Blast es la primera sala de conciertos que cierra sus puertas por la pandemia

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El equipo de Blast. Foto: Instagram @blast_sala

CRISIS

"Ya no tenemos espalda para continuar", dijo a El País uno de sus responsables. Tractatus Teatro también dejó de funcionar

La sala Blast cerró sus puertas "definitivamente" el pasado 31 de diciembre, anunciaron hoy los responsables del lugar a través de un comunicado a la opinión pública. Es la primera sala de conciertos que cierra por causa de la pandemia y la crisis económica que generó sobre todo en el sector cultural, uno de los más golpeados a nivel nacional y global.

"Pagar un arrendamiento por un inmueble para sostener un espacio cultural y sala de espectáculos no es viable si no hay ingresos con qué solventarlos", dice el comunicado que señala que se necesitan "medidas integrales" para evitar que otros escenarios se encuentren en la misma situación.

"Somos la primera sala de espectáculos que cierra sus puertas por la pandemia, pero esperamos y deseamos de verdad que seamos solo los únicos", sigue la despedida de Blast, que hasta 2019 funcionaba bajo el nombre de BJ Sala en la calle Uruguay, casi sobre la esquina de Rio Branco.

Para Blast, el problema principal estuvo en sostener el alquiler de la sala, ya que sus responsables arriendan el espacio en el que funciona y donde ha existido este proyecto artístico desde 2012. Matías Martínez, uno de sus socios, dijo a El País que el dueño no los contempló ni les redujo el alquiler en los períodos donde no pudieron trabajar, y contó que en las últimas semanas recibieron "una intimación de pago, un desalojo".

"Veníamos de hacer una inversión fuerte, acondicionamos el lugar, arrancamos 2020 diciendo que este era nuestro año. Teníamos los contactos hechos, estaba todo encaminado; febrero lo arrancamos divino y en marzo pasó esto y fue un bombazo. Nos agarró sin un respaldo económico", contó. 

Tras la salida de uno de los socios del proyecto BJ, los dos que continuaron adelante decidieron cambiar el nombre del lugar y renovar el perfil artístico, lo que quedó claro a lo largo de 2020: pasó de ser un escenario muy ligado al rock clásico, metal y hard rock a uno más ecléctico por el que pasaron desde Laura Canoura y Niña Lobo a Santi Mostaffa o Pitufo Lombardo, además de una variedad de proyectos rockeros.

Blast dejó de funcionar en marzo ante la suspensión de los espectáculos públicos decretada por el Poder Ejecutivo, y retomó los shows en agosto con el 30 por ciento del aforo. Esto es: una sala con capacidad para alrededor de 400 personas pasó a funcionar con un máximo de 68 espectadores.

"Todos los meses que tuvimos abiertos desde agosto fueron todos a pérdida. Se hace imposible sostener una sala grande", dijo Martínez. "Ya no tenemos espalda para continuar".

"Nosotros precisábamos 150, 200 personas por show para más o menos empatar números; de ahí para arriba. Con 68 hicimos mucho esfuerzo, hicimos muchísimos shows, pero aún así no alcanzaba", señaló. "Hicimos cálculos y con 68 personas precisábamos 20 shows (por mes) a entradas de 800 pesos o 900 pesos, que la sala no acostumbra cobrar esos precios. Metimos un fijo de 400 pesos por show, más o menos, y aún así agotando no llegábamos. Y los últimos dos meses fue demasiado para abajo todo. No se cortaban tickets".

Martínez contó que de agosto a octubre, el promedio de espectadores que habían tenido era de 54 personas, y para noviembre eso bajó a 32 aproximadamente, a causa de los rebrotes del coronavirus y al cambio de comportamiento del público.

De esos ingresos, a repartir con los artistas, Blast tenía que cubrir, además del alquiler, los gastos fijos de la sala, el alquiler del sonido y un equipo fijo de alrededor de ocho personas, por lo menos.

"En este momento quedamos en números rojos. Vamos a intentar buscar algún tipo de apoyo y esperemos que se dé. La idea es siempre volver, más adelante, porque nosotros vivimos de esto, es lo que hacemos. Pero en este momento es complicada la mano", dijo Martínez. "Otros colegas me estaban escribiendo y están muy mal. Algunos tienen un poco de espalda y lo pueden soportar; otros ya están bastante nerviosos".

Durante la pandemia se establecieron contactos y se enviaron cartas al gobierno nacional desde el colectivo Uruguay es Música, que Blast integra, pero "no hubo mucha respuesta". En los últimas días también se le envió una misiva a la directora de Cultura de la Intendencia de Montevideo, María Inés Obaldía, pero la situación para el sector se proyecta adversa todavía.

Artistas y trabajadores de la escena manifestaron, a través de las redes sociales, su pesar por esta despedida.

Durante la pandemia, el espacio multiescénico Tractatus Teatro, que albergaba tanto shows musicales como obras teatrales, performances y demás, también dejó de funcionar. Y hay otros espacios que están en situación crítica, entre ellos el Teatro Circular, que a lo largo de 2020 tuvo algunos espectáculos a beneficio para recaudar fondos.

A fin de año, el Ministerio de Educación y Cultura abrió un llamado para el programa Butaca Solidaria, que busca apoyar a salas de hasta 300 butacas y a los artistas que allí trabajaron entre agosto y diciembre. "La consigna es planificar a largo plazo porque cuando salgamos de esto va a haber lesionados. La situación es muy grave y vamos a ayudar a instituciones para que se vuelvan a poner de pie", había dicho la directora de Cultura del MEC, Mariana Wainstein, a El País.

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