Jacob Bernstein/ The New York Times
Si me sigues en Instagram, pensaste que este libro iba a estar escrito con emojis, ¿no?” Britney Spears pregunta al final de sus memorias, La mujer que soy, ya editadas en Uruguay. Ella dijo que completar el libro —un relato de su viaje desde Luisiana hasta la cima de las listas de popularidad y luego a una tutela que le negó el control de su carrera y sus finanzas— requirió una enorme cantidad de terapia. Y para poner la historia en práctica, contó con la ayuda de “colaboradores”, como los llama en los agradecimientos del libro.

“Sabés quién sos”, escribe, sin dar nombres. Según dos personas cercanas al proyecto, que hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizadas a hablar públicamente, tres escritores (todos autores exitosos por derecho propio) hicieron contribuciones significativas a las memorias de Spears.

Ada Calhoun, autora de cuatro libros de no ficción, incluido una biografía del poeta Frank O’Hara, ayudó a crear el primer borrador, dijeron las dos fuentes. Sam Lansky, exeditor de la revista Time, fue el siguiente en sumarse al proyecto. El libro se completó con la ayuda de Luke Dempsey, un escritor fantasma y editor que publicó libros con su propio nombre y trabajó con Priscilla y Lisa Marie Presley en Elvis by the Presleys.

Es una práctica común que las celebridades trabajen estrechamente con autores ya probados cuando deciden contar la historia de sus vidas, dijo David Kuhn, codirector ejecutivo de la agencia literaria Aevitas Creative Management. “¿Cuántas personas crees que trabajan en una memoria presidencial o en uno de los libros de Michelle Obama?”, dijo Kuhn, quien ha representado al autor ganador del Premio Pulitzer, Liaquat Ahamed, y a la comediante Amy Schumer. “Porque si eres Michelle Obama, parte de lo que imagino que podrías querer de tu colaborador o de tus editores son perspectivas diferentes de diferentes lectores.

“Es posible que desees la opinión de una persona de 30 años”, añadió, “porque quieres que los millennials se identifiquen con el libro. Podrías pedirle a un editor hombre que ofrezca su perspectiva, porque quieres que atraiga tanto como sea posible a una audiencia masculina, así como a la audiencia femenina más obvia”. Por lo tanto, la creación de La mujer que soy no fue diferente a la de los éxitos del pop contemporáneo, que generalmente dependen de las contribuciones de numerosos colaboradores.

La columna Page Six del New York Post informó por primera vez la noticia del “acuerdo explosivo” para las memorias de Spears en febrero de 2022. Fue adquirida por Gallery Publishing Group, un sello de Simon & Schuster que ha llevado a muchos artistas y personalidades a las listas de bestsellers, entre ellas Chelsea Handler, Tiffany Haddish, Olivia Newton-John y Omarosa Manigault Newman.

Una de las principales personas involucradas en la adquisición, según tres personas con conocimiento del acuerdo, fue Cait Hoyt, agente literaria de CAA, a quien se menciona en los agradecimientos del libro. Otra figura clave fue el abogado Mathew Rosengart, socio de la firma Greenberg Traurig, quien ayudó a Spears a liberarse de la tutela en 2021.

Después de que se firmó el acuerdo, Spears viajó a Maui, un viaje que mostró en Instagram. Mientras estuvo allí, escribió extensamente sobre su vida en cuadernos y se reunió con Calhoun para una serie de largas entrevistas, dijeron las dos personas cercanas al proyecto. El borrador que Calhoun ayudó a elaborar se completó en la primavera boreal, poco antes de que Spears se casara con el actor y entrenador personal Sam Asgharien una ceremonia en su casa de Los Ángeles.

Spears llegó a creer que la voz del libro no se parecía lo suficiente a la suya, según una persona cercana al proyecto. Entró Lansky, un cliente de Hoyt con dos libros publicados por Gallery. Los antecedentes de Lansky parecen haberlo convertido en una buena opción para el proyecto. Hace una década, escribió para el sitio web de música Idolator, donde se desempeñó como “apologista residente de Taylor Swift, entusiasta de la diva y monstruo sarcástico”. En sus memorias escribe sobre estar “atrapado en algún lugar entre un niño y un adulto: lo suficientemente adulto como para hacer las cosas bien de vez en cuando, pero aún lo suficientemente joven como para no saber que eso no siempre sería suficiente”.

Esas palabras también podrían describir a Spears, quien comenzó a trabajar en el mundo del espectáculo a los 10 años y lanzó la canción “I’m Not a Girl, Not Yet a Woman” a los 20. Antes de sumergirse en el borrador, Lansky hizo otra ronda de entrevistas con ella a través de Zoom y por teléfono, dijeron las dos fuentes. En otoño, Dempsey se sumó, dijeron las personas. Una colaboradora constante durante todo el proceso fue Lauren Spiegel, editora de Gallery que editó el libro más vendido de la actriz Anna Kendrick, Scrappy Little Nobody.

Spears ha concedido sólo una entrevista coincidiendo con la publicación de La mujer que soy con la revista People. No describe los aspectos prácticos de ser autora primeriza, pero tiene claro por qué decidió contar su historia. “Finalmente es hora de que levante la voz y hable, y mis fans merecen escucharlo directamente de mí”, dijo. “No más conspiraciones, no más mentiras, solo yo siendo dueña de mi pasado, presente y futuro”.