Lista
Un repaso a algunos momentos en que la batería del fallecido integrante de los Rolling Stones se hacía notar y se convertía en parte importante de un éxito de la banda
Aunque a veces opacado por el desparpajo de Mick Jagger o el carisma de Keith Richards, los fanáticos deben saber que una gran parte del encanto del sonido de los Rolling Stones está en el pulso que aportaba Charlie Watts desde la batería.
Instrumentista de perfil bajo y de escasa tendencia al alarde, su estilo se caracterizó siempre por una economía de recursos que se adaptaba al rango necesario de las canciones.
Vayan acá, entonces, cinco ejemplos de cuando Watts hacía notar que, además, dejan claro, la capacidad de adaptación que desde allá atrás tenía este baterista con vocación de ser, apenas, el pulso de una banda. Y a enseñarnos que eso era un montón.
"Paint it Black" (1966)
Hablando de pulso, ya desde el comienzo de "Paint it Black", la batería de Watts avisa que está al mando de ese ritmo que abreva tanto de lo indio como del canon de la música negra. Aunque está firmada, como casi todas, por Jagger y Richards, el por entonces bajista de la banda, Bill Wyman, reclamó la autoría junto a Charlie Watts, ya que el sonido característico de la canción surgió de una improvisación de ambos con Brian Jones.
"Sympathy for the Devil" (1968)
"Probamos muchas formas diferentes de tocarlo", dijo alguna vez Watts sobre la creación de una de las percusiones más reconocibles en la historia del rock. "Al final, simplemente le di un aire de jazz latino en el estilo que Kenny Clarke habría tocado en 'A Night in Tunisia', no el ritmo real que tocó, sino el mismo estilo". Es ese groove incombustible para el que Watts se apoya en las congas de Rocky Dijon para llenar todos los huecos con un constante juego de ton tones.
"Start Me Up" (1981)
Lo que empezó como un reggae terminó en una canción que define propiamente el sonido "rolinga". Watts practica el arte de la simpleza y el sonido de batería destacado en la mezcla final y al que se le suman unos aplausitos, aporta el ritmo de los movimientos de cabeza de una de las mejores canciones de los Stones.
"Get Off My Cloud" (1965)
Así sonaban las baterías en la década de 1960. Watts construye un muro sobre los riffs, impulsa adelante toda la canción y aporta el indispensable aire de rebeldía juvenil que necesitaba esta secuela de "Satisfaction" que, ya que estamos, es otro gran momento Watts.
"Undercover of the Night" (1983)
Es cierto que el bajo de Robbie Shakespeare ayuda a darle ritmo a este tema que a menudo muchos vinculan con la peor etapa