La larga historia detrás del libro del que salió la película que todo el mundo está esperando

Se editó en Uruguay "Prometeo americano", la biografía del científico detrás de la bomba atómica y que está en la base de la nueva del director Christopher Nolan

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Cillian Murphy en "Oppenheimer"

Por Andy Kifer, The New York Times
Martin Sherwin nunca fue el clásico caso de escritor bloqueado. Extrovertido, divertido y atlético, quienes lo conocieron lo describen como lo opuesto a un neurótico.

Pero a fines de la década de 1990, tuvo que admitir que estaba estancado. Sherwin, profesor de historia, había accedido a escribir una biografía completa de J. Robert Oppenheimer dos décadas antes. Ahora se preguntaba si alguna vez la terminaría. Había investigado mucho, una cantidad extraordinaria, en realidad, acumulando alrededor de 50.000 páginas de entrevistas, transcripciones, cartas, diarios, documentos desclasificados y expedientes del FBI, almacenados en cajas en su sótano, ático y oficina. Pero no había escrito una sola palabra.

Sherwin originalmente había tratado de rechazar el proyecto, recordó su esposa, y le dijo a su editor, Angus Cameron, que no creía que tuviera la experiencia suficiente para abordar un tema tan trascendental como Oppenheimer, el padre de la bomba atómica. Pero Cameron, que había publicado un primer libro de Sherwin en Knopf y que, como Oppenheimer, había sido víctima del macartismo, insistió.

Entonces, el 13 de marzo de 1980, Sherwin firmó un contrato de 70.000 dólares con Knopf para el proyecto. Recibió la mitad en avance y esperaba terminarlo en cinco años.

Al final, el libro tardó 25 años en escribirse, y Sherwin no lo hizo solo.

Cuando la película de Christopher Nolan,Oppenheimer, se estrene la próxima semana será la primera vez que muchos conozcan la historia de J. Robert Oppenheimer. Pero se basa en la exhaustiva y emocionante biografía ganadora del Premio Pulitzer llamada Prometeo americano: El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer, coescrita por Sherwin y Kai Bird y que está publicada en Uruguay a través de la editorial Debate.

Knopf lanzó esta obra maestra en 2005. Pero fue solo gracias a una rara colaboración entre dos escritores incansables, y su profunda amistad -construida en torno a una dedicación compartida al arte de la biografía como el trabajo de una vida- que se hizo Prometeo americano

Oppenheimer habría sido un tema desalentador para cualquier biógrafo.

Un intelectual público con un don para lo dramático, dirigió el laboratorio ultrasecreto en Los Álamos, Nuevo México, llevando la bomba atómica de una posibilidad teórica a la aterradora realidad en una línea de tiempo imposiblemente corta. En la posguerra, emergió como una especie de rey filósofo de la era nuclear, oponiéndose al desarrollo de la bomba de hidrógeno y convirtiéndose en un símbolo tanto del genio tecnológico estadounidense como de su conciencia.

Esa postura convirtió a Oppenheimer en un objetivo en la era de McCarthy, incitando a sus enemigos a pintarlo como un simpatizante comunista. Fue despojado de su autorización de seguridad durante una audiencia de 1954 convocada por la Comisión de Energía Atómica. Murió a los 62 años en 1967, en Princeton, Nueva Jersey.

Cuando Sherwin comenzó a entrevistar a personas que lo habían conocido allí, quedó desconcertado por la intensidad de sus sentimientos. Los físicos y las viudas de los físicos aún estaban enojados por la negligencia casual que Oppenheimer había mostrado hacia su familia.

Sin embargo, después de que Sherwin se mudó a Boston para trabajar en la Universidad de Tufts, él y su esposa, Susan, conocieron a científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts, quienes admitieron con vergüenza que sus años trabajando con Oppenheimer en la bomba fueron de los más felices de sus vidas.

Entre las decenas de personas que Sherwin también entrevistó estaban Haakon Chevalier, el otrora mejor amigo de Oppenheimer cuyos lazos comunistas estuvieron en la base de la inquisición en su contra, y Edward Teller, cuyo testimonio ayudó a poner fin a su carrera.

La fecha límite de Sherwin pasó de largo. Su editor se retiró y Sherwin hizo lo que pudo para evitar al nuevo. Siempre había otra entrevista u otro documento para leer.

Bird, exeditor asociado de The Nation, necesitaba un trabajo. Era 1999, y aunque había escrito un par de biografías modestamente exitosas, como historiador de 48 años sin doctorado, no estaba calificado para un puesto universitario permanente y estaba sobrecalificado para casi todo lo demás. Su esposa, Susan Goldmark, con un lucrativo trabajo en el Banco Mundial, se estaba cansando de ser el sostén familiar.

Bird buscaba trabajo cuando escuchó de un viejo amigo. Sherwin invitó a Bird a cenar y sugirió que unieran fuerzas en Oppenheimer.

Se conocían hacía años y su amistad se consolidó a mediados de la década de 1990, cuando Bird incluyó los ensayos de Sherwin en un volumen sobre la controversia en torno a una exhibición prevista en el Smithsonian del Enola Gay, el avión de la bomba atómica.

Pero había una complicación. “Mi primer libro”, dijo Bird, “comenzó como una colaboración con mi mejor amigo”, el escritor Max Holland, “y ocho años después terminó en divorcio”. Las cosas se rompieron, en parte, por desacuerdos sobre cuánta investigación era suficiente.

“Le dije a Marty, ‘No, no puedo. Me caes demasiado bien'”, dijo Bird.

Así comenzó una campaña de seducción de un año para convencer a Bird, pero especialmente a Goldmark, de que esta vez sería diferente. “Estaba observando con mucho cuidado, observándolos interactuar y terminar las oraciones del otro como lo hacen a veces las parejas”, recordó.

Finalmente, con todos a bordo, Gail Ross, la agente de Bird, negoció un nuevo contrato con Knopf, que acordó pagar 290.000 dólares adicionales para terminar el libro.

Cuandose enteraron en septiembre de 2021 de que Nolan planeaba convertir Prometeo americano en una película, Sherwin se estaba muriendo de cáncer. Murió el 6 de octubre de 2021, a los 84 años.

Sherwin “habría estado profundamente complacido” por la precisión de la película, dijo Bird después de ver la película por primera vez. “Creo que habría apreciado el logro artístico que es”.

Recordó el día que él y su esposa pasaron unas horas en el rodaje en Los Álamos. El equipo estaba filmando en la cabina original de Oppenheimer, ahora minuciosamente restaurada. Bird vio a Cillian Murphy hacer toma tras toma como Oppenheimer, asombrado por el parecido del actor con el tema que había estudiado durante años.

Finalmente, hubo una pausa en la filmación y Murphy se arrimó para presentarse. Cuando se acercó, vestido con el traje marrón holgado de la década de 1940 de Oppenheimer y una corbata ancha, Bird no pudo evitarlo.

“Doctor Oppenheimer!”, gritó. “¡He estado esperando décadas para conocerte!” Murphy apenas se sonrió.

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