Alex Ubago, antes del final de "La Voz Kids": cómo fue vivir en Uruguay y la gran lección del reality

El español Alex Ubago fue uno de los coaches internacionales de "La Voz Kids", que termina este lunes. De eso y el tema que grabó con Lucas Sugo, esta charla.

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De vuelta en Uruguay para el último de los tres períodos que vivió este año en Montevideo, Alex Ubago está en el punto justo entre la alegría y la pena. Todo el disfrute que le dio La Voz Kids, el programa de Canal 10 que lo tuvo como coach internacional, se contrapone al dejo amargo del fin de ciclo, a la particular dicotomía de la despedida.

Mañana, con una emisión en vivo desde el Centro de Eventos del Latu, será la gran definición de la primera temporada de la versión infantil y juvenil del reality, que había debutado el año pasado con una edición de concursantes adultos. Ubago vino entonces como coach invitado, estuvo un par de jornadas y el “feeling”, dice, fue tan bueno que abrió las puertas para este regreso.

Así, en 2023 vivió en Uruguay las dos semanas de la grabación de las audiciones a ciegas, entre enero y febrero; los 25 días que duró el rodaje de todo el resto del programa, y otro puñado de días ahora, para este desenlace que ya tuvo semifinal en directo y que se cerrará en horas. Por compromisos laborales se perderá el show que La Voz Kids —los ocho finalistas y los coaches locales, Agustín Casanova y Ruben y Julieta Rada— darán este viernes en el Antel Arena, y para el que hay entradas en Tickantel.

De este proceso, lo que se lleva de Uruguay, su amistad con Lucas Sugo y más, Alex Ubago charló con El País, y avisó que prepara volver con recital propio en noviembre. Este es un extracto de esa conversación.

—¿Qué es lo mejor que te llevás de la experiencia de La Voz Kids, tu mayor aprendizaje?

—Mi mayor aprendizaje probablemente sea el de no olvidarme que la música sigue siendo un juego. El trabajar con niños, trabajar en La Voz Kids, me ha hecho volver de alguna manera a mi infancia, recuperar a ese Alex niño, esa ilusión que uno tiene en ese momento. Porque cuando ya la música se convierte en un trabajo, en un modo de vida, quizás pierdes un poco la inocencia. Y la posibilidad de compartir esta experiencia con ellos me ha hecho recuperar esa sensación, esa ilusión de disfrutar de la música sin sufrir tanto.

Alex Ubago
Alex Ubago, cantante y coach de "La Voz Kids Uruguay".
Foto: Estefanía Leal / El País

—En tu vida de hoy, en la gran estructura de la industria, ¿qué es lo más lúdico que tiene la música?

—Yo creo que el compartirla. La música está hecha para compartirla, con el púbico que viene a ver tus conciertos, con tus músicos, otros productores, la gente con la que creas esa música, otros artistas... Ayer mismo (por el martes) estuve trabajando en una cosa muy bonita con Lucas Sugo, con el que he hecho una gran amistad; es algo muy especial que está por venir. Pasamos una tarde entera en el estudio y salimos los dos con el pecho superhinchado y la sensación de haberlo pasado bien, de haber creado de la nada algo superbonito. Y todo eso tiene que ver con el hecho de compartir. Al principio de mi carrera estaba muy encerrado en la soledad del solista, y con el tiempo y los años he aprendido a abrirme más. Porque al final un juego es mejor cuando lo compartes.

—¿Vas a probarte en la charanga con Lucas Sugo?

—No es charanga… No te voy a decir nada todavía porque no puedo soltar prenda. Sí te puedo contar que hemos hecho juntos una canción, que saldrá más pronto que tarde y que es algo muy especial. Diferente para mí, y yo creo que puede conectar mucho con la gente. Ojalá que sí.

—Aquí estuviste bastante ocupado, porque además de esta grabación y de La Voz Kids, filmaste un videoclip con el dúo Escarlata, que acaba de salir.

—Efectivamente. Daihu (Rosenblatt) es uruguaya, Lulú (Mena) es mexicana, están las dos afincadas en México y es un proyecto muy bonito el suyo. Me invitaron a grabar con ellas “Te tocaba a ti llorar”, las conocí por un amigo en común, me llamaron para hacer el videoclip justo cuando estaba yo aquí, en plenas grabaciones de La Voz y me dijeron: “No te preocupes que nosotras vamos a Uruguay” (se ríe). Fue una producción maravillosa, un video que es de película, superbién hecho, y es una canción muy especial. Un bolero, que no es un tipo de canción habitual a día de hoy.

—Lo conociste el año pasado, cuando estuviste de invitado en la primera edición de La Voz, la de adultos. ¿Cómo fue el proceso que te llevó luego a La Voz Kids?

