Aitana atraviesa un momento bisagra en su carrera. La española, responsable de éxitos como “Mon Amour (remix)”, “Formentera” y “Vas a quedarte”, está a punto de publicar Alpha, su tercer álbum, que marcará un nuevo rumbo en su camino. Ese proyecto, que sucederá al celebrado 11 razones (2020), aún no tiene fecha exacta de salida pero, según le adelanta la artista a El País, ya estará publicado cuando visite Montevideo por segunda vez.

Su debut en Uruguay ocurrió ennoviembre del año pasado, con entradas agotadas, en el Palacio Peñarol. El miércoles 20 de diciembre volverá para actuar en el Antel Arena. El show estará enmarcado en el Alpha Tour —que estrenará el 1° de octubre en Valencia—, y las entradas ya se venden en Tickantel.

Hasta las 11.59 de este lunes continuará la preventa exclusiva para tarjetas de crédito de BBVA. Luego, a las 13.00, iniciará la venta general. Los precios van de 1500 a 4600 pesos.

Antes de su regreso y de la salida de Alpha, la artista de 24 años dialogó con El País.

—¿Qué recordás de tu show en el Palacio Peñarol?

—Fue muy fuerte porque fue el penúltimo concierto del 11 razones Tour. En realidad era el último, pero mientras estaba en Uruguay decidí hacer un Wizink en Madrid para cerrar esa era que duró dos años. Pero como no estaba segura si el Wizink se iba a hacer, viví el show de Montevideo como si realmente fuese el último. Estaba muy triste porque no quería que se acabase, pero a la vez me sentía muy feliz por estar por primera vez en Montevideo. Es una ciudad maravillosa y la gente es espectacular. ¡Comí tan bien allí! (se ríe) Fueron días muy bonitos. Ahora voy a ir con un concierto completamente distinto al anterior, con un equipo bastante más grande y bailarines. Espero que no se lo pierdan; tengo muchísimas ganas de volver a Uruguay.

—El 1° de octubre vas a iniciar el Alpha Tour, que tendrá un repertorio renovado. ¿De qué manera te refleja como artista?

—Me refleja al 100 por ciento. Yo estoy hace tres años sin nuevo álbum, y parece que en todo este tiempo estuve haciendo Alpha, pero en realidad había estado trabajando en otro disco. Muchas de esas canciones quedaron guardadas en un cajón porque sentía que ya no me representaban, entonces en enero me fui a Los Ángeles e hice casi todas las canciones de Alpha de nuevo. Estuve dos meses entre Los Ángeles y Miami, casi sin salir del estudio, trabajando en este álbum que me representa al 100 por ciento como artista. Mi verdad está en Alpha. Y no lo digo solo por las letras, sino por el nivel musical y de producción.

Foto: Difusión.

—“Las Babys” y “Los Ángeles”, dos de los adelantos de Alpha, reflejan tu interés por acercarte al pop electrónico y se distancian del sonido guitarrero de 11 razones. ¿Qué te interesó de este nuevo abordaje musical?

—Yo soy muy de experimentar. Me encanta el pop de siempre y es verdad que vengo del pop-rock, pero ahora me apetecía hacer música de club y eso me llevó al pop electrónico con referencias de los noventa. Me enganché con ese sonido y le he querido dar esa forma a Alpha, aunque debo decir que tiene un poco de todo y sigue un concepto.

—Hace días publicaste un adelanto del Alpha Book que acompañará el concepto del álbum. En una de sus páginas hablabas del “arte como medio para comunicar y ofrecer un mensaje de universalidad”. ¿De qué manera ese interés refleja la intención del disco?

—Yo no quería que Alpha fuese simplemente un disco, sino que fuese una comunidad en donde todos se sientan seguros. Quiero que cuando vengan a los conciertos, las personas se sientan representadas. Hace mucho que estaba pensando en hacer algo sobre la generación Z, pero luego me di cuenta de que es un tema muy trillado, así que preferí hablar de la nueva generación, la Alpha, que inició en 2011, y es una apuesta al futuro y a los valores que queremos abrazar, como la sororidad, el empoderamiento y la igualdad.

—Mencionaste que, originalmente, tenías otro disco en mente. ¿En qué momento descubriste que querías utilizar las canciones como medio para enviar un mensaje?

—2023 fue un cambio de vida para mí porque he tenido muchos cambios a nivel personal y por eso decidí cambiar el rumbo de mi música. Todo eso te inspira a componer y a ser una nueva tú; es, de alguna forma, un renacer. En este plan de hablarle a la generación que viene, la idea de Alpha me pareció muy potente porque siempre se suele hablar del macho alfa pero no de la mujer alfa. Y me interesó hablar de esa mujer empoderada que también tiene sus días horribles en los que se siente insegura. Las letras del disco son muy reales y, a su vez, contradictorias porque algunas hablan de que estoy bien y otras de lo mal que he podido hacer algo. Es que así es la vida y sus cambios de emociones.

Foto: Difusión.

—En ese sentido, siempre ha hablado de la importancia de la trasparencia en tu obra. ¿Qué valor le das a esa intención a lo largo de tu camino?

—Yo no puedo no ser yo misma y ni siquiera me lo puedo imaginar porque no me saldría hacerlo. A su vez, sé que eso repercute en mi exposición y suele ser difícil porque hay cosas que prefiero dejar para mi vida privada, pero como soy tan yo eso deja paso a que la gente opine sobre mi vida. Es difícil, pero lo entiendo porque es parte de mi trabajo. De cualquier manera, soy muy distinta en el escenario a como realmente soy en persona. Ahí sí hay un contraste porque en el escenario me considero una persona fuerte y segura, pero en mi vida soy más tímida y vergonzosa, pero cuando estás frente a 50 mil personas tienes que dejar todo eso de lado.

—¿Qué te brinda el escenario para que logres cambiar de piel por unas horas?

—Seguridad. Me hace quererme más porque aunque sea una personas conocida, a veces me cuesta darme cuenta que mucha gente me quiere. Cuando estoy en un lugar con mucha gente y alguien me pide una foto, digo:“¿Me lo pides a mi?” (se ríe). Todavía me cuesta darme cuenta de lo que he ido consiguiendo porque, a veces, se me plantean varias preguntas traicioneras en la mente. Entonces, el escenario me recuerda que sí valgo y que toda esa gente que he venido a verme hace que no pueda fallar. Pero no por nada, porque fallar también es bonito y te permite aprender, pero es que la gente viene a pasárselo bien y a desconectarse de sus problemas y de sus miles de cosas pendientes. Entonces, el escenario me quita mis inseguridades y me invita a darlo todo.