Daniel Elissalde es un apasionado del Centro, al punto que cree que, por ejemplo, su principal avenida no está tan mal después de años de decadencia. Sabe de lo que habla, no sólo porque la recorre todos los días desde siempre, sino porque la ha estudiado tanto como para certificarlo en un libro.
Se llama Montevideo a través de 18 de julio y es la historia de esa arteria, como anuncia desde la tapa, desde que fue el Camino Real hasta convertirse en la princial avenida. El libro está prologado por GerardoCaetano e ilustrado con fotos históricas que consiguen lo que Elissalde se proponía: hacer una caminata histórica deteniéndose en cada esquina, sumando historias. El recorrido termina en el monumento aEl Gaucho, la 18 de julio original.
Elissalde, que tiene un entusiasmo contagioso por el Centro, ya publicó Historias del Palacio Salvo (el edificio del cual es guía en sus visitas) y Una travesía de la fotografía al cine, entre otros libros. Y este es un resumen de una charla con El País.
—Usted es un hombre del Centro...
—Desde chico siempre viví por acá y el paseo era ir a 18 de julio. Dieciocho siempre fue la calle más linda. Y en el tramo que abarca el libro desde la Plaza Independencia a El Gaucho, que es su recorrido original, ahí estaba todo.
—¿Y cómo llevar ese amor a un libro?
—Puntualmente, el Centro de Fotografía convocaba para una edición y se me ocurrió hacer una que se llamara “Balcones de 18” que al final no me dio el tiempo para completar. Para ese proyecto empecé a escribir una introducción, me entusiasmé y terminó en un libro.
—¿Cómo se construye un retrato de la ciudad a partir de su calle principal?
—Me pareció interesante mostrar cómo la historia de la ciudad se reflejaba allí. La primera parte del libro es un repaso cronológico. Ir hasta cuando la ciudad era colonial, cómo la calle de las tiendas, pasó de ser Sarandí a 18. Ver cómo se fue haciendo eso y cómo se fue construyendo con las prácticas culturales. Esa sería la parte más teórica del libro. Es un lugar antropológico el Centro, y que se puede definir por líneas, por intersecciones y por encrucijadas, y justamente por las plazas, las esquinas y su línea.
—¿Cómo lo estructuró?
—Originalmente lo iba a dividir en listas (los boliches, los cines, las tiendas) pero me pareció un poco aburrido. Me resultó mucho más lindo hacerlo desde sus esquinas y sus plazas. Y ahí se ve cómo la avenida se fue construyendo con la gente que se encontraba para divertirse, ir al cine, al teatro, a tomar un café, a hacer una tertulia. O a festejar: hay una foto de 1919, tras una Copa América que ganó Uruguay que se ve 18 llena de gente. Y a protestar. Después de cada capítulo hay una crónica cortita de acontecimientos que pasaron por 18. Cosas bien puntuales: cómo fue el recibimiento de los Olímpicos del 24, por ejemplo.
—¿Por qué calle pasaba la ciudad antes de 18 de julio?
—En 1830 estaban la muralla y la plaza, que era la mitad de lo que es ahora y ahí empezaba 18 que era el camino de entrada y salida de la ciudad. Ahí había una feria, un mercado. Pero hasta 1830 cuando tiran la muralla, la calle principal de la ciudad era 25 de mayo, la calle del portón: ahí estaban todas las tiendas, los cafés, los teatros. Después poco a poco se fue para el llamado Boulevard Sarandí. Y en 1880 tiran el mercado, la plaza toma su trazado actual y ahí nace 18 de julio.
—Que iba solo hasta Ejido...
—Claro porque la Ciudad Nueva era desde la Ciudadela a Ejido, que era hasta donde llegaba el tiro de cañón. Incluso antes era el Campo de Marte donde como estaba al alcance de un cañón, ahí no se podía construir nada con materiales duraderos. Desde la Ciudadela hasta la Intendencia era tierra de nadie porque no podía venderse. Cuando se declara la Independencia el primer interés que tienen es que empezar a trazar esa calle y que se vendiera para llevar plata para el Estado. En el libro se ve que hay nombres muy famosos entre los que compran las primeras manzanas de la Ciudad Nueva.
—Y eso activa la avenida.
—Ahí, la gente se empezó a animar a ir. El edificio del Ateneo en la Plaza Libertad es de 1900 y era que recién la gente llegaba hasta ahí. ¡La primera construcción fue una casa de pólvora! Pero para 1915, el Boulevard Sarandí empezó a ceder lugar a 18.
—Y ahí comienza su caminata histórica...
—Que sirve, por ejemplo, para ver cómo se va cambiando el punto álgido del Centro. Al principio el lugar de reunión era Juncal, ahí estaban el Solís o el Polo Bamba y de a poco se fue mudando para Andes, a la que en los años 20, le decían, la pequeña Corrientes: desde Canelones hasta Uruguay estaban el Teatro Urquiza, el Artigas, el cabaret que estaba abajo del Teatro Artiga, boliche, el Sport del JockeyClub. En la década de 1940, la movida estaba en la plaza Cagancha: ahí estaban la Onda, el Sorocabana, el café Libertad, el café Ateneo y después el Plaza. Y de ahí se termina extendiendo hasta Ejido.
—¿Y cómo se vuelve el paseo de compras?
—En 1920 empieza el apogeo del London Paris, ahí en 18 de RioNegro, y surgen las grandes tiendas por departamentos como Angenscheidt,Aliverti, Soler.Y a fines de los 50, esas grandes tiendas (porque 18 refleja también los cambios de la sociedad) ya no corrían más y empiezan las galerías y es el gran boom.Cuando se inauguró la Galería Central, por ejemplo, se cortó 18, pusieron reflectores de la Aviación.Era un nuevo modo de vender y eso se fue terminando hasta que en 1985 empezaron los shoppings y ahí las galerías entran en decadencia.
—Todo eso fue cambiando la fisonomía de la avenida...
—Imagínate que, por ejemplo, la Galería Cristal, ahí en 18 y Julio Herrera, era Angenscheidt. La Central, enfrente, había sido el Tupi Nambá nuevo, que era más lujoso que el original. La Galería Florida era la Confitería Americana. Y claro, la Galería Delondon había sido el London París. Y eso nos engancha con las historias de los boliches.
—¿Y cuál fue el mejor momento de 18?
—Los años 40, los 50. Hay una lista de cines que había en 18 y es una cantidad enorme de la que ahora solo quedan la Sala Nelly Goitiño que era elEliseo y la Sala Zitarrosa que era elRex. En el libro hay un testimonio de un argentino que dice que no le tiene nada que envidiar a ninguna avenida porteña. Y es verdad, pero 18 siempre fue a escala nuestra.