"Capaz que en otros ritmos hasta me iba mejor, pero decidí hacer el camino difícil, porque me encantan las cosas difíciles”, dice y se ríe Ángela Alves en charla con El País. Hace más de dos décadas que la uruguaya ocupa los escenarios desde la música, dejando allí la fuerza y la reivindicación de su ancestralidad.

Es un camino que eligió por vocación y convicción. “Sentía que tenía que desarrollar mi recorrido con la gente de mi etnia, porque somos un grupo bastante sumergido y cuesta desarrollar una carrera artística”, comenta.

Desde sus principios en la música paseó por varios estilos, desde el blues, pasando por el rock y el tango, hasta el samba. Integró agrupaciones como Blues n’ roll, Mestizo, La Calenda Beat, Mbembe junto a Anibal Pintos —con el cual sacó el disco Ciudad Natal que fue nominado a los Premios Graffiti— y Filhos de Jorge, hoy conocido como Grupo Favela. Alves colaboró con artistas de distintas generaciones, incluyendo el joven rapero AVR.

Pero fue en el candombe que eligió dejar su mayor contribución. “Cuando empecé consideraba que dentro del ámbito musical, y sobre todo candombero, faltaban voces femeninas fuertes, principalmente afro. Entonces dije ‘voy por ahí, porque puedo aportar algo’”, cuenta.

Un aporte que dio y sigue dando desde varios frentes. El más reciente está plasmado en Candombes y otras yerbas, un espectáculo donde bucea en el universo musical candombero, atravesando sus diversos compases rítmicos, sumando la milonga a la gran familia del candombe.

Mañana lo presentará en el Teatro Solís, en un concierto compartido con la cantautora Papina de Palma en el marco del ciclo Juntas, promovido por la Asesoría para la Igualdad de Género de la Intendencia de Montevideo. La cita es a las 20.00 y quedan entradas a la venta a 350 pesos en Tickantel.

Foto: cortesía Ángela Alves

Esta es la primera vez que compartirán escenario y la ocasión no solo la entusiasma como refleja una batalla que dio en su trayectoria: fortalecerse entre mujeres. “Es una preciosa oportunidad para cruzar estilos, historias, sensibilidades, públicos. Cada una hará su show, pero también habrá momentos compartidos arriba del escenario. Entonces es mostrar que se pueden juntar dos artistas de género distintos, ¿porque no?”, dice.

Y destaca: “Es poner en relieve el amor, porque en definitiva amamos lo que hacemos y nos juntamos para expandir ese amor que creo que debe existir entre las mujeres para poder caminar juntas, y tiene que ir más allá de lo discursivo”.

La cantante y compositora se presentará con La Andunda, banda que fundó hace nueve años y en la que están Darwin Silva en el piano, Inés Labarca en la flauta, Albana Barrocas en la percusión, Martin Carré en la guitarra, Ceci de los Santos en los Coros y Andrea Facholo en el bajo. Además, el show contará con una performance de baile de Tatiana Tomé y Angela Ramírez.

Con este grupo lanzó en 2020 Ofrenda, su primer disco solista, donde pone de manifiesto el orgullo por las raíces, el ser mujer negra en esta sociedad y las sonoridades de la gran paleta candombera.

“Era una ofrenda para mis ancestros, por eso hay una variación rítmica que lo compone y también armónica y melódica. A su vez, amplía lo que es la familia del candombe, porque a veces la gente piensa que es solo ritmo de 4/4, pero es mucho más”, afirma. Ahí, canciones como “Soy candombe” y “Aué” desnudan el sello propio de esta artista que el año pasado protagonizó en el Sodre la ópera La Perla Negra, en homenaje a Lágrima Ríos.

Foto: Diego Fidel

“No es lo mismo el candombe de la calle y el candombe canción. Una cosa es escuchar las cuerdas de tambores y salir bailando, y otra es profundizar en esta música. Los que hacemos candombe tenemos que recorrer mucho camino para lograr la captación de público”, explica.

Para Álves, el candombe, que en su origen significa “propio de los negros”, debe seguir siendo apreciado, nutrido y visibilizado por la riqueza y diversidad ancestral que carga, pero también por ser un ritmo que engrandece a la música popular uruguaya. “Mi preocupación es no solo dar a conocer eso y ampliar las voces del candombe, sino también hablar de los afro y de nuestra música. Por eso escribo sobre lo que vivo, siento, escucho y veo”.