Justo cuando atiende la llamada de El País, un temporal de lluvia y viento se descuelga sobre Montevideo. En un instante, la ciudad se ha vuelto gris y amenazante, como si estuviera a punto de devorarlo todo. Nada más lejano de lo que sugiere El sueño despierta, el nuevo disco de Cacciatore, que es del color de la arena y viene a traer luz al panorama del pop local.

Artista multifacético, un poco ilustrador, un poco actor (aparece en la serie Margarita de Cris Morena), más que nada músico, acaba de lanzar su tercer disco y lo presenta mañana en la Sala Balzo del Auditorio del Sodre (Tickantel). Es el cierre de un período de búsqueda.

Después de lanzar Unificar, su prometedor disco de 2016 y en el que pasó a cantar en español tras un debut en inglés (Universal Preyhunter), Cacciatore se dispersó. Atendió otras inquietudes, estuvo en otras cosas. En diciembre de 2020, cuando la pandemia del covid ya transformaba el mundo, se abrió una puerta con “Lazos”, el single inaugural de una nueva era. Un año después se consolidó Turú Dorom, el dúo electrónico con su compinche de varias horas, Nicolás Demczylo.

“Y creo que ahí, en el momento de la pandemia, pasaron varias cosas a nivel personal. Falleció mi padre, estábamos todos encerrados, no sé; muchas cosas me guiaron a entender, a conectar con eso que era como lo inevitable. A mí me gusta dibujar, me gusta actuar, me gustan muchas cosas, pero sin la música no puedo vivir. Entonces dije: ahora sí”, admite en charla con El País.

En esa revelación estuvo la génesis de El sueño despierta, un disco en el que Cacciatore explora algunas cosas (la presencia de la batería para saldar un pendiente, los vientos, un sonido más acústico que a la vez lo potencia como cantante) y repite otras, que sobre todo tienen que ver con la intención de decir. Aunque sus canciones se apoyan en cimientos rítmicos que invitan al movimiento, el baile no relega el mensaje.

Cacciatore usa la música como forma de sanación. Eso es personal, sí, pero desde la experiencia propia intenta hacerse colectivo.

“Para mí la música siempre fue por ese lado, desde el primer disco. Pero siento que Unificar era más filosófico, y El sueño despierta es como mi propia experiencia: mi familia, mis abuelos, lo que yo viví de niño, y horizontes más oníricos que no tienen una definición en sí. Yo vengo de todo eso: vengo de Gibraltar, vengo de Santa Lucía, vengo del hardcore”, dice el hombre que curtió territorios punk antes de entregarse de lleno a los sintetizadores y el campo del dream pop.

Con Demczylo, hoy en Hablan por la Espalda, compartió la banda hardcore Faraday, pasó música en fiestas, emprendió Turú Dorom. Se conocen, quizás, desde los 17, y algo de la transformación que le proponía El sueño despierta era ideal para que Demczylo entrara como productor. De paso aportó algún bajo, alguna guitarra. Todo fluyó, dice Cacciatore. Todo anduvo sin tensión.

Un poco así se mueve su disco, una foto futurista que toma elementos del bosque y del agua, y cuya estética está marcada por las dunas de Valizas (allí filmó el video de “Contraviento”, que ahora compite en el festival Detour), que un poco evocan los desiertos de Dune, las arenas de Mad Max.

Es, así, un álbum hecho de retazos. Hay una canción, “El que vio, el que ve”, que le bajó en un sueño y bocetó en un celular, encerrado en un baño, mientras el resto dormía en una estadía en Italia, y él dedicaba sus horas a escuchar a Jaime Roos. Después de hacer “Gibraltar”, que está inspirada en la historia de su abuelo, se dio cuenta que, en los mapas, ese territorio tiene forma de canal de parto, y poéticamente fue el lugar que atravesó tanta gente buscando una nueva vida, un renacer. “Todo lo que late” es hija de una experiencia lisérgica que lo llevó a conectar con su infancia en Santa Lucía. El collage se extiende.

Cacciatore contempla ahora cómo las piezas del puzzle encastran, y dice que la clave ha sido escuchar la intuición. Dejó que las canciones le dijeran cosas. Construyó una banda. Tras idas y vueltas, empezó de cero. Mañana, en el Sodre, como en su propio Gibraltar, él también volverá a nacer.

Foto: Lu Lee