ENTREVISTA
"Mi deseo" y "Las Vegas Strip" marcan el debut solista de Paco Amoroso, compañero musical de Ca7riel. De eso charló con El País
Paco Amoroso escaló rápido en la escena argentina, más rápido que los beats sobre los que canta junto con Ca7riel, con quien tocó dos veces en Montevideo el año pasado. Pasó de tener, a la vista del público, un rol de acompañante a uno de coprotagonista, y de repente se ganó el amor de cantidad de jóvenes (y no), que imitan su baile amorfo y fraseo singular.
Ahora, Paco Amoroso se muestra como solista con un personaje diferente al que monta cuando está con Ca7riel. A juzgar por los dos temas que estrenó dos semanas atrás, “Mi deseo” y “Las Vegas Strip”, cuando está solo es menos Paquito y más Amoroso. Al menos, eso necesita ser ahora: estar más cerca de la canción pop, manejar una vibra más “chill”.
“Es una necesidad más nueva”, dice en charla con El País desde San Telmo, donde pasa las horas entre el house, la música nueva y unas playlists que acumulan horas de Kool & The Gang; Earth, Wind & Fire “y todo ese flash”.
Hace un tiempo no se hubiera planteado la necesidad de lanzar temas en un plan más relajado; hace un tiempo, lo suyo era ese trap deforme/punk futurista/dadaísmo porteño que impulsa a saltar de forma descontrolada. Pero tenía pendiente trabajar con el dúo de productores Baby Boom, y con ellos apareció una nueva veta.
“No estuve pensando mucho qué iba a pasar, a dónde quiero ir con la música. Simplemente fue hacer música y ya, y creo que quizás es reflejo de cómo me siento ahora. Veníamos en una medio punky y quería conectarme con otra faceta”, explica para fundamentar por qué estos estrenos son solistas y no en el proyecto que comparte con su amigo de toda la vida, Ca7riel, su hermano de ruta.
En “Mi deseo” y “Las Vegas Strip”, Paco Amoroso presenta una nueva voz, su voz natural —“me estaba lastimando la voz por gritar en vivo, y entendí que no iba a durar”, dice—, y una nueva forma musical y poética.
El primer tema es una romántica bossa nova electrónica, que primero orbitaba en torno a “un loopcito como un teléfono, ‘turururú turururú’, un beat más Juana Molina”, pero que luego pidió estar más cerca de la canción popular. El segundo es más “housero” y “tiene un mood cuarentena, porque yo estaba medio perdido, tratando de encontrar algunas respuestas existenciales”.
“Las Vegas Strip” es, dice, “mirar para atrás. ¿Viste que dice: ‘casi no salgo en la foto’? Como que casi no puedo. Me pasó todo esto, pero fue medio obra del destino más que de mi insistencia. Quería hablar desde un lugar más sincero y profundo y no estar diciendo boludeces en los temas”. Tampoco quiso videoclips: nada de distracción.
En ese sentido, la pausa obligada por la cuarentena le vino bien. “Teníamos giras, hasta octubre todo ocupado, y eso implicaba hacer un disco con Cato, y a veces no está bueno hacer las cosas bajo presión. Sentíamos que no era el momento y la pandemia nos dio un poco más de alivio para conectarnos con nosotros, que hacía un año no parábamos de movernos de acá para allá. Estuvimos laburando mucho y no pudiendo disfrutar de vivir y estar tranquilos. Superagradecido de haber vivido esto, pero necesitábamos parar un poco para volvernos mejores”.
¿Y el futuro? Dice que le gustaría armar un show propio, aunque para los recitales en vivo falta; y que con Ca7riel harán, al menos, el intento de trabajar en nueva música. Porque aunque ahora sea Paco Amoroso, solista, es la mitad de uno de los proyectos más interesantes de la actualidad argentina hoy. “Y cuando estamos los dos en el escenario, sabemos que pasan cosas, y es esa unión la que nos hizo llegar hasta acá”.