Carlos Vives, sobre "Cumbiana II": "Este proyecto se trata de la alegría de mostrar lo que somos"

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Carlos Vives. Foto: Sony Music.

ENTREVISTA

El músico colombiano dialogó con El País sobre el segundo volumen de "Cumbiana", el proyecto donde comparte con colegas como Fito Páez, Ricky Martin y Camilo

Carlos Vives pasó gran parte del día dialogando con medios de toda Latinoamérica, pero en cada entrevista mantiene el entusiasmo. Es que el lanzamiento del segundo volumen de Cumbiana, el proyecto donde rescata y revitaliza las raíces musicales de Colombia, es el fruto de un trabajo que, según dice, “lo obsesionó”.

Ya le había pasado con el Cumbiana inicial, que lanzó en 2020: su búsqueda fue casi arqueológica. El cantante de clásicos como “La bicicleta”, “No te vayas” y “Robarte un beso” dedicó años a rastrear los orígenes de la cumbia en los pueblos anfibios del río Magdalena e investigó cómo los ritmos indígenas se fusionaron con los cantos de los esclavos africanos y los sonidos de los instrumentos traídos a América por los colonos españoles.

Ahora, en Cumbiana II, se sumergió en la mitad del siglo XX, cuando la industria musical llevó por primera vez a las bandas colombianas a las capitales de la industria musical latinoamericana, como México y Argentina, generando un nuevo sonido en estos países y una corriente cumbiera.

Sobre estos temas, dialogó con El País.

Cumbiana II se construye sobre el concepto de “unidos en la diversidad”. ¿Cuál es el valor de apostar por la celebración de nuestra identidad frente al “dilema” del “siempre queriendo ser lo que no somos” que propones en “Cinerama”?

—Definitivamente este proyecto se trata de la alegría de mostrar lo que somos. En estos tiempos, vale mucho la pena hablar de las cosas que nos unen, porque estamos todo el tiempo hablando de lo que nos separa. Lo vemos en la política, en la industria musical y en las diferencias entre cada país. Nos desconocemos tanto que no nos damos cuenta de que, en realidad, somos los mismos. Y, aunque nuestra educación no nos ha ayudado, la música, naturalmente, nos los demuestra. Yo escogí trabajar con la música del Caribe colombiano, que es de donde vengo, y ese pequeño mundo me enseñó a entender partes de América, África, Estados Unidos y Europa. Ese trabajo me dejó un puente para conectarnos entre países, y esa ha sido la alegría que me dio mi carrera. Con los dos volúmenes de Cumbiana pude plasmarlo de la mejor manera.

—Y esa es una de las virtudes de un proyecto como el de Cumbiana: se trata de un trabajo que trasciende la música y que busca capturar a la cultura mixta que define a toda Latinoamérica. ¿Lo sientes así?

—¡Total! Es como tú lo dices, y tengo una grabación que me mandó Fito Páez mientras grabábamos “Babel”, donde él me decía: “Con esta canción estamos haciendo un nuevo continente” (se ríe). Y es verdad porque con Cumbiana II estamos uniendo de forma natural a ríos, costas e historias que están lejos pero que comparten muchas cosas. Me encanta que así sea porque le da un sentido especial a lo que hacemos.

—¿Qué aspectos de tus raíces has descubierto en este álbum?

—Mi esposa siempre me dice que una parte de mi vida se basa en mi afán de descubrir mi identidad para asumirla. La música me ha enseñado a entender cuál es mi lugar y cuál es mi relación con mi territorio. Descubrí que las cumbias, los porros y los vallenatos que he usado para mis canciones han estado aquí siempre y me interesa valorar eso. Creo que hemos crecido en países acomplejados con nuestros orígenes y nunca hemos valorado realmente a nuestros ancestros españoles, americanos y africanos. La música me ha enseñado a entender la locura de diversidad que nos forma y a darme cuenta de que muchos de nuestros problemas nacen de no reconocernos ni de entender nuestra historia. Es que si entendiéramos todo lo que nos sucedió, seríamos muchos más unidos y entenderíamos nuestra diversidad cultural y gastronómica. Cumbiana es una forma de sentirnos alegres por lo que somos y de entender cómo eso nos ha permitido establecer puentes con el mundo.

Carlos Vives. Foto: Sony Music.
Carlos Vives. Foto: Sony Music.