—El año pasado hubo mucha conexión, mucho feeling con todo el equipo, con el país en general; yo ya había venido a Uruguay otras veces pero esta vez fue como mayor la conexión. Y nos llamaron para ofrecernos esa posibilidad de estar como coach principal y me hizo ilusión. Primero, porque era la primera vez de tener la oportunidad de vivir La Voz Kids; segundo, por este equipo con el que ya me sentía muy cómodo, y luego, aunque efectivamente tiene la parte complicada de estar más tiempo lejos de mi familia, estar aquí en Montevideo es un regalo. Lo he disfrutado mucho.

—¿Qué te llevás de Uruguay como país, como comunidad?

—Lo primero que me llevo son buenos amigos, empezando por Dani Rama que fue un poco el nexo de mi primera visita como invitado en La Voz adultos. En principio vine de la mano de una marca, Dani es quien se ocupa de la distribución de esa marca aquí y fue un poco a través de él la primera visita. Y ahí hubo una conexión muy grande con Dani que nos abrió sus brazos y las puertas de Montevideo. Todos mis compañeros: los Rada, Vale, Lucas, Agustín, todo el equipo del programa. Y unos cuantos amigos más que he podido hacer durante la estancia aquí. Me llevo el cariño de la gente que ha sido impresionante desde el primer día que pisé Uruguay el año pasado; hacía bastante tiempo que no venía, y a raíz de lo que implica un programa como La Voz he sentido muy fuerte el reconocimiento de la gente. Me llevo muchas cosas, momentos muy divertidos, la experiencia de conocer más en profundidad el carácter de la gente, la gastronomía, lugares, la Rambla, el tannat... Me llevo momentos inolvidables.

Alex Ubago
El cantautor español Alex Ubago.
Foto: Estefanía Leal / El País

—¿Te enganchaste con el mate o te hiciste hincha de un club local?

—Me he mantenido muy distante (se ríe). En el tema del fútbol sigo sin mojarme, no paran de preguntarme si soy de Nacional o Peñarol pero no me mojo. Y con el mate… lo he probado, pero me pongo como una moto. No estoy acostumbrado. Sí me he aficionado más al tannat, ha sido un descubrimiento ese vino. Y a la música, también. Incluso he llegado a jugar al billar aquí, que me encanta; descubrí un club maravilloso y antiquísimo en el Palacio Salvo y en los ratos libres me he ido ahí a tomarme unas cervecitas y echarme unas partidas.

—De vuelta a La Voz, ¿qué sentís que lleva tus finalistas Agustina y Luana a la definición?

—Sin dudas es una mezcla de cosas. Agus (Espina) y Luana (Fuentes) son dos niñas con mucho carisma, con una personalidad muy marcada, tanto en su manera de ser como en su manera de hacer música, de cantar, de transmitir encima de un escenario. Y realmente creo que tiene mucho que ver con eso. Son grandísimas cantantes, pero hay algo más. La personalidad en la voz, que no imitan a nadie; son muy versátiles, muy abiertas a cantar canciones en las que no se pueden sentir tan cómo das, mucha capacidad de trabajo y de mejora, y con una luz en la mirada y la sonrisa que transmite mucho. Creo que por eso están ellas ahí; son muy jóvenes, apenas están empezando, pero estoy seguro de que en el futuro serán artistas de referencia en Uruguay.

—La final es en vivo, la semi también lo fue. ¿Que fue lo más diferente en un programa así?

—Saber que es en vivo cambia la película. Creo que los coaches lo vivimos midiendo un poco más nuestras palabras, porque sabes que hay una limitación de tiempo; en las grabaciones estás más suelto porque luego en posproducción se corta de aquí o se quita de allá. Pero realmente tratamos de olvidarnos de eso y disfrutar del momento; fue una semifinal maravillosa, los chicos estuvieron increíbles y me quedo supersorprendido de la producción del programa, la calidad y la capacidad de todo el personal. Era un auténtico espectáculo estar allí y ver todo lo que la gente no ve por la tele. He tenido la oportunidad de estar en el programa en muchos países y este no tiene nada que envidiar.

—Pensando en ellas, ¿qué esperás de la final y del show que darán el viernes en el Antel Arena?

—Me da pena no poder estar en el show del 2 de junio, pero me hace mucha ilusión por ellas y los otros seis finalistas que van a tener esa oportunidad maravillosa. Estoy seguro de que va a ser una noche muy bonita, con muchos nervios, mucha ilusión y mucha verdad; todo el mundo que vaya lo va a disfrutar muchísimo. Y de qué va a ocurrir en la final, no tengo idea; me da mucha curiosidad. He podido ver que la votación de la gente y la conexión tiene que ver con algo más que la calidad vocal. En la música no todo es la perfección vocal. Está la emoción, lo que transmitas, y te das cuenta que la gente no solo vota con los oídos sino que vota con el corazón. Me provoca bastante curiosidad saber qué va a pasar, y bastante alivio no ser yo el que tome la decisión.

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