Michael Caine y Demi Moore tras una fortuna en diamantes

Pareja. El dúo actúa en "Un plan brillante", que llega mañana a carteleras

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GUILLERMO ZAPIOLA

La pareja es atractiva, en especial su extremo masculino. Michael Caine y Demi Moore unen fuerzas para cometer un robo perfecto en "Un plan brillante", que se estrena mañana.

Dirigida por el británico Michael Radford (autor de 1984, El cartero y El mercader de Venecia, entre otros films), Un plan brillante pertenece a un subgénero del cine policial que suele alimentar las fantasías de todo un sector del público: el de los ladrones de guante blanco, cuyas eventuales víctimas son individuos o empresas millonarias mucho peores que ellos. El propio personaje de Caine ironiza al respecto en una línea del diálogo del film: "A veces, para hacer algo bueno hay que hacer algo malo".

Demi Moore encarna a una empleada de la London Diamond Corporation, la principal empresa de diamantes del mundo en 1960. Es una ejecutiva totalmente entregada a su trabajo, que experimenta empero una gran frustración al ver que su carrera no avanza, entre otros motivos por culpa del machismo hegemónico que domina la compañía. Finalmente cae en la tentación susurrada por el Sr. Hobbs (Caine), un veterano empleado de mantenimiento, amargado por haber pasado su vida arrinconado en un trabajo secundario, que afirma tener un plan perfecto para desvalijar la compañía sin dejar rastros. Allí empieza el suspenso, matizado por una dosis de humor "british". Sobre el papel, el material puede parecer convencional, pero el productor Michael Pierce ha defendido "la absoluta originalidad" del guión del debutante Edward Anderson.

El veterano Michael Caine reconoce que "se enamoró casi de inmediato" del libreto de Anderson, y que tiene para ello incluso razones personales. El actor recuerda que su madre era limpiadora (en el Parlamento británico nada menos), y que eso lo hizo entender de inmediato al personaje que debía interpretar. El personal de limpieza es invisible, explica Caine, y nadie parece darse cuenta de que lo oye todo.

Un diálogo del film refuerza la idea, cuando el protagonista señala que "la gente mantiene unas conversaciones increíbles delante de los limpiadores, es como si ni siquiera estuvieran allí`. De ahí que el personaje pueda planear su golpe: nadie en la empresa se da cuenta de que está escuchando cada una de sus palabras.

Caine confiesa que le tomó rápidamente cariño al personaje. Lo considera el clásico hombre oprimido que se rebela contra los poderosos y les gana la partida. "A todos nos gustan los desamparados", asegura. Lo reconoce como obsesivo, alguien convencido de que ha sido maltratado toda su vida, y que se ha vuelto muy astuto en ocultar sus obsesiones. "Hobbs no es un mal tipo", sostiene el actor, "simplemente cree que le han tratado mal y tiene un ardiente deseo de revancha. En parte son sus creencias de clase y por otra son sus valores políticos. Cree firmemente que a los mandamases de la empresa les gusta recibir pero no dar".

Por su parte, Demi Moore sostiene que lo primero que llamó la atención en su personaje fue "su fragilidad". Al menos, ese era el aspecto sobre el que el director Radford insistía particularmente. A ella le pareció una manera muy acertada de describirla, porque cree realmente que esa ejecutiva postergada "está incómoda y es frágil". Es una mujer que se ha movido siempre con un objetivo claro, y que a lo largo de la película se da cuenta de que su sueño no es lo que pensaba que iba a ser.

Demi reconoce que al principio no le fue fácil meterse en la piel de una americana que lleva veinte años viviendo en Londres y que procede de una época en la que las personas con formación eran realmente arrogantes, un prejuicio que en su personaje se redobla por el hecho de ser mujer. La actriz sostiene empero que su Laura es una mujer muy diferente a ella: no creo que las ejecutivas de hoy en día (recordar que la película transcurre en 1960) puedan sentirse identificadas con la opresión que esa mujer experimenta. Sólo es posible imaginar cómo era la situación entonces.

A Demi le interesó particularmente la evolución de su personaje. Al principio es una persona muy egoísta, no tiene nada que compartir con nadie y sólo le interesa su beneficio personal. Sin embargo, se le da una oportunidad, para ver más allá de sí misma y hacer algo más desinteresado. Aunque, irónicamente, esa oportunidad consista en el robo a una compañía diamantífera. La vida tiene esas sorpresas.

Perennidad y regreso

Michael Caine no regresa porque nunca se fue. Desde sus comienzos como actor teatral en los años cincuenta, y luego su salto al cine en los sesenta, este británico de origen humilde que se las arregló para encarnar, preferentemente, personajes de aristócrata, ha mantenido una de las carreras más persistentes y pobladas de toda la industria cinematográfica. Desde su oficial colonial en "Zulú" hasta el mayordomo Alfred, en los más recientes films de Batman, Caine ha estado siempre en el tapete. No es el caso de su compañera de reparto.

Demi Moore llegó al estrellato con "Ghost" y pudo durar algún tiempo en el "club de los doce millones". Tras el fracaso comercial y artístico de "Strip- tease" cayó al precipicio, y le ha costado salir (papeles de relativo interés en "Mr. Brooks" y "Los ángeles de Charlie", por ejemplo. Volver con un policial de Michael Radford y junto a Caine es un nuevo empuje.

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