MÚSICA
El músico presenta hoy en el Teatro Solís el segundo disco de su proyecto instrumental
Habría que recopilar entrevistas para hacer un promedio, como si se tratara de la estadística de un goleador, de cuántos minutos de corrido habla Ruben Rada antes de que interfiera una canción. Dice que para el disco Confidence 2, la película que presenta esta noche en el Teatro Solís (entradas en Tickantel y boletería), quiso sacar toda la musicalidad que tenía adentro, pero uno lo escucha un rato y ya sabe que Rada es, siempre, musicalidad. Que Rada es música.
Antes de que se prenda el grabador, Rada cantará y tocará “Te parece”, ese candombe melancólico de su disco La yapla mata de 1985; y después hará una variedad de temas y estilos. Primero hablará de su disco Allegro -que salió en pleno boom de la cumbia pop y entonces “nadie le dio pelota”- y repasará el estribillo de “La raya”. Después tarareará “Después de Gardel” de Confidence 2, “Muriendo de plena”; “Spinning Wheel” de Blood, Sweat & Tears; “Birdland” de Weather Report, alguna que otra improvisación, “Bicycle Race” de Queen, “Tutti Frutti”, “Candombe pa’l Fatto”, “Feeling” y hasta “Amándote”.
Y todo es bajo el techo del estudio que hace años comparte con el músico y productor Gustavo Montemurro, un aliado varias generaciones menor que él, que ocupa el espacio de compañero creativo en el que antes estuvieron Osvaldo Fattoruso, Eduardo Mateo, Horacio Buscaglia o Beto Satragni, sus grandes amigos, a los que les dedica “Canción a los cuatro vientos” en este álbum a estrenar. En Montemurro, como en la mayoría de los colaboradores que ha tenido, encuentra a alguien con muchas condiciones para armonizar y con mucha habilidad para bajar sus ideas a tierra.
Y es que Rada llega de la calle con “una locura”, una idea dando vueltas, se pone a cantar “arriba de la máquina”, empiezan a armonizar y van construyendo obras. Si quieren, todos los días pueden completar una o dos canciones en ese estudio. Y siempre quieren.
—¿Cuanto archivo hay?
—Está lleno. No quiero mezclar las cosas; vamos a hacer Confidence, pero después voy a sacar un disco de 27 canciones (Distintos tonos de negro). Soy el único tarado que graba un disco doble, porque hoy en día se graba una canción, un video y a trabajar. Pero yo tengo mucho respeto por la gente que consumió toda la vida mi música, y lo que quiero es dejarles música. Entonces compongo como loco, y supongo que el día de mañana se encontrarán discos completos. Yo trato de hacer una obra.
Rock de entrecasa
Nada de lo que ve en vidrieras le gusta, y entonces tiene que customizar todo lo que se compra. “En algún momento me gustaría trabajar con la ropa”, dice a los 74 años Ruben Rada, que también disfruta mucho de cocinar: le da lo mismo parrilla, guiso o pasta, y tiene una banda de amigos fanáticos del chimichurri y el pesto que prepara. En una casa donde su pareja puede sobrevivir sin comida, exagera, él disfruta de preparar lo que sea para quien sea. “Las noches las pasamos ahí, y cuando hay gente nos divertimos mucho”, confiesa.
Después, dice que en su casa se aburre, molesta, mira fútbol; que como abuelo lamenta no poder agacharse para jugar con sus dos nietos, que está feliz por lo bien que está cantando su hijo Matías -“me está arruinando”-, y que a todos sus hijos los conoce como cantantes del baño, desde aquella vez que lo criticaron por comprar un equipo para musicalizar las duchas y después lo usaron todos, haciendo sonar desde Metallica y Beyoncé a Serrat y Mateo.
¿Y dónde quedó el rock, ese que abrazó hace algunos días cuando se enfrentó a una multitud en la Rural del Prado, aquel rock de Totem y de sus inicios? Primero, en un recuerdo imborrable: el de la emoción compartida con sus hermanos la primera vez que escucharon a Chuck Berry, en los zapatos rotos con los que bailaban hasta cansarse, sea con una prima o con el picaporte de la puerta. Y después en un concepto definido: “fuimos muchos en el mundo los que nos quedamos con las palabras ‘rock and roll’”, dice, “pero somos pocos los que tocamos rock and roll”.
—Y cuando surge la discusión, como en el caso de Montevideo Rock, de si Rada es o no rock, ¿de qué lado te ponés?
—De que soy rock and roll. Yo empecé con el rock and roll, lo que pasa que lo mío es difícil porque soy un músico de fusión. Yo no puedo quedarme con ningún título, ni siquiera con el candombe.
En Confidence 2, la película, la fusión está presente y será, con una gran banda que incluye a sus hijos Lucila, Matías y Julieta, lo que mostrará en el escenario del Solís, al que hoy a las 21.00 saldrá a hacer lo que más le gusta: tocar. Tocar y trabajar, porque esa ha sido la cultura de Rada, que en el par de minutos que demora entre que deja el estudio y se sube al auto, es saludado desde cada auto que pasa por la calle. De espaldas, mientras camina, uno tiene la sensación de que preferiría pasar desapercibido y ser, el que hace chimichurri, se arregla las camisas y le pide a Montemurro una mano para registrar toda la música que, todavía, tiene que sacarse de adentro.
Los tres últimos discos de estudio de Rada
Allegro
En el primer semestre de 2015, Ruben Rada volvió a la plena, los ritmos tropicales y a su veta más comercial con un disco que no tuvo el impacto de Quién va a cantar (2000), porque se vio superado por la ola de la cumbia pop. Es el Rada más festivo, lleno de humor y de ritmo.
Tango, milonga y candombe
En el mismo año de Allegro, Rada editó un disco doble en el que profundiza en el tango, la milonga y el candombe, los tres estilos que anticipa el título. En 26 canciones se para en el lugar de cantor, y repasa canciones propias y ajenas con profesionalismo y sin perder su marca identitaria, con la intención de mostrarle al público de dónde vienen estas músicas tan nuestras.
Confidence 2, la película
El disco que presenta esta noche en el Teatro Solís tiene un encare más jazzero en cuanto a la libertad instrumental y la improvisación, pero también está estructurado en canciones sumamente disfrutables. Además, hay más canto que en el anterior Confidence.