde el principio, e intuye que en cada página que pase puede ir acercándose a un final trágico.
—Es una novela con fuerte presencia de Madrid, pero no es nombrada. ¿Fue a propósito?
—Eso fue un pequeño guiño, una broma con la que quise dar a entender que la historia pudo haber transcurrido en cualquier otra ciudad del planeta. Naturalmente que Madrid llena las páginas y hay algunas peculiaridades que no son transportables a otras ciudades. Pero lo que me interesaba era un escenario concreto de un país que está comprometido con la democracia más o menos asentada en la cual los ciudadanos no viven una situación de urgencia. No están en una guerra, no padecen grandes calamidades, sino que están sometidos a la vida gris de los ciudadanos de los países democráticos y pacíficos actualmente de nuestro planeta. Eso tiene ventajas: hay seguridad, uno puede desarrollarse con cierta tranquilidad, pero a cambio trae el problema del aburrimiento, de una perspectiva interesante.
—¿Qué le pareció la serie Patria?
—Que está muy bien hecha, creo que refleja fielmente el espíritu de la novela. No tiene por qué ser una copia literal de la historia que escribí, entre otras razones porque escribo palabras y la serie emplea imágenes, voces y música. Tuve acceso temprano a los guiones, los aprobé con gusto, me parecieron de alta calidad. Es decir, antes de empezar el rodaje ya tenía una confianza narrativa muy grande. Creo que la elección de los actores fue idónea. Eligieron los actores adecuados para representar la historia. Todos ellos vascos con una manera de hablar muy propia de la tierra lo que los hace muy naturales. La serie tuvo una gran repercusión y la considero un hecho afortunado. No quise intervenir sencillamente porque de cine no entiendo nada y porque no tengo alma de inspector.
![Elena Irureta (Bittori) y Ane Gabarain (Miren) protagonizan la serie de HBO, "Patria". Foto: Difusión](https://el-pais.brightspotcdn.com/uploads/2020/09/26/5f6f3b0ec9a93.jpeg)
—Volviendo a Los Vencejos, ¿Cómo fue armar la novela ya teniendo el final en mente?
—Cuando diseño las novelas, tengo la costumbre de decidir el final porque me facilita mucho el trabajo. En todo momento sé a dónde me dirijo y sé en qué lugar de la historia me encuentro con respecto al final que me estoy acercando. En este caso, en el proceso de escritura cambié el final. Tenía otro final previsto pero me decanté por el que ahora tiene la novela y me alegro de haberlo hecho. Los Vencejos induce a los lectores a recorrer tramos bastante oscuros en la vida de un personaje pero creo que tienen razón aquellos que han sabido interpretar esta historia como un canto a la vida. No lo es desde la primera página, sino que para llegar a eso la historia ha tenido que pasar por momentos oscuros, deprimentes o poco gratos.
—Es una novela actual, no solo por el tema, también por la ambientación.
—Normalmente escribo sobre tiempos en los que he vivido, porque tengo la ambición de llevar a las páginas un dibujo social de mi época.