PROPUESTA
La Orquesta de las Mil Melodías propone una fiesta de la nostalgia en el Hotel del Prado a la manera de los años 20. Con 33 músicos en escena, la agrupación refresca la memoria de los oídos y pies.
La Orquesta de las Mil Melodías propone un viaje de 100 años en el tiempo y recupera del ADN aquellos ritmos de jazz, swing, foxtrot, charleston, rumba y demás sonidos propios de los años 20 y 30. La cita será este 24 de agosto en el Hotel del Prado, donde además de la gastronomía de autor para una cena bien regada, se invita a un dress code acorde a la época a revivir.
Con 33 músicos en escena y la dirección de Djinnluc Drago, la Orquesta incluye un repertorio imposible de no bailar. Si bien se trata de canciones que remiten a un pasado generacionalmente lejano, que no suenan en las radios ni en las playlist más frecuentes de estos días, los pies y el corazón las reconocen de inmediato.
Así lo comprobaron los anfitriones en una avant premiere de la fiesta de la nostalgia que realizaron para medios y algunos invitados especiales días atrás. El Hotel del Prado, con sus pisos de madera lustrada y los cortinados de época, le dio un marco apropiado al adelanto de la celebración. El humo de las máquinas, los antifaces y brillos en los vestuarios completaron el ambiente de un verdadero viaje en el tiempo.
Con todos sus músicos vestidos a la manera de los años 20, camisa, saco, tiradores, La Orquesta de las Mil Melodías sacó a relucir los sonidos de sus cuerdas y vientos y a rodar una historia.
El guión promete una “velada bajo la luna” y no se achica en promesas: “Será una experiencia que no olvidará jamás”.
Ximena Torres y su marido Max Capote, Martín Buscaglia, Mauricio Rodríguez y Juan Pablo Olivera son algunos de los concurrentes a esta avant premiere, que reúne en total a unos 50 viajantes en tiempo musical.
Los primeros temas rompen el hielo: se escuchan en semicírculo alrededor de la Orquesta y acompañando con uno o dos pies. Los más osados, que han llegado caracterizados de los “locos años 20”, ya tiran los primeros pasos.
Bajo las órdenes de Drago, la orquesta se parece a un tren a vapor, virtuosos sus maquinistas en la coordinación de los acordes y del movimiento. A veces aceleran y en cada impulso, se levantan más invitados con rumbo a la pista a bailar (otra vez) algo que no escucharon pero que saben bailar. En sus cuerpos, celebran la nostalgia más profunda, casi intuitiva.
Sonidos del ADN
Drago, alter ego lejano del músico Andrés Lazaroff, es un enamorado de los sonidos de los años 20 en Estados Unidos. Musicalmente vive ahí. De hecho, muchas de las canciones que interpreta La Orquesta de las Mil Melodías son covers de orquestas de la época pero otras son creaciones actuales, compuestas y arregladas a la manera de los ritmos bailables de jazz, hot swing o rumba, entre otros géneros.
“Desde chiquito soy enamorado de este tipo de música. Es lo único que escucho”, asegura Drago a El País. “Recuerdo un día llegar a la casa de mi abuelo y él estaba escuchando un disco de foxtrot, de Paul Whitman. Desde entonces, agarré amor por la música de los 20 y 30, en especial por la orquesta de baile. Después se sofisticó mucho, pero este estilo de música fue creado para ser bailado, para divertirse y disfrutar en la noche”, asegura.
Con la Orquesta, Drago y sus 33 “viajantes” proponen un rescate de aquella esencia bailable, con canciones como la Rumba azul o True.
El director confiesa que desde hace al menos 10 años tiene la idea de la orquesta pero finalmente el proyecto se concretó a finales de 2019. Luego de la pausa impuesta por la pandemia, la agrupación ha comenzado a tocar por varias fiestas y eventos de Montevideo.
“Por lo menos cada 15 días estamos tocando”, se congratula el director, una frecuencia nada despreciable para una orquesta tan grande y tan específica.
El 24 de agosto, La Orquesta de las Mil Melodías sonará en el Ballroom del Hotel del Prado pero también habrá ramificaciones de pequeñas “orquestas” sonando en otros sectores del salón, con diferentes ritmos.
Drago promete: “La parafernalia será completa”.