Armandinho recuerda con nitidez su primer concierto en Montevideo. “Fue en 2010 en el Cine Teatro Plaza”, le cuenta, en un portuñol sosegado, a El País. “Antes de subir al escenario, el público entero ya estaba cantando mis canciones. Me quedé muy sorprendido con todo ese amor. Fue un show emblemático”.

El brasileño no exagera: en YouTube hay un video que atestigua la euforia que desató aquella noche. El músico, entusiasmado, canta “Folha de Bananeira” y “Vuela Vuela” junto con el grupo uruguayo Marulata. Rasguea su guitarra con una energía desmedida y baila sin despegarse del micrófono. En las imágenes se cuela una bandera uruguaya que alguien ondea en la platea, mientras en las primeras filas la gente corea la letra con los brazos en alto. Por momentos, se oye más al público que a la banda.

“Esa noche sentí que se abrieron las puertas de mi carrera en Uruguay”, comenta el artista de 54 años. Lo que se generó en aquel concierto de julio de 2010 fue tan inesperado que Armandinho volvió en diciembre de ese mismo año. Esa vez tocó en el Teatro de Verano. “Fue otro momento inolvidable”, asegura. “Todavía tengo videos guardados de ese show; había cuatro mil personas cantando mis canciones”.

El repertorio del concierto incluía “Semente”, de 2007, que el brasileño define como una de las mejores canciones de su carrera. “La letra es muy contundente y a la vez legal, y cuando salió todo el mundo la cantaba en Brasil”, cuenta. “Fue la continuación de una puerta que se había abierto años antes con ‘Desenho de Deus’, una canción romántica que habla mucho de la relación con Dios y con la naturaleza. Esas dos fueron las primeras que sonaron en las radios de Uruguay”.

Armandinho aprovecha el comentario para enviarle un agradecimiento a María Noel Minozzo, de Radiocero, por el apoyo que le dio en aquella primera época. “María Noel tuvo un papel muy importante en la divulgación de ambas canciones en 2010. Ella me abrió las puertas en la radio, y me recibe cada vez que voy de visita. Es una persona increíble”.

En los 14 años que pasaron desde aquel primer concierto en el Cine Plaza, Armandinho volvió varias veces. Repitió en el Teatro de Verano, fue parte del festival Medio y Medio, se presentó en Enjoy Punta del Este y cantó en Sala del Museo. Es allí donde actuará el sábado 15 a las 20.00 (entradas en RedTickets por 2070 pesos). “Sala del Museo es un lugar que me encanta porque es superintimista”, dice. “Eso es bueno, además, porque para el sonido que hago, que es reggae playero, es genial tocar cerca de las personas”.

Y si bien este será un concierto con su banda eléctrica, Armandinho comenta que su propuesta también dialoga muy bien con lo acústico. “Mi música es solar, y los instrumentos combinan muy bien el final de la tarde y la caída del sol”.

Cuando se le pregunta sobre el repertorio, Armandinho no escatima en detalles y adelanta gran parte de la lista de canciones: “A Ilha”, “Eu juro”, “Reggae das tramanda”, “Lua cheia”, “Outra noite que se vai”, “Amor vem cá” y “Eu sou do mar”.

—La mayoría de las canciones toma elementos de la naturaleza como inspiración. ¿Qué tan importante para vos es buscar la poesía en lo que te rodea?

—La naturaleza es lo más precioso que tenemos. Siempre busco estar cerca de la naturaleza para usarla como inspiración para mis canciones. Siento que si estamos cerca de la naturaleza, nos sentimos completos. Tenemos que aprender a apreciar su belleza, y a mostrarle a los más jóvenes la importancia de la preservación ambiental. Y la forma de hacerlo es a través del amor que le tenemos. Es la manera de hacerles entender que el planeta va a quedar en sus manos y que solo ellos son capaces de cambiar las situaciones ambientales que ocurren cada vez más rápido.

—¿Recordás el momento en que descubriste que la música también podía ser una herramienta para generar cambios?

—Cuando era niño. Yo era tartamudo, pero cada vez que cantaba se me iban los problemas para hablar.Entonces, enseguida entendí que la música es transformadora. Yo creo que desde entonces he usado la música para invitar a las personas a que no tengan vergüenza de demostrar lo que mucho que se aman las unas a las otras. Eso ha sido muy importante, junto con lo que te comenté sobre la preservación ambiental: es parte de mi discurso.

—Volviendo a la inspiración de la naturaleza: la luna y el agua son dos elementos clave. ¿Qué valor poético le encontrás a ambos?

—Yo creo que uno mueve al otro: de acuerdo a la posición de la luna, el mar se modifica. Y yo creo que lo mismo pasa con las personas. La luna tiene el poder de cambiar a la gente de una manera increíble. Y eso me encanta. La luna es una fuente inspiradora de mucha poesía, y es la mujer que va a ser la musa inspiradora de mis canciones durante mucho más tiempo.

—Sos de los pocos artistas brasileños que han logrado generar un vínculo tan perdurable con el público uruguayo. ¿Por qué creés que sucede?

—Yo soy de Garopaba, en Santa Catalina, y allí viven muchos uruguayos y argentinos. Entonces, desde hace años varios vienen a charlar conmigo en la playa. Yo busco entender al pueblo uruguayo y a la garra que tiene, porque cada vez que voy a visitarlos siento su fuerza. El pueblo uruguayo me inspira mucho a escribir canciones, y siento que conectamos porque somos vecinos de alma. Nos comunicamos con mucho respeto y convivimos en plena armonía a través de la música.

—¿Cómo definirías lo que se va a vivir en el show de Sala del Museo?

—Al público uruguayo le gusta mucho bailar, así que mi concierto va a estar hecho para que bailen desde el principio hasta el final. Este va a ser un repertorio de éxitos, y quienes vayan a verlo pueden esperar escuchar todas las canciones que les recuerden veranos pasados y momentos felices.