"El amor después del amor", la obra maestra de Fito Páez que nació en José Ignacio

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Fito Páez en la época de "El amor después del amor".

HISTORIA DE UN DISCO

Lanzado hace 30 años, el disco más vendido del rock argentino nació en La Casita, una residencia de José Ignacio donde Fito Páez daría pie a algunos de sus mayores éxitos

"¡Qué revuelo bárbaro! Lxs estoy leyendo a todx! Lxs amo!”, tuiteó Fito Páez el miércoles para agradecer los miles de comentarios, anécdotas y fotografías que sus seguidores le enviaron para celebrar los 30 años de El amor después del amor. Hacía tiempo que el aniversario de un álbum latinoamericano no removía tantos recuerdos. Sin embargo, no es una sorpresa. Al igual que todos los grandes discos, aquel trabajo de 1992 no se trata solo de canciones imborrables: El amor después del amor, que se convirtió en el álbum más vendido del rock argentino, musicalizó la vida de varias generaciones. Y nunca es un mal momento para recordarlas.

¿Quién no se aguantó las lágrimas en un cumpleaños de quince mientras “Brillante sobre el mic” acompañaba el resumen fotográfico de la homenajeada? ¿Quién no se emocionó al escuchar cómo la voz rabiosa de Claudia Puyó irrumpía en “El amor después del amor”? Comentarios de este tipo inundaron las redes sociales durante todo el miércoles. Algunos desempolvaron sus cassettes repletos de humedad, otros rescataron de algún cajón olvidado las entradas del show que ofreció ese año en el Palacio Peñarol y varios recordaron las tardes escuchando “Un vestido y un amor” junto a sus primeras parejas. Ni siquiera es necesario escuchar las canciones; basta con repasar el rostro del aquel flaco de pelo enrulado que protagoniza la portada para que los recuerdos se disparen.

Pero esa nostalgia también invadió al propio Páez. “Un día te llaman y te dicen que El amor después del amor va a cumplir 30 años de su salida, y lo primero que pensás es: ‘Uf, qué rápido pasa el tiempo’”, dijo ese día en un video filmado desde su casa. “Lo segundo que pensás es que eso no te gusta nada, y lo tercero, que es una realidad, entonces aparecen un montón de sensaciones muy hermosas, porque todas las sensaciones ligadas a ese álbum fueron y son muy hermosas”.

El mensaje se completó con la confirmación del ambicioso proyecto del que ya había develado algunos detalles durante su entrevista para el ciclo Caja Negra. “Se me ocurrió grabarlo de vuelta, entero, versionarlo, poner los mismos elementos en distintos lugares, llamar a otros invitados. La lista original era un milagro: Mercedes Sosa, David Lebón, Charly García, Fabi Cantilo, Luis Alberto Spinetta, (Osvaldo) Fattoruso, Ariel Rot, Andrés Calamaro…”, describió.

Y la semana anterior, durante su entrevista con Julio Leiva, se animó a lanzar algunos nombres de los posibles invitados para el proyecto en el que planea embarcarse: Nathy Peluso, Bizarrap, Ca7riel, Dillom, Elvis Costello, Caetano Veloso y hasta Ruben Rada. “Ojalá disfrutemos este nuevo trip”, remarcó en relación a este nuevo trabajo que se grabará a partir de agosto en Los Ángeles, junto a Gustavo Borner y Diego Olivero. “La idea es transformarlo, volver a visitarlo y hacerle cosas nuevas”.

Pero hay más. Al igual que lo había hecho en 2012 con la gira El amor después del amor XX años —que pasó por el Velódromo Municipal con entradas agotadas y cuyo repertorio quedaría registrado en un memorable CD y DVD en vivo—, hasta el año que viene Páez recorrerá  Latinoamérica, Estados Unidos y España de la mano de clásicos como “A rodar la vida”, “La rueda mágica”, “Tumbas de la Gloria” y “Pétalo de sal”.

Y ya hay buenas noticias para los uruguayos: esta fiesta musical tendrá escala en Montevideo. Así lo confirmó Danilo A. Sueiro, director de la productora Gaucho, encargada de sus últimas visitas a Uruguay. Aún no hay fecha ni lugar confirmado, pero hay que estar atentos a las novedades de un show que promete.

