Chano Charpentier habló con El País: "Hace tiempo que pedía auxilio en mis canciones"

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Chano Charpentier. Foto: Difusión.

ENTREVISTA EXCLUSIVA

Antes del show que ofrecerá el sábado 13 en el Teatro de Verano, el argentino dialogó con El País. "Esta no es la primera vez que casi me muero", asegura.

Auge, caída y resurrección. La historia de Chano Charpentier, el exlíder de Tan Biónica, es una de las más llamativas de la música argentina actual. El camino que construyó en base a unos cuantos éxitos y shows multitudinarios con el grupo que formó con su hermano, Gonzalo “Bambi” Charpentier, se prolongó con la carrera solista que inició en 2016 cuando su banda se tomó un “impasse” tras una serie de accidentes viales, polémicas y problemas derivados de sus adicciones.

Y si bien Chano llegó a las tapas de revistas y protagonizó unas cuantas notas de portales por varios escándalos mediáticos —romances, incidentes y reacciones violentas—, los éxitos no pararon. Por ejemplo, “Carnavalintro”, su irresistible debut solista, fue una de las canciones más escuchadas del verano 2017. El camino continuó con dos buenos discos, El otro y El doble, que mostraron su lado más experimental y personal a base de letras intrincadas y estribillos pegadizos que le ganaron a su faceta más problemática.

Sin embargo, el 26 de julio de este año las cosas se salieron de control. Luego de una situación compleja con su madre, que terminó con un disparo a cargo de un policía, Chano fue internado de urgencia. Le extirparon una parte del páncreas, el bazo y el riñón izquierdo y le suturaron una perforación del colon. Fueron 18 días difíciles. “Me recuperé milagrosamente”, dijo antes de recibir el alta médica y de internarse en una institución especializada en adicciones.

Ese podría haber sido el final de la historia, por lo menos este año. Pero, en setiembre, volvió a sorprender. Publicó “Quarentina”, una canción sobre el anhelo de un cambio definitivo, y anunció tres shows en el Luna Park, dos en la ciudad de Rosario y uno en el Teatro de Verano. “Estoy muy entusiasmado”, le dice ahora a El País. Y no es para menos. Es la tarde de un miércoles y faltan poco más de 24 horas para la noche del 4 de noviembre, que marcará su regreso.

“Estos shows son una manera de resucitación para mí, luego del desencuentro con el público por la pandemia y por todo lo que me pasó. Hay un nuevo Chano que se encuentra con la gente; estoy viviendo una nueva vida, casi como una yapa”, asegura desde el otro lado de la llamada.

Y el reencuentro con el público, que también pasará por el Teatro de Verano el sábado 13 (entradas en RedTickets), permite que Chano empiece a cerrar las heridas de todo lo que pasó en el último tiempo. Pero, antes de eso, se anima a analizar el tema en una entrevista donde revela su lado más honesto y autocrítico.

—Hace poco publicaste una frase en tus redes que captura muy bien tu relación con tus fanáticos: “La obra no es la mejor manera de sobrevivir en ustedes. Es la única”. ¿De qué manera representa tu búsqueda artística?

—Yo no quiero permanecer en la gente porque tengo muchos tatuajes; lo que quiero es que permanezca la obra, que muchas veces se hace tatuaje en la gente. Hoy en día se está valorando más a los artistas con frases que generan identificación y soy un agradecido de haber logrado eso antes que ser visitado por los fans por la onda que tengo. Voy a ser sincero: creo que en estos años he podido dejar un legado, aunque no sé si es importante o si es bueno lo que dejé en melodías o en palabras...

—Si lograste que tus canciones conectaran con la vida de un oyente en los momentos en que más las necesitaban, entonces no hay mejor legado que ese.

—Sí, es verdad. Y yo no me preparé nunca para eso, pero fue la mejor sorpresa que tuve. Me siento superagradecido por el amor que se me da y por volver a tocar en el Luna Park y en el Teatro de Verano. La vida me volvió a sorprender porque casi me muero, y es increíble seguir recibiendo estas sorpresas.

—Luego de tu internación, publicaste “Quarentina”, una especie de redención donde repetís la frase “Cambia, cambia, cambiaré” como un mantra. ¿Te permitió poner en perspectiva todo lo que sucedió?

—Ese mantra era una manera de expresarme y de gritarle al mundo que necesitaba cambiar. Y, claramente, las canciones desesperadas se hacen cuando uno siente que no puede cambiar. Por eso digo:“Antes que me toquen los recuerdos, y me lleve la marea, voy a desaparecer”. Viví una etapa muy difícil y lo que me pasó no fue una casualidad;no era que estaba comiendo tranquilo en mi casa y vino un policía y me pegó un tiro. No, yo estaba muy mal. Tengo una enfermedad que no tiene nada que ver con ser una persona a la que le gusta el whisky y la joda, la realidad es que no podía parar de consumir. Y terminó como tenía que terminar, que es como probablemente terminan todas las secuencias donde uno consume. Igual, hace tiempo que pedía auxilio en mis canciones.

