Dice que la historia que tiene con Uruguay es de un amor y una alegría sin igual, porque fue aquí, en esta tierra, donde mostró su música por primera vez fuera de fronteras. Dice que de acá siempre se va nutrido y que para esta noche, en la que volverá a presentarse en Montevideo pero con música nueva, tiene intenciones claras.

El rapero argentino Acru, uno de los más destacados de su generación, nacido Agustín Cruz y de 26 años, se presentará hoy a las 20.00 en Montevideo Music Box (Larrañaga y Joanicó), para adelantar los temas de El Don, su segundo y muy esperado disco del que ya se conocen “Josear” y “Trono”. Hay entradas en Redtickets.

“Me encantaría que puedan estar ahí, conectados, despiertos, entregados, y armar esta energía increíble que siempre se arma sola cuando voy por Uruguay”, dice Acru a El País, antes del show. “Creo que nos espera una noche mágica, fuerte, y un nuevo puntapié para todo esto que se viene”.

—Estás cerca de presentar El Don, un disco al que le dedicaste cuatro años. ¿Por qué, en tiempos donde la música se consume de manera tan inmediata, necesitaste trabajar un proceso a tan largo plazo?

—Decidí laburar un disco con esos tiempos porque quería hacer una obra que me significara un salto de calidad a nivel artístico. Sé que la música y la industria tienen otro tipo de tiempos y formatos, pero realmente quería hacer algo que me nutriera en mi ADN artístico, que me ayudara a mejorar. Hubo momentos en que fue muy difícil, lo dudé, me costó, no lo disfruté, y también hubo muchísimos otros en los que sí. Creo que fue una enseñanza.

—Tu nueva canción “Josear” se relaciona con tu infancia en Tucumán, con los orígenes. ¿De qué manera te definieron los años en el norte?

—Creo que los ojos y la sensibilidad que me desarrolló la infancia en Tucumán me van a acompañar toda la vida. Hay una conexión con los colores, con la tierra, con el sentido de pertenencia, con lo originario que es un principio que está en mi vida y que trato de cuidar y de mantener y lo relaciono muchísimo con mi infancia en Tucumán, con toda la vivencia, el movimiento que hay en el norte, la falta de trabajo, el desarraigo, la naturaleza, la lucha. Hay una conexión con la tierra, el desafío y la evolución que es un principio que me acompaña desde chico en Tucumán.

—Si El Don es una nueva carta de presentación tuya al mundo, ¿qué dice? ¿quién es el Acru de hoy?

—El Don vino a espejarme y a mostrarme que tenía que liberar todavía más al artista que está dentro mío. Creo que mis palabras, mis prejuicios, ciertos decretos, me fueron atando con el tiempo y nublándome sobre la base con la que estaba haciendo las cosas, y El Don fue un material que vino a decirme: “Che, estoy acá, ¿cuándo me vas a dar lugar? ¿Cuándo le vas a dar lugar a esta parte de vos, a este criterio, a este recorrido, a esta sensación, a esta toma de decisiones?”. El Don vino a ser eso, la puerta y presentación de una visión artística más grande, personal. El Acru de hoy es un artista que sueña, que se desafía, que trata de disfrutar los procesos, y que está entregado a caminar con la música.