The New York Times
Cuando el Premio Nobel Jon Fosse tenía siete años, sufrió un accidente que marcaría su vida como escritor. Un día, en su casa, una pequeña granja familiar en Strandebarm, en los fiordos noruegos, Fosse llevaba una botella cuando se resbaló en el hielo y un vidrio le cortó una arteria en la muñeca.
Los padres de Fosse lo llevaron rápidamente a un médico y, en el auto, recordó Fosse recientemente, tuvo una experiencia extracorporal. “Me vi desde fuera”, dijo. Supuso que estaba a punto de morir, pero también era consciente de una “especie de luz brillante”, dijo.
“Todo era muy pacífico”, dijo Fosse. No sentía “ninguna tristeza”, sino más bien la sensación de que había “una belleza, una belleza en todo”.
Fosse dijo que este roce infantil con la muerte influyó en su obra literaria: ficción, obras de teatro y poesía, por la que recibió el Nobel de Literatura.
Esa perspectiva explicó Fosse, se coló en sus textos: “He dicho que hay dos lenguajes: las palabras que escribí, las palabras que puedes entender, y detrás de eso, está el idioma del silencio.” Y es en ese “lenguaje silencioso”, añadió, donde reside el significado real.
Después Fosse amplió un poco la idea de un lenguaje silencioso. “Sólo en el silencio se puede escuchar la voz de Dios”, dijo. “Tal vez.”
Para los fans de Fosse, las dimensiones espiritual y existencial son una parte importante del atractivo. Anders Olsson, presidente del comité Nobel que otorgó el premio a Fosse, dijo que su trabajo indujo sentimientos y preguntas en los lectores “que en última instancia existen más allá del lenguaje”. El “profundo sentido de lo inexpresable” en las obras de teatro y novelas de Fosse lleva a los lectores “a una experiencia cada vez más profunda de lo divino”, dijo Olsson.
El Nobel ha llevado, como suele suceder, a que la obra de Fosse tenga una distribución mundial. A Uruguay la editorial Nórdica trajo Mañana y tarde. Ahora, Seix Barral acaba de publicar Trilogía y Septología y Random House publicó Blancura y Melancolía.
En Europa, es una estrella hace décadas, por sus obras de teatro, comparadas con las de Samuel Beckett y Henrik Ibsen y representadas en los teatros más prestigiosos.
Fosse, de 64 años, dijo que cuando era niño no tenía intención de convertirse en escritor. Su padre dirigía la pequeña granja familiar y administraba la tienda local, y su madre era ama de casa. En su juventud, recordó Fosse, estaba más interesado en el rock que en la lectura. Se dejó crecer el pelo, que todavía lleva recogido en una cola de caballo, y tocaba la guitarra (mal, dijo) en los bailes.
Pero a los 14 años, por razones que dijo que no podía explicar, “dejó de tocar e incluso dejó de escuchar música” y, en cambio, se centró en escribir poemas e historias. Su escritura era rítmica, llena de repetición, dijo, como si estuviera tratando de mantener una conexión con su pasado musical. “Fue así durante 40 años”, dijo.
Sus primeros libros estaban “llenos de dolor”, dijo Fosse, y a menudo presentaban personajes atrapados en momentos de indecisión. Su segunda novela, Stengd Gitar (“Guitarra cerrada”), por ejemplo, trata sobre una mujer que accidentalmente se queda fuera de su apartamento mientras su bebé duerme adentro, y se angustia pensando qué hacer.
En el momento en que escribía esos primeros libros, siendo un veinteañero, Fosse era ateo y estaba rodeado de gente igualmente irreligiosa. Enseñó en una academia de escritura en Bergen, Noruega, donde su círculo incluía “intelectuales, estudiantes y artistas jóvenes” comunistas comprometidos y pensaban que el arte y la literatura debían ser políticos. (Karl Ove Knausgaard fue uno de sus alumnos).
Pero Fosse no estuvo de acuerdo. “La literatura debería ocuparse de sí misma”, dijo, no de lograr un objetivo político, social o incluso religioso.
Escribir, dijo Fosse, lo llevó a cuestionar su ateísmo. Nunca planeó una historia o un poema de antemano, pero cuando las palabras le salieron a la fuerza, comenzó a preguntarse de dónde venía todo. Empezó a explorar la religión, incluido ir a reuniones cuáqueras, y en sus textos apareció “una especie de reconciliación o paz”.
A pesar de su prolífica producción (un libro al año), la carrera de Fosse no despegó realmente hasta mediados de la década de 1990, cuando se dedicó al teatro y ganó importantes premios.
Fosse dijo que bebía para hacer frente a las exigencias de una vida teatral trotamundos. En 2012, dijo, bebía una botella de vodka al día y apenas comía. Hizo un coma alcohólico y pasó semanas en un hospital.
Después de esa convalecencia forzada, se dijo a sí mismo: “Ya es suficiente, Jon”, y no bebió más. Y se convirtió al catolicismo. Ir a misa “puede sacarte de ti mismo en algún lugar, a otro lugar”. La sensación era similar a la que tenía cuando escribía o bebía, añadió.
Por entonces, se empezó a hablar de Fosse como candidato al Nobel. En el momento del anuncio, ya había completado Septología”, la novela de varias partes, en algunos puntos romántica, en otros existencial, en la que el personaje principal, Asle, un pintor, recuerda experiencias que similares a algunas de las de Fosse.
En un momento de esa novela, que el comité del Nobel llamó la “obra maestra” de Fosse, Asle recuerda un accidente infantil en el que se resbala en un corral y se corta una arteria. En el estilo repetitivo del libro, Asle describe el incidente, en el que se encuentra rodeado por un “polvo amarillo transparente, brillante y resplandeciente y no tiene miedo, siente algo así como felicidad”.
Pero luego deja de imaginarse la escena. Ya no puede pensar en ese momento, dice Asle. “Es mejor ponerlo en mis fotografías lo mejor que pueda”.
Una guía para entrar en el universo Jon Fosse
El premio Nobel le dio a Jon Fosse una trascendencia global que, por ejemplo, hace que sus libros estén disponibles en el mercado uruguayo. Estos son tres de ellos.
Mañana y Tarde
Nórdica (790 pesos)
Novela breve sobre una vida. “Los momentos de la novela son simples, cotidianos, pero la prosa rítmica, tortuosa y recortada de Fosse guía hábilmente a a traves del pasado y el presente”, dice la sinopsis oficial.
Blancura
Random House (690 pesos)
Un hombre sale a manejar sin saber a dónde y cuando queda bloqueado por la nieve y en lugar de salir a buscar ayuda se pierde en la espesura del bosque nevado. Es la última y elogiada novela del noruego.
Septología
Seix Barral (990 pesos)
Es una obra de siete partes contada en parte como un fujo de conciencia de la mente de un pintor anciano. El comité Nobel la saludó como la obra maestra de Fosse y algunas secciones ganaron el Premio Internacional Booker.