Chano Charpentier. Foto: Difusión.
Chano Charpentier. Foto: Difusión.

—Es que, ahora, varias de tus letras adquieren un nuevo significado. Las frases “sueño con soñarte nunca más” y "tengo que tratar de reaccionar" de “Carnavalintro” me hacen pensar en tu deseo de dejar las adicciones. ¿Hay alguna frase de tus canciones donde, explícitamente, hayas pedido ayuda?

—No sé si me lo propuse directamente en una canción, pero no podía parar de pedir auxilio. La frase que decís de “Carnavalintro”, donde yo me proponía hacer algo más cercano al reggaetón, tenía que ver con la melancolía de estar obsesionado con algo y no poder dejar de soñar con eso. Mi búsqueda siempre fue pedir auxilio, aunque sea una canción para la joda o romántica.

—Lo llamativo de tu obra es que siempre hay una dualidad de sentimientos. Detrás del sonido optimista y bailable, hay mucha oscuridad.

—Sí, es que soy una persona que nunca supo llevarse bien con su soledad, pero que la elige. Jamás logré generar relaciones que duren y, con el tiempo, fui encontrando placer en esa soledad y en la posibilidad de escribir sobre que no te elijan. Le encontré el gustito a ponerme del lado de la derrota, pero a la vez trataba de decir que lo mejor estaba por venir. Por ejemplo, en "Claramente" yo cantaba: "Cuando muera mayo, haré mi vida, / Cuando caiga el sol haré mi vida". Más allá de que Clara no me quería, a mí no me sirve ponerme en ese lugar de que el mundo es injusto y que alguien no me quiere porque me pongo autocompasivo y tengo razones para lastimarme.

—Claro, porque eso sería una justificación para profundizar en las adicciones. Si, como comentás, tenés problemas para relacionarte con las personas y todavía no te eligen, es más fácil decir: "Me voy a hacer daño porque el mundo es injusto".

—Claro. Y ese es el error que comento a veces, porque cuando me pongo autocompasivo, siento que tengo que motivos para hacerme daño por eso que decís: me creo que el mundo me fue injusto. Pero, al final, solo me hago daño a mí mismo.

—¿La fama influyó en el aumento de tu consumo de drogas? Debe ser difícil estar cantando frente a miles de personas y luego volver a la soledad.

—Me encantaría que el amor del público fuera capaz de llenar mis vacíos, pero no lo consigo. Yo salgo a la calle y la gente me pide fotos, pero apenas llego a casa y me siento solo. Algunos se piensan que el amor de la gente llena vacíos, pero nada que ver.

—¿De dónde viene esa soledad? 

—Desde siempre. Tuve muchos problemas para relacionarme aunque la vida me haya dado muchas oportunidades. Tengo bastantes complejos con eso, pero tampoco me quiero hacer el pobrecito. A mí me tocó ser una persona conocida, pero eso me bloquea porque no me gusta que me vean y me hace sentir incómodo.

—¿Sentís que, en cierta medida, el consumo de drogas te permitía lidiar con tanta exposición?

—No, porque el consumo de sustancias nunca me sirvió para nada, pero tampoco lo pude controlar. Cuando era camarero, me compraba sustancias para ir a una fiesta después del trabajo, pero las terminaba tomando antes de que llegar a la primera mesa. No podía ni atender a la gente. Me hizo muy mal.

Chano Charpentier. Foto: Difusión.
Chano Charpentier. Foto: Difusión.

—¿Pudiste hacer una autocrítica sobre cómo se dieron las cosas?

—Sí, porque esta no es mi primera tocada de fondo; esta no es la primera vez que casi me muero. A mí me pasó de todo porque tuve muchos problemas con mis adicciones. Esto me ha funcionado para trabajar en la humildad, y para tratar de ser mejor persona y no lastimar a la gente.

—¿Qué tan importante fue la música en tu vida?

—La música es a lo que he dedicado mi vida sin esperar nada a cambio. Nunca imaginé que iba a hacer tantos shows en estadios, lo máximo que esperaba era poder vivir de esto. Pensá que yo era el más tonto del colegio... ¿Quién iba a pensar que yo me iba a convertir en un frontman? Nadie. Yo hice todo con mucho corazón junto a mi hermano (Bambi), y lo que logramos fue lo más lindo que nos pasó.

—El sábado volvés al Teatro de Verano. ¿Cómo definís tu relación con Uruguay?

—Uruguay es mi segunda casa, y analizo permanentemente irme a vivir allá. Soy un fanático y en todos estos años he agarrado el auto y me he ido a Rocha a recorrer toda la costa, he ido a Punta del Este y a Montevideo a compartir con los uruguayos, que los amo mucho. Además, tengo a mis primos que son uruguayos: los Ottonello, pero no lo de los fiambres (risas). Y este show es una forma de devolver todo lo que ustedes me dieron. Además, me voy a pasar por el Café Brasilero que es donde iba Eduardo Galeano, y de quien soy fanático. Él tiene una frase que me encanta: “El desafío no es escribir lo que se vive, sino vivir lo que se escribe”. Define muy bien mi mirada de la música.

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