"el amor..."

Un clásico nacido en José Ignacio

“Eran épocas de extremos excesos y agradezco a la providencia que me haya permitido llegar hasta aquí”, le comentó, en 2019, el rosarino a El País para referirse a la etapa previa a la grabación de El amor después del amor. Hacía poco que Fito había lanzado Tercer mundo y, por más de que ese disco incluyera clásicos como “Y dale alegría a mi corazón” y “Fue amor” su vida era, básicamente, un desastre. “Estaba en la larga borrachera que prosiguió al asesinato de mis abuelas”, recordó en esa entrevista para definir aquel momento.

Como bien resumió la periodista Leila Guerriero en su perfil sobre el artista, Fito vivía en “una casa derruida usando un cajón de manzanas como mesa de luz”. Pero historia la cambiaría en febrero de 1991 durante una fiesta de disfraces en José Ignacio. “Yo estaba casi sin dientes, tenía una resaca de aquellas y el pelo enredado. Era un mamarracho rosarino pero estaba muy canchero”, le describió a Rolling Stone en 1999. Esa noche se encontró con Cecilia Roth, que acababa de estrenar Yo, la peor de todas y seguía casada. Sin embargo, apenas una frase dicha como al pasar fue suficiente para encontrar sus caminos: “Nena, dame un vaso de vino”.

Al día siguiente, Fito la llamó por teléfono, le cantó “Algo contigo” y la invitó al cine. A la salida, le dejó un cassette con la primera versión de “Tumbas de la gloria” e iniciaron una relación que duraría una década. Con la inspiración encendida y algunas de sus letras más luminosas de su carrera, Páez empezó a darle forma al que muchos consideran su mejor álbum. “Se liberaron fuerzas que estaban atrapadas”, diría luego.

Al verano siguiente, Fito Páez  se encerró 11 días junto a sus colaboradores Tweety González y Ale Avalis en una residencia de José Ignacio llamada La Casita y trabajó sin descanso en futuros clásicos como “Un vestido y un amor”, “Creo” y “El amor después del amor”. Fito, en estado de gracia, improvisó y registró en una sola toma a “Sasha, Sissí y El Círculo de Baba”, una de las canciones más hipnóticas del disco.

De regreso a Buenos Aires, el encuentro con el ejecutivo brasileño André Midani fue esencial. “Cuando vine del veranito con ese material, André abrió los ojos y dijo: ‘Bueno, a este póngale todo’”, recordó en 2012 en una entrevista con Rolling Stone. Y el presupuesto sin límite fue la pieza que faltaba para que Páez edificara su obra más ambiciosa. “Fue un marco perfecto, donde un pibe joven que tiene fuerza para mostrarse y el deseo de comerse el mundo, tiene todo para hacerlo. Todo fluyó”, analizó durante su paso por Caja Negra.

Y El amor después del amor es el resumen perfecto de la personalidad del entonces artista de 29 años. Su lado más rockero y rebelde se refleja en “Tráfico por Katmandú” y “La rueda mágica”, grabada con Charly García y Andrés Calamaro; el más delicado se hace carne en la balada “Brillante sobre el mic” y en “Pétalo de sal”, que incluye la voz y guitarra de Luis Alberto Spinetta; y la búsqueda de la sanación aparece en “El amor...” y “A rodar la vida”. Si a esta unión de influencias y sentimientos se le agrega una refinada búsqueda musical, invitados de lujo y estribillos dignos de estadios, el combo se vuelve imbatible. Es una obra perfecta.

Una tarde de aquel verano de 1991, Fito y sus colaboradores caminaron por la playas uruguayas sabiendo que tenían un clásico instantáneo entre manos. Alguno preguntó cuántos discos podrían vender y Tweety González se aventuró con la optimista cifra de 80 mil. Sin embargo, el número todavía sorprende: para 2012 se habían vendido 1.100.000 copias.

Pero más allá de cualquier número, con El amor después del amor, Páez se ganó su merecido lugar en la historia del rock latino. “Lo que pasó con el disco significó una especie de premio”, le dijo El País. Y todo lo que sucedió lo demuestra.

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