Novedad literaria
La biografía del roquero argentino hurga en el personaje y en todo su cancionero
Durante casi 900 páginas, Carlos Alberto Solari repite muchas veces los mismos conceptos. Hay un puñado de cuestiones que van atravesando un libro que abarca de la infancia hasta la actualidad, y que pasa disco por disco, por toda la obra musical de uno de los artistas de rock más importantes de Argentina y, si se permite, de la música rioplatense. Entonces, el Indio es, indefectiblemente, lo que cuenta acá, de la mano de su compinche Marcelo Figueras; pero también es el evasivo que contesta lo que quiere cuando le hacen preguntas específicas. Siempre hay que bucear entre sus enigmas.
Sin embargo, leer Recuerdos que mienten un poco es una aventura recomendable para cualquiera que se haya visto afectado por la música de Los Redondos, y para cualquiera que tenga una idea formada sobre Solari como figura. A lo largo de sus 70 años, Solari ha refinado su decir y entonces, cada cosa parece una sentencia, una máxima filosófica. No aporta nada, pero esta lectora reacia a hacer apuntes en los libros, se pasó páginas y páginas subrayando reflexiones.
u201cSiempre tuve amigos en el cielo y en el infiernou201d, dice, por ejemplo, el Indio en estas memorias. u201cDel cielo me gusta el clima, nomás. Del infierno, la compañíau201d. u201cLa poesía que me interesa es la que no se agota en el tiempou201d, dice luego. Y esta, que no comparto pero suena muy bien: u201cEs difícil ser honesto cuando sos inteligenteu201d.
Dice también el Indio: u201cMe voy a ir sin entender qué pasó con mi vida, cómo es que terminé siendo el Indio Solariu201d. Sin embargo, insiste en su importancia vital y casi exclusiva para el desarrollo de Los Redondos u2014u201cSi tomamos en cuenta que soy el tipo que bautizó la puta banda, que hizo las canciones u2014tanto las melodías como las letrasu2014, que armó el discurso público sin preguntarle a nadie...u201du2014. Y desliza más de una vez cómo puede haber afectado a Skay Beilinson, a quien destaca como gran guitarrista, el hecho de que todos los elogios giraran en torno a él (u201cCuando todos los vientos de la aprobación son para uno, no es una cosa grata para los demás. Especialmente para tu coequiperu201d).
","
Esa dualidad del misterio de su sobredimensión y un ego bien plantado, es una de las cuestiones que atraviesa el relato, presentado en forma de entrevista entre Figueras y él. En la charla, además, el biógrafo intercala extractos de prensa, de sus dichos en distintos shows, de textos publicados en los discos o en la revista Cerdos & Peces.
"Me voy a ir sin entender qué pasó con mi vida, cómo es que terminé siendo el Indio Solari"
","
Eso complementa una construcción cronológica y le da sustento a los recuerdos que, como avisa el título, pensados desde ahora pueden engañar un poco. Y aunque no deja de haber complacencia en la charla, evidente sobre todo cuando se abordan temas urticantes u2014el final de Los Redondos, Cromañón, las fatalidades del show en Olavarríau2014 y cuando se deja a la prensa como la gran villana de la historia (u201cLa TV es el sentido común de la sociedad. Y yo siempre estuve en contra del sentido comúnu201d).
Al margen de eso, nunca ningún material sobre Solari logró ir tan a fondo en sus recovecos para sacar conclusiones generales sobre su forma de ser, y también para entender un poco su forma críptica de componer que, desde la ambigüedad, ha conquistado a miles y miles de fanáticos.
El perfil
","
Marginado por vocación, creyente de la política del éxtasis y salvado por la psicodelia, así se puede definir, a partir de estas memorias, al Indio. u201cSoy un hombre de la psicodelia. Es lo que más me ha conmovido. Lo que hago desde entonces también es conmovedor, pero menos shockeante: uno crea canciones o pinta o escribe para transformarse uno mismo metafísicamenteu201d, dice.
También explica que u201cno era que nos habían marginado: nos marginábamos nosotros porque no nos gustaba la sociedad y, en represalia, la sociedad también nos marginabau201d, y se muestra como un hombre que, salvo cuando está en el escenario, no disfruta de multitudes.
Crítica a los u201crockersu201d con disparos que van directo a las conductas más mediáticas de Charly García. Alude poco pero con claridad a su situación económica (u201cpara el dinero que tengo, soy muy austerou201d). Tiende a una mirada utópica sobre la política, aunque alarmada por los tiempos que corren; y a la hora de tomar partidos, se la juega a medias: u201cSí, soy un poco kirchnerista, como soy un poco peronista y un poco comunista y un poco socialista. Lo que no soy es neoliberalu201d.
"Sí, soy un poco kirchnerista, como soy un poco peronista y un poco comunista y un poco socialista. Lo que no soy es neoliberal"
","
Al párkinson lo aborda desde el lugar de la no-solución, y lo que implica convivir con eso. Y casi como al pasar dice que u201cya no me veo a la altura del Indiou201d, o u201cme veo en los videos y ya no me gustou201d. El domingo, este libro fue presentado en la Feria del Libro de Buenos Aires, de la que Solari participó a través de una entrevista grabada y dijo que u201cno sé si habrá otra misa. ¿Qué más quiero yo que tocar en vivo? (...) Evidentemente ahora no puedou201d.
El misterio
","
El grueso del libro se lo lleva el comentario canción a canción, de su obra. Están, por supuesto, su versión de por qué el nombre Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota; de por qué la separación, de por qué Skay es un traidor y de por qué no lo extraña, pero eso no aporta nada nuevo. Lo interesante es que como nunca lo ha hecho, Solari desmenuza sus composiciones, y revela la historia de u201cJuguetes perdidosu201d, de quiénes habla u201cHéroe del whiskyu201d, de lo que no le gusta de u201cJi ji jiu201d o del origen uruguayo de u201cBotija rapadou201d.
","
Lo hace aún cuando explica que su forma compositiva pasa por u201cpresentar un enigmau201d que funcione como disparador a la imaginación. En esa premisa que puesta así parece tan poco ambiciosa, está la postura política del Indio y quizás, la clave de su éxito. Mientras que el sistema plantea que crecer es dejar que la razón le gane a la imaginación, Solari no para de ofrecer fábulas que, servidas sobre melodías seductoras, funcionan como pequeños viajes de abstracción que devienen en espacios de crítica. Eso también es un valor de esta lectura: se exige implícitamente revisitar una obra enorme y se la redescubre desde una fascinación casi inocente. ¿Cómo pudieron caber tantas canciones buenas en La mosca y la sopa?
u201cDesde el arte, yo alimento una revolución a diario desde que me levanto. Una revuelta que u2014no me cabe dudau2014 abarca a mucha más gente que las sectorialidades políticasu201d, dice el Indio. Y esa es una buena dualidad para definir esta biografía: está el personaje, presentado en primera persona, y está una obra que se convirtió, en sí misma, en memoria y legado de una cantidad de pibes que se sienten un poco fuera del mundo. No hay muchos que puedan jactarse de algo así.
La presencia de Uruguay en una vida
En su biografía, Solari hace varias referencias a Uruguay. Cuenta de su gusto por Telecataplum, de sus encuentros con Homero Alsina Thevenet, quien fuera periodista de El País, y que hace poco vio un show de Los Redondos en Uruguay (seguramente el de Laskina) que le hizo recordar que eran u201cuna máquinau201d.