¿Cómo puede haber tanto amor, tanto baile, un domingo a la noche en el Teatro Solís? Está Chacho Ramos disparando buena onda desde el escenario y eso explica tanto jolgorio, tanto grito de cariño, tanto despliegue. Es pura cumbia y el cuerpo lo sabe.
Ramos, nacido en Casupá pero una estrella nacional de la música tropical folklórica, como a él le gusta definirla, está debutando enel Solís, aunque ya llenó tres Antel Arena y es capaz de convocar a 50.000 personas en un festival del interior. Y ha sido el centro de miles de bailes, un ambiente que tímidamente fue ganando a un Solís que terminó de pie y bailando. Era imposible quedarse quieto. Doy fe.
La fiesta repasó todos los éxitos de Ramos y sus Amos del Swing, el combo de una docena de músicos que lo acompaña hace décadas. Suenan afiatadísimos y se gozan. El líder les da lugar a cada uno y eso incluye la sección de vientos y el cuarteto de cuerdas, un acordeonista, dos tecladistas, un bajista y tres percusionistas.
El show del domingo, igual de agotado que el del sábado, tuvo una sección dedicada a Buena Vista Social Club (con la trompetista y cantante cubana, Gleisis Estrada) y la participación especial de Jorge Nasser que interpretó cuatro temas.
Y al frente de todo, siempre Ramos, que entre canción y canción destacó el honor de estar allí, el orgullo por su banda, la necesidad de integrar todos los ritmos e invitaciones a mover el cuerpo. Lo consiguió.
Tocó todos sus éxitos, coreados con entusiasmo y entrega: es imposible resistirse cuando se está expuesto a tanta buena onda, tanto ritmo, tanto talento y tantas, sí, canciones bonitas.