—Este trabajo, al igual que el anterior, invita a revalorizar y a recuperar los ríos colombianos. ¿Cómo surge esa misión?

—La música me permite ver el territorio y me ayuda a entenderlo. Por eso quería mostrarles con tanto afán a esos pueblos anfibios donde nace la cumbia. Es una forma de sentir compromiso con el territorio donde nací y del que, durante tantos años, no podía entender el daño ecológico que le causamos. Cuando empecé a hacer vallenatos vi que siempre hablaban del río César, y así fue como llegué al río Grande de la Magdalena, que es donde desemboca la capital de la cumbia. Para mí es imposible separar la música del territorio y por eso Cumbiana busca llamar la atención para que conozcamos nuestros orígenes y todas las influencias que nos llegaron a través de los ríos. A ustedes les pasó con el tango, por ejemplo. Yo me he obsesionado con todo lo que he ido descubriendo en el proceso.

—En “Patria”, la canción que cierra el disco, cantás: “Quiero cantarle a mi patria, porque me ha dado mucho y yo no le he dado nada”. Sin embargo, has sido uno de los grandes exponentes de la música colombiana. ¿Eres consciente de eso?

—Sé que hace muchos años estuve en la televisión, en el cine y el teatro. Había grabado varias canciones que fueron exitosas, pero un día decidí pensar que ya no me interesaba ser famoso porque lo que había que hacer en ese entonces para mantenerse popular era un camino musical que valoraba pero que no sentía mío. Por eso, preferí un camino que me hacía sentir un artista original. Y eso, curiosamente, me llevó a ser un poquito más universal gracias a algo que era muy nuestro y que supuestamente no iba a funcionar. Cuando seguí ese camino ya era muy difícil salirme de ahí, y eso fue lo que hemos venido tratando de hacer en cada uno de los discos... (Hace una pausa) Pero creo que no he respondido tu pregunta...

—Te había preguntado si eras consciente de lo que le aportaste a la música colombiana durante estos años.

—Es verdad, disculpas (se ríe). Sí, yo creo que sí, porque decidí ser colombiano y tener una relación muy íntima con mi territorio y mi gente. Desde un principio aposté por hacer algo de mi tierra que le gustara a mi gente, y fueron ellos los que se llevaron mis discos a todas partes y que me hicieron internacional. Entonces creo que sí, pero respecto a la frase que has mencionado de “Patria”, siento que tiene un mensaje que nos pone de acuerdo a todos los colombianos, sean de la orilla que sean o de las visiones políticas que tengan: creo que todos queremos pedirle disculpas a una tierra que nos ha dado todo, pero para la que no hemos estado a la altura. Y yo me hundo con ese barco.

"Cumbiana II"

Un proyecto que busca rescatar las raíces y reimaginarlas

Bajo el concepto de “unidos en la diversidad”, el nuevo trabajo de Carlos Vives es un buen resumen de la rica mezcla de influencias que definen a la cultura latina. Para demostrarlo, en Cumbiana II el músico de 60 años grabó junto a una larga lista de artistas.

A lo largo de 47 minutos, desfilan figuras como Fito Páez, Camilo, Ricky Martin, Pedro Capó, Black-Eyed Peas, Play-N-Skillz y Mau & Ricky. Además, Vives colaboró con la cantante irlandesa-colombiana Katie James, el argentino Dread Mar I, los dominicanos Milly Quezada y Jandy Ventura, y los pioneros del hip hop del pacífico colombiano Chocquibtown.

Gracias a todos estos aportes, Cumbiana II presenta una enriquecedora mezcla entre vallenato romántico, pop, cumbia, hip hop, rock, reggaetón, tango, electrónica, merengue, bambuco colombiano y currulao del Pacífico. Es un proyecto que sorprende enseguida.

“El trabajo de todos estos años es una forma de demostrar que podemos crear puentes para unir mundos que hoy están divididos por fronteras”, le comenta a El País. “Quiero mostrar que podemos unirnos desde nuestros pequeños mundos”, agrega.

Vives también aclara que la gratitud es un tema presente en Cumbiana II. Además de abrazar a los legados ancestrales y al medio ambiente, ofrece una canción que rinde homenaje a Shakira, y a su ciudad natal de Barranquilla (“Currambera”), y otra al recientemente fallecido pionero del merengue Johnny Ventura (“Buscando al caballo”). En “Pagamento” y “Canción bonita”, por otra parte, le ofrece una carta de amor a Puerto Rico.

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