Un jubilado del Banco República en medio de una aventura policial y familiar en Ibiza

En "La conspiración de Ibiza", Carlos Orlando, el autor de "La muerte del espía inglés", elabora una aventura sobre un hombre que se ve envuelto en una intriga

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Carlos Orlando

Carlos Orlando habla de los personajes de su nueva novela, La conspiración de Ibiza, como si fueran hijos. Los entiende, los explica y se enorguellece de varios de ellos. Y los deja andar sueltos por sus libros buscando sus propios destinos y el final de las historias.

Al igual que el anterior,La muerte del espía inglés, este nuevo policial de Orlando está basado tangencialmente en una historia personal. Para el caso, sus ascendentes ibicencos que dan impulso a esta historia, entre otras cosas, sobre traficantes de drogas en la isla balear.

Se centra en Ernesto Conti Bonet, una suerte de alter ego del autor, que a punto de jubilarse del Banco República y en medio de un viajecito a Europa con su esposa, Malena, decide darse una vuelta por la casa familiar de su abuelo en Ibiza.

No solo se encontrará con una sucesión complicada (y el recelo de que venga a reclamar su parte), sino con que intentarán asesinarlo, se cruzará con una suerte de femme fatale local y con una organización criminal a la que no le gusta los que andan inmiscuyéndose, aún sin quererlo, en sus asuntos.

Como un personaje de Hitchcock, Conti Bonet se pone a investigar qué está pasando y por qué está en el centro de una intriga policial y por qué sus vacaciones se volvieron una novela de suspenso.

“Los libros de William Irish me impresionaron”, contó Orlando, quien también menciona a John Le Carré como una influencia, acerca de su predilección por el género. “Me daban miedo e interés y ahí está el secreto de la literatura policial: si no genera interés en las primeras 20 páginas no es una buena novela policial”. En La conspiración de Ibiza aplica con éxito esa máxima.

De acuerdo a su biografía oficial, Orlando nació en Montevideo, fue diplomático del Servicio Exterior de Uruguay con destinos en Argentina, Estados Unidos, Paraguay e India. Pasó a retiro en 2017 como embajador de carrera y sus últimos puestos de trabajo fueron en Nueva York y Nueva Delhi.

Como autor ha publicado las colecciones de cuentos La puerta entornada y Modos de vida. Publicó las novelas Sniffer -que recibió mención de honor en un concurso de la Intendencia de Montevideo en 2000-, La enfermedad del almirante, Barcelona y el juego de ajedrez -ambas editadas en Paraguay-, La ayudante del mago -premiada por la fundación Imprimátur, publicada en Madrid y Montevideo-, Puerta de la India (India Gate en su versión en inglés- editada en India. En 2021 publicó, también con Fin de Siglo La muerte del espía inglés.

En aquella seguía las investigaciones del asesinato de un industrial inglés Victor La Brooy Jonhson, en 1958. La trama, que se rastreaba hasta la Segunda Guerra Mundial y los servicios de Inteligencia británicos, le surgió a Orlando a partir de la experiencia infantil de haber pasado por el lugar del crimen en Punta del Este.

En La conspiración de Ibiza está la presencia de un abuelo ibicenco que tiene notorias similitudes con la vida real pero no aparece en la novela más que como una referencia.

“Esta novela comienza con una especie de homenaje, que creo no es aburrido, a mis abuelos”, contó Orlando. La historia está salpicada de datos de su vida familiar.

“Eso no significa que esté haciendo algo autobiográfico”, dijo Orlando. “La manera en que lo cuento está en función -que es lo que a veces no se entiende- de la trama. Y los personajes se van creando en función de esa trama”.

Orlando como Conti Bonet fue a Ibiza a buscar la casa de su abuelo y “me pasó algo parecido pero no tuvo esa derivación”, le contó a El País. “Eso fue todo mi imaginación”.

—Conti Bonet me hizo a acordar a esos personajes inocentes de Hitchcock -en Intriga internacional o El hombre que sabía demasiado, por ejemplo- que se ven envueltos en una trama inesperada...

—Siempre ese es el tema: el inocente que se ve involucrado en una cosa que no esperaba. Y eso también es William Irish. No es tanto literatura negra que tiene otra estructura y es más despojada de sentimientos. Este hombre sí tiene sentimientos.

—¿Cuánto sabe de antemano de lo que va a ocurrir en la historia?

—Nunca sé el final de la novela. Mario Vargas Llosa conoce desde el comienzo hasta el final. Yo llego hasta un 80 por ciento pero es el personaje el que va mandando.

—¿Tienen vida propia?

—Van generando los diálogos y la historia. A mi me gusta el final al que me llevan porque cierra bien la historia.

—¿Y el autor cómo los integra a su idea?
—¿Cuál es el interés de leer un libro si se sabe el motivo del crimen? Acá no se sabe al desenlace hasta el propio final. Mi objetivo es contar cosas que imaginé, que tienen algún sentido y dentro eso voy insertando mis pensamientos. Y ahí voy metiendo el amor por una persona más joven que sucede todos los días, por ejemplo. O sea, la vida.

—La novela maneja la tensión de una manera muy interesante. ¿Cuánto le dedica a esa estructura?

—A mi me tiene que interesar lo que viene dos páginas después y yo tengo que dar las claves para que te interese. Si no, no hay novela. ¿Cómo se puede hacer una novela de una cosa que no es tan importante para el mundo si no es generando expectativa e interés?

—La conspiración de Ibiza es más violenta que La muerte del espía inglés, ¿era su intención?

—Hay más violencia pero no directamente.
—¿En qué está trabajando ahora?
—Tengo un proyectito pero hasta que no termino con la difusión de un libro no empiezo con otro. Tengo apuntes, no tengo mucho. Es algo sobre el amor y la vida, pero no tengo aún la trama. Pero va a tratar sobre la evolución del concepto del amor a través de los años. No es lo mismo un amor adolescente que después de los 50.

—¿Ese proyecto va a a irse inevitablemente hacia lo policial?

—No creo en los géneros pero todas las grandes novelas tienen algo de policial.

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