ENTREVISTA
Este domingo a las 20.15, Bárbara Jorcin presentará su segundo disco, "Si canto es porque puedo", en Plaza Mateo. Antes del show, habló con El País.
Este domingo, Bárbara Jorcin llegará a Plaza Mateo para presentar su segundo disco, Si canto es porque puedo, que se perfila como uno de los mejores álbumes uruguayos del 2021. Las entradas están a la venta en RedTickets y cuestan 600 pesos. A su vez, se puede comprar el CD (editado por Little Butterfly Records) y la entrada por un precio especial de 1000 pesos.
Antes del show, Jorcin dialogó con El País sobre el nuevo rumbo que tomó su obra y la evolución de su propuesta.
—“Si me distraigo pensando, / En lo que les gustari?a escuchar, / Me pierdo y no puedo tocar ma?s. / Si no sale de mi?, me mareo", cantás en "Alaridos". La canción habla sobre el deseo de encontrar tu propia voz y dejar de cumplir expectativas. ¿Qué representa esa frase en esta etapa de tu camino?
—Como yo soy de Tarariras y no encontré mucha gente que le guste lo mismo que a mí, me sentí un poco sola en la música. Allá había una cultura musical basada en el cover, que significaba ir a un cumpleaños y cantar una canción de fogón. Eso me hinchaba las bolas porque pasé mucho tiempo cantando por compromiso. Entonces, "Alaridos" habla de que la música tiene que pasar primero por mí. Como siempre tuve un carácter bastante fuerte, quería representar a esa niña enojada que no quiere cantar lo conocido, sino hacer su música.
—Y esa idea conecta muy bien con el resto de las canciones de Si canto es porque puedo. Por ejemplo, "Lanza" refleja tu postura frente al feminismo y habla de la no complacencia: "No quieras saber a do?nde voy, / No quieras hacerme dudar, / O te vas a enterar quie?n soy”.
—Sí, aunque eso también tiene sus riesgos porque te genera amigos y enemigos. Siempre es mejor complacer y no imponerte, pero yo tengo ese ímpetu contra el mundo. Para mí fue súper importante abrir el disco con esa canción porque es el manifiesto del disco: "Si canto es porque puedo", entonces si tengo el privilegio de hacerlo también es un pedido para que me escuchen. "Lanza" habla sobre el acoso callejero y la situación de las artistas mujeres y disidencias en Uruguay respecto a los privilegios que tienen los hombres. La idea de la canción parte de ahí: "Mirá que no te quiero caer bien, pero sí llamarte la atención".
—¿En qué momento notaste que "Lanza" debía ser la primera muestra del nuevo rumbo de tu carrera?
—Lo que pasó fue que en el 2019 me involucré mucho con el feminismo, y sentí que la canción reflejó un montón de cosas que el patriarcado vuelve injustas y que se acentuaron con la pandemia. En realidad, la letra de "Lanza" era otra, y tenía algo más personal como "Alarido". Sin embargo, me di cuenta de que no me había animado a decir todo lo que quería, y la cambié. Pertenecer a una corriente como el feminismo hace que te miren con cara rara, entonces tenía que cuidar el mensaje porque no quería que fuera una letra para nosotras, sino para todo el mundo. Fue una cuestión de tomar riesgos, porque tomar riesgos es hacer arte. Además, si estoy cómoda me aburro, entonces me da adrenalina cantar "Lanza" porque siento que me estoy desafiando y, a la vez, desafiando a otros a interpelarse.
—Eso es lo más valioso del mensaje: la tomé como de una invitación a interpelarse, más que una mirada defensiva o agresiva.
—Sí, sin duda. Tuve una cuestión con la palabra "feminismo" porque me parecía un término muy obvio y sé que hay formas más poéticas de decir las cosas, pero por ahora no me pertenecen. Mis letras son súper explícitas porque así hablo en la vida real. Quizás más adelante encuentre otras formas de componer, pero sabía que tenía que ser muy clara para que no haya confusión sobre el mensaje. Al final, tuvo el poder que yo quería y, además, terminó gustando. Aunque los músicos nos hacemos de cuenta que no nos importa si a la gente le gustó o no la música, eso es lo primero que tenemos para comunicarnos. Yo quiero que la canción sea linda y que la gente la cante en la calle, entonces eso fue lo que más me sorprendió: no pensé que "Lanza" iba a ser la más conocida del disco.
—Además del abordaje de las letras, el trabajo musical es muy interesante. Por ejemplo, "2449" comienza con un piano y una pequeña percusión y se termina transformándose en una murga-canción. ¿Cómo evaluás tu evolución en ese terreno?
—Cuando compuse Índigo, mi primer disco, yo componía más de oído sin pensar tanto en las tonalidades o en los nombres de los acordes; yo metía las manos en el piano y si me gustaba se grababa. Ahora es diferente porque bajó un montón de data que tenía en la cabeza y se organizó. Yo estudié en la Facultad de Música Contemporánea de Buenos Aires y aprendí bastante sobre armonía, pero no lograba llevar eso al piano. Pero, una vez que pude, cambió todo. "Lanza" es un ejemplo de eso, y, además, laburé con Franco Polimeni, que es un pianista de tango pero que tiene mucho jazz arriba, y su aporte fue fundamental. En Si canto es porque puedo hay un crecimiento muy grande respecto a armonía y musicalidad, y haber agregado percusión ordena mucho la música. En Índigo no toqué ni con percusión ni metrónomo.
—También hay un crecimiento en tu forma de interpretar las canciones. Explorás los matices y los silencios en canciones como "El Mar", "Adentro", "A tu lado" y "El tren de Vasconcelos". ¿Cómo lo tomás?
—Siento que, de alguna manera, eso acompaña mi crecimiento personal y espiritual. Es que cuando te interesás por otros temas, sobre todo sociales y otras cosas que van más allá de tu ego, vas creciendo y la música te acompaña. Más allá de que tengo otras herramientas, tanto vocales como en el piano, fui creciendo y me siento otra persona desde que grabé Índigo. Ese disco fue como algo más tímido, pero acá me animé a todo lo que quería hacer. Y eso no es solamente musical, sino que me interesa hablar de otras temáticas que no sean solamente de amor romántico, las 12 canciones muestran un poquito de todo lo que soy.
—A pesar de ser un álbum muy introspectivo, también te permitís darle espacio a la ironía y el humor en "Oda al plátano" y "Corriente alterna". ¿Eso también representa tu personalidad?
—Sí, porque yo estudié actuación para cine y teatro muchos años, entonces me permiten conectar con eso. Son canciones en las que puedo divertirme: me pongo en un personaje y paso a ser otra persona; es como si me mirara de afuera. Me lo tomo como un juego, algo así como "Vamos a reírnos un poco".
—Por lo tanto, ¿sentís que Si canto es porque puedo es una fotografía de este momento de tu vida?
—Sí, aunque más que nada de mi vida en 2020. El disco se iba a grabar a principios de ese año, pero la pandemia obligó a que se hiciera en agosto. Casi todas las canciones fueron compuestas en 2019 y, aunque parece que no es tanto tiempo, ya me siento otra persona. Por ende, voy a tener que hacer otro disco que representa cómo soy ahora (risas).
—Este domingo vas a presentar el álbum en Plaza Mateo. ¿Cómo evaluás esta instancia?
—Fue un año muy difícil y de mucha frustración. Hasta ahora, nunca sentí que me había ido mal. Saqué un disco más tarde de lo que quería sacarlo y recién puedo presentarlo seis meses después. Y como aún no lo he tocado, siento que va a ser un momento de mucha adrenalina y nervios. La gente va a ver show con mucha energía porque hace dos años que estamos esperando esto. Va a haber un invitado, algunas canciones de Índigo y las de este este disco. Voy a tocar con gente muy talentosa; incluso todo el show está escrito en partituras. Me gusta comunicarme con el público, así que va a ser un espectáculo enorme.