Balance: del rock al pop, estos son los 10 mejores discos uruguayos de 2021

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Algunos de los mejores discos uruguayos de 2021

LISTA

Estrenos, regresos, confirmaciones y sorpresas marcaron el año en la música uruguaya. Estos son los mejores álbumes de 2021 para El País

En un año en el que referencias como Laura Canoura, Ruben Rada o No Te Va Gustar hicieron discos logrados, en el que voces como Miranda Díaz o Camila Sapin saldaron cuentas pendientes y en el que la cosecha de EPs vino cargada, la selección de los mejores discos uruguayos de 2021 quedó atravesada por la independencia y lo femenino.

Estrenos, confirmaciones y regresos son parte de esta lista que, sin orden de prioridades, reúne los 10 álbumes que más le interesaron a esta cronista en estos 12 meses y que más dicen del estado actual de la canción nacional.

niña lobo

“Lo que duró la vida de alguien”

Tras dos años de entusiasmo, conquista y notable crecimiento en una escena propensa a los fenómenos breves, Niña Lobo lanzó su primer disco, Lo que duró la vida de alguien. Entre referencias a Jaime Roos, Hilary Duff y Natalie Portman, el álbum captura el renovado sonido de un grupo indie de influencias clásicas, que se inspira en la cultura pop, la angustia existencial y la ironía para jugar con la posibilidad de ver el mundo a través de otros ojos y ofrecer una narrativa conceptual. Hay estribillos festivaleros (“Ser el mundo”), melancolía climática (“No soy yo”) y nuevas voces (la de la guitarrista Camila Bustillo en “Hannah M.”, la de la tecladista Chane Pérez en “Romcom”) que se unen para decir, en voz alta, que Niña Lobo tiene con qué probar que es bastante más que una coincidencia.

luis angelero

“Lejos”

El debut solista de Luis Angelero, luego de años como integrante de la banda Boomerang, existe en el mismo universo que el disco de Niña Lobo a pesar de la diferencia generacional y del punto de partida de sus caminos. El guitarrista y productor se desprende de la mochila britpop y explota un sincretismo entre pop contemporáneo y canción de autor de corte nacional, sobre el que construye una casa propia con marcada personalidad. Y eso, la personalidad, es lo que hace a Lejos uno de los trabajos más ricos de 2021: salido de las sombras, Angelero se destapa como cantante sólido y se confirma como un compositor con talento. La combinación de la neo-marcha camión “Te tengo al lado” con “Preguntas” y su estribillo cinematográfico son un gran momento.

rodra

“Al humo”

El de Rodra (Lucía Rodríguez) es otro debut que hace de este un año, a pesar de todo, fermental. Al Humo es un disco dominado por una irreverencia casi animal: en la diversidad de fraseos y tonos, en la palabra cantada y la spoken word, en las respiraciones y los gritos, hay una fiera que se mueve entre canciones donde la emoción, el efecto generado, es más importante que la estructura y la prolijidad. El álbum es un pastiche de rock, jazz, funk, técnicas hiphoperas y un sello de autora que propone una experiencia más física que puramente sensorial. Es un muy buen disco.

lucía severino

“Una (un disco en capítulos)”

Lucía Severino es una trabajadora de la canción uruguaya, una de esas artistas que sin colarse en festivales o en la rotación de las radios más populares, persevera y afina un estilo que es demasiadas cosas a la vez. Una, el álbum que estrenó en capítulos, es la recompensa a ese mérito. A través de cuatro grupos de temas, recorre su amplia paleta de sonidos de manera más concreta, que le permite conducir toda la energía de una pieza a la vez. Una se convierte así en un material de producción detallista, que primero se entrega al ritmo, luego a la intimidad, a la experimentación y por último a la canción misma. Aunque los cuatro capítulos son preciosos, la calidez del segundo y la canción “A flote” son un punto bien alto.

peyote asesino

“Serial”

El principal desafío de Peyote Asesino era, lo habían dicho sus integrantes, encontrar la voz actual de la banda que iniciaron en los noventa y que no mostraba material nuevo hacía 23 años. Serial sortea ese obstáculo como un adulto que mira hacia atrás con el orgullo de haber hecho las cosas bien, pero con la satisfacción de haber cambiado. Diez letras teñidas por un slang de tribuna encuentran sus espacios en bases musicales que hacen equilibrio en el filo del metal, sin perder de vista la tradicional impronta rapera. Quizás porque la producción está a cargo de un “peyote”, Juan Campodónico, todas las piezas del puzzle se encastran de manera genuina. Eso y la entrada a estudio de un par de integrantes extra (Bruno Tortorella, Matías Rada) permiten concluir que al Peyote, el siglo XXI le sienta bien.

papina de palma

“Esta podría ser la señal”

En los cinco años que pasaron desde su debut Instantes decisivos, Papina de Palma se dedicó al proyecto de reversiones Los abrazos son instantes decisivos, y luego lanzó el EP Lo que encontré mirando para adentro. La forma en la que se desarrolló como productora, ejecutiva y artística, entre ambas instancias, la surtió de una seguridad determinante para Esta podría ser la señal, que acaba de salir. De edición independiente y decisiones acertadas, acá Papina abraza la máxima de que menos es más, se aparta del eje del amor romántico y se lanza a nuevas aventuras, en general hechas a guitarra, voz y arreglos pequeños, puntuales. En la medida en que recoge canciones que venían sonando en los shows en vivo e incluso una hecha para Falta y Resto, este disco suena a cierre de una etapa, de una forma. Y si es así, es una preciosa despedida.

diego gonzález

“Días de fuego y fantasmas”

Elegancia es, quizás, la palabra que mejor le cabe al segundo álbum de Diego González. La de Días de fuego y fantasmas es una elegancia de silueta recortada de gabardina en una tarde-noche de paisaje urbano: acaba de llover y los últimos rayos de sol, que juegan con el reflejo de la calle todavía mojada, se sienten como una esperanza renovada. Así funciona esta docena de temas pasada por el trabajo fino del mismo productor de Lo que duró la vida de alguien, Guillermo Berta. Su nombre es clave para entender el proceso que hizo González entre Uno, una ópera prima ecléctica, y este álbum de búsqueda mucho más enfocada y certera.

bárbara jorcin

“Si canto es porque puedo”

En el año en que se coló en el rock como incorporación de Eté & Los Problems, Bárbara Jorcin demostró hasta dónde puede llegar abastecida de un piano y su voz. Si canto es porque puedo refleja una notoria evolución en relación a su inicial Índigo, marcada por la pérdida de la inocencia en las letras, y por la aparición de la percusión en el terreno musical. Teñido de la sensibilidad femenina, al disco lo atraviesan tres facetas: la empoderada y política; la vulnerable y una más humorística. Jorcin juega con distintos personajes para mostrar un potencial interpretativo que se consolida como fortaleza.

mínima

“Emperatriz”

Hay que aguantar el primer empujón del nuevo disco de Mínima (Valentina Fraga). Con “La emperatriz” y “Escombro”, la rockera de sonido punzante traza las líneas de un manifiesto que interpela a quien lo escucha, y sale a por todo. “¿Qué es lo que estamos decidiendo? ¿Qué es lo que estamos ignorando? ¿Qué es lo que estamos sosteniendo? ¿A qué le estamos militando?”, pregunta en el tema que abre el tracklist, sobre un bajo que se contornea para contribuir al efecto hipnótico. La propuesta de Emperatriz es esa: te envuelve, te atrapa, te engancha y justo ahí te golpea con todo lo que tiene. La próxima vez que le digan que el rock ya no tiene nada para decir, puede recomendar este disco.

muñe cach

“Baraja”

Muñe Cach (Damián Cacciali) integra la banda de Mínima y por esto de que el mundo es un pañuelo, a su Baraja lo produjo Luis Angelero, el que figura más arriba en la lista. Es un disco provocador desde un pop de apariencia naif, rosada y sensual. Las canciones de Muñe hablan de la fluidez, la sexualidad y las construcciones de género, mientras que invitan a bailar en la pista y a mirar hacia adentro para ver qué más hay que todavía no conocimos. Los teclados de los ochenta y la cumbia villera se encuentran en un lugar donde lo bizarro es la norma y donde Dani Umpi (que aparece en “Coca y Menthos”) podría ser una especie de gurú espiritual para seguir en una inquieta procesión.

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