Más vigor y rimas complejas

| Recovery. El último álbum del rapero de Detroit ya copó los charts y es un éxito en ventas

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En primer lugar, tal vez nunca debió haber un espacio para Eminem. Tan solo una década atrás apareció como un improbable conquistador del mundo, un rapero blanco de Detroit, con una notoria obsesión con la violencia y la disfunción social.

Pero su megaéxito fue afortunado e inexplicable, según los cánones normales de medida. Ciertamente, y en retrospectiva, es tentador ver el ascenso de Eminem como un parásito, incluso ahora que han pasado muchos años desde su apogeo comercial.

La semana pasada editó Recovery, su sexto disco en solitario con una discográfica grande, el primero que edita como un hombre sobrio y el más solitario de todos.

En muchos sentidos, el Eminem capturado en Recovery recuerda al artista que una vez fue, antes que el espíritu de otrora se apoderase de él. Aún tiene las mismas preocupaciones "familiares": gore caricaturesco, agresión sexual y un rapeo increíblemente intrincado. Suena ahora con más vigor que en cualquier otro disco que haya editado desde el 2002, el año de su último disco fuerte, The Eminem Show, y de la banda de sonido de su película casi biográfica 8 Mile la calle de las ilusiones.

Durante los primeros años de su fama, el rapero blanco, que nació con el nombre de Marshall Mathers, ejerció un modo pop gravitacional y fue imposible de imitar, cosa que lo hizo más poderoso. Pero a lo largo de los últimos años, mientras se recluía en un aislamiento alimentado por las drogas, se ha convertido en la nada.

En 2010 es una verdadera anomalía; por un lado no es parte integral del paisaje del pop, tampoco lo es del rap. Se convirtió en una figura de ventas multimillonarias, utilizando un estilo peculiar que alguna vez traspasó el mundo pero que ahora se siente anacrónico.

Recovery podría haber sido su oportunidad para una reevaluación o redefinición, un disco que lo hubiese conducido hacia un campo tópico algo complicado. En lugar de eso, Eminem lo ha usado como plataforma para reafirmar sus valores más básicos, despojándose totalmente del trauma autoimpuesto en estos últimos años. Él mismo sabe qué tanto daño se hizo a su propia reputación. "Los últimos dos discos no cuentan", rapea en la canción Talkin`2 myself. "En Encore usaba drogas", "Relapse fue tirarnas por el inhodoro".

Lo que queda detrás es el mismo chico malhumorado que siempre ha sido, el que fue rescatado y emprolijado por Dr. Dre y mantenido por la adulación de la crítica, el éxito comercial y la automedicación. Si este disco fuese de un artista nuevo, seguro que nos encontraríamos desconcertados, desilusionados, pero con Eminem esto resulta encantadoramente despojado, casi ¿minimalista?

Rap frenético. Primero que nada, el rapeo de Eminem se ha mantenido intacto y es todavía una maravillosa maraña de rimas complejas que aparecen, que son atléticas demostraciones de su manejo del lenguaje.

Tomemos como ejemplo esta frase que corre perfectamente en la canción No love: "Cold hearted, from the day I Bogarted the game, my soul started to rot, fellow. When I`m not even at my harshest, you can still get roasted cause Marsh is not mellow".

A través de todo su flamante disco, este "niño terrible" prácticamente se agota de rapear a un ritmo frenético. De alguna manera recuerda al Eminem de 1997, el momento en que su alter-ego de Slim Shady se estaba formando, cuando los juegos de palabras importaban más que el tema o el tono. Esa inclinación puede ser una molestia también: sólo porque las palabras rimen no quiere decir que deban forzosamente hacerlo.

En Not afraid, el primer simple, hace un repaso de su ascenso hacia la sobriedad: "La forma en que me siento, es suficientemente fuerte para ir al club o el pub de la esquina, y bajarme todo el contador de licor, porque estoy alzando la barra (de medida)".

Afortunadamente hay un puñado de signos de lo que alguna vez fue su marca de fábrica, es decir las referencias a la cultura pop. Michael Vick, Brooke Hogan, David Carradine, David Cook. Una década atrás ellos marcaron a Eminem como un provocador que ansiaba enfrentarse a sus enemigos. Ahora las mismas referencias sugieren que se ha convertido en un consumidor pasivo de cultura pop. Incluso los anuncios frontales que se hicieron para promocionar el disco, suenan como chistes.

Lo que Eminem no ha dejado atrás es su gusto para la producción grandilocuente. Las bases, especialmente aquellas más roqueras aportadas por Dj Khalil y un par de Boi 1da, se sienten más vibrantes que cualquier cosa que haya rapeado desde que Dr. Dre lo producía al comienzo de su carrera. Y eso se vuelve malo, especialmente cuando suena muy distinto al tener por debajo un ritmo optimista.

La canción W.T.P., producida por Supa Dups, está fuera de lugar, aunque fuerza a Eminem a meterse en estructuras de rimas más livianas y flexibles. Es lo más vivo que puede sonar en este disco.

Con todo, aun en esa parte, es limitado en su rango tópico. Y dados todos sus cambios de vida en los últimos años, es llamativo que muestre tan pocas capas de personalidad en este nuevo trabajo discográfico.

Éxito: "Recovery" es la séptima producción de estudio, lanzada aquí el pasado 24 de junio.

Voces de un disco despojado

Lil Wayne

Otra de las estrellas del complejo universo del rap, Wayne, que recientemente volvió a tener líos con la justicia, pone su temperamento en el nuevo disco de Eminem. Y lo hace en la canción No love (pista 9), que fue trabajada con el productor Just Blaze. Otra de las realizaciones interesantes de este Recovery.

Rihanna

La seductora (y también polémica) morena canta con el rapero blanco de Detroit en la canción Love the way you lie (pista 15 de Recovery), con la producción de Just Blaze. Un oscuro rap en el que Eminem dibuja el mapa de una relación signada por reiterados abusos.

Pink

El otro toque femenino, y blanco, de Recovery. La siempre eficiente (y no siempre bien explotada) artista pop pone su voz en Won`t back down (pista 4). En el estudio, Eminem contó con el apoyo del experiente productor Travis Barker para su registro.

Un excéntrico técnico en la historia del rap

Donde Eminem va un paso más profundo en Recovery es en la canción Talkin` 2 myself, donde repasa cómo su dependencia de las drogas lo llevó a considerar disparar a Lil Wayne y a Kanye West y llevarse aquello de lo que su rapeo nunca careció: confianza. De otro modo, los únicos momentos de estiramiento y relajación aparecen en las canciones So bad y Seduction, en las que coquetea con opciones extrañas. Escucharlas deja claro que Eminem, quien a sus 37 años es uno de los más excéntricos técnicos de la historia del rap, aún no tiene idea de cómo envejecer cómodamente. Y en aguas menos competitivas eso no sería un problema tan grande. Pero en el hip hop actual los raperos más populares son también los mejores, como Lil Wayne, quien aparece en este disco, Jay-Z, con quien Eminem compartirá escenario en setiembre, e incluso estrellas menores como Cam`ron, Fabolous y Rick Ross. Cuando Eminem apareció por primera vez, era una rareza, inspirando tanto batallas culturales como halagadoras notas de los críticos que querían convertirlo en algo más que una simple estrella del rap. Estaba más que feliz de darles el gusto, incluso si eso implicaba perderse en el camino. Pero hoy más que nunca, ser una simple estrella de rap implica un trabajo complicado. Es exactamente eso, en lo que este feroz rapero de Detroit podría ser genial.

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