Mozart: la música religiosa inacabada

HUGO GARCIA ROBLES

LAS COLUMNAS

Curiosamente, las dos obras mayores de inspiración religiosa que abordara su genio, Mozart, no logró terminarlas por diferentes razones. En ambos casos, quedaron inconclusas. Una es la Misa en do menor IK 427 y la otra el Requiem, que como sabemos fue finalizado por un discípulo.

En una carta dirigida a su padre el 4 de enero de 1783, el maestro explica que, enferma su futura esposa Constancia Weber, hace el voto de componer una misa que sería interpretada cuando sanara y pudieran unirse en matrimonio.

Este hecho otorga a la Misa una particularidad que no registra ninguna otra obra de Mozart: originarse por un motivo puramente moral, sin que mediara ningún encargo ni razones prácticas de compromiso artístico. Finalmente, en la iglesia donde había sido bautizado, en la ciudad de Salzburgo, el 25 de agosto de 1783, tiene lugar la boda y el estreno de la misa que encuentra en la propia Constancia la soprano de esta ejecución.

Mozart amaba las obras de Juan Sebastián Bach y Jorge Federico Haendel. La presencia de estos dos maestros es perceptible en el estilo de varios pasajes de la misa, sin omitir como señala Saint-Foix, las influencias de otros como Hasse, Pergolesi y Scarlatti.

Pero lo sorprendente es que sin razón conocida que lo explique, la misa termina con el Credo inconcluso. El otro caso de obra religiosa inconclusa es el Requiem. Se sabe ahora perfectamente quien era el misterioso personaje que le encarga a Mozart, en julio de 1791, una misa de difuntos, originando con sus precauciones ideas fantásticas en el maestro. Según esas presunciones descabelladas, era la muerte misma quien solicitaba la obra y el propio Mozart el destinatario de su empleo. Las investigaciones posteriores explicaron las causas de este proceder inquietante: el personaje deseaba adjudicarse la autoría del Requiem, lo cual no era para nada excepcional en esos tiempos.

Sin embargo, a diferencia de la Misa en do menor que permaneció inconclusa sin razones que lo expliquen, la enfermedad y la muerte de Mozart son la causa de que la obra maestro del Requiem no fuera terminado. El manuscrito original se encuentra en la Biblioteca Nacional de Viena. Son de la mano de Mozart las partes Requiem y Kyrie. Luego aparecen en las páginas restantes otras caligrafías que pertenecen a otras tantas manos, aceptándose que fue Süsmayer quien finalmente completó la obra, apoyándose en numerosos pasajes en anotaciones del propio Mozart.

La Misa en do menor podrá escucharse en el Solís, el viernes 14 y el sábado 15 próximos, a las 20 horas. La orquesta y el coro del Sodre y solistas uruguayos bajo la dirección del maestro peruano David del Pino Klinge, clausuran así la temporada actual.

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