Lea los textos.
Una investigación de la Biblioteca Nacional descubió 40 textos inéditos de Francisco Acuña de Figueroa, algunos de los cuales muestran una faceta no tan recorrida del primer poeta nacional
Un débil viejo folgar/ Por vez primera intentaba/ Con su novia y se afanaba/ En ello…, vano afanar!/ Ella con lícito ardor/ Le decía, anda palomo,/ Yo tengo por dónde y cómo/ Entres al templo del amor/ Yo misma allí te guiaré/ Derecho; mas él responde:/ ¿Qué importa tengas por donde,/ Si yo no tengo con qué?”.
Este texto, tan ilustrativo y subido de tono no lo escribió un poeta procaz del siglo XIX, ni apareció en aquellas ediciones baratas de chistes verdes que circulaban hace años.
Están escritos de puño y letra por Francisco Acuña de Figueroa, el autor del Himno Nacional. Se lo considera, y ahí no hay mucho lugar para el debate, el primer poeta nacional y —como le dice a El País, Valentín Trujillo, director de la Biblioteca Nacional— el único del que, seguro todos los uruguayos conocen algún verso. Por ejemplo, “Orientales, la Patria o la tumba”. Casi nada.
Esa exhaltación no está, claro, en ese poemita -titulado apropiadamente “Percances de un novio viejo”- y que es uno de los 40 textos inéditos que la Biblioteca Nacional encontró de Acuña de Figueroa entre el mucho material que cuenta en su Archivo Literario.
Revelan un aspecto poco conocido de este autor nacido en 1791 y muerto en 1862. Se sabía de su eclecticismo: en su obra hay poemas, dos himnos nacionales (el otro es el de Paraguay), evocaciones y hasta crónicas taurinas.
Algo de esa procacidad ya se había visto en “Apología del carajo”, que estuvo inédito hasta 1925. “Hasta donde sé, nadie como Acuña de Figueroa en el universo de lengua castellana en su época logró estas osadías en el campo de la escritura, sacando el mayor provecho de la oralidad, la de las formas, la del español rioplatense, la de las diferentes lenguas africanas, la del lenguaje secreto del vulgo”, escribió alguna vez el profesor Pablo Rocca, un especialista.
Esa última característica no estab tanto en la recopilación de su obra completa publicada en 1890 y que abarcaba 12 volúmenes. Los nuevos textos aparecieron con el cotejo de esa monumental edición con los 25 tomos de manuscritos que están en el Archivo Literario de la Biblioteca Nacional. El trabajo fue realizado por el magíster en Letras y funcionario de la biblioteca, Gastón Borges y la ayud ante voluntaria Elba Caballero.
Hasta ahora se pueden ver, en el completo sitio web de la Biblioteca Nacional, 10 de esos 40 textos que Trujillo espera editar en versiones física y digital en 2022. El director contagia entusiasmo ante el hallazgo y esa posibilidad.
“A un regio balcon, sin luz, / La Reina llego a deshora,/ cuando a la dama que adora./ Busca alli un guardia andaluz./ Por detras, sin ser sentido,/ Le asienta él una palmada,/ Vuelvese la Reina airada,/ Y él exclama.....Soi perdido!/ Señora...! el cielo me valga!/ Ya es cierta mi perdicion,/ Si teneis el corazon/ Tan duro como la nalga”. Ese texto, titulado, “Anécdota versificada”, revela que los poetas patrios no fueron como los imaginamos, ni hablaron exclusivamente de las cosas por las que se los recuerda.
Quizás sea esa clase de cosas que parecen no importar pero, créanlo, sí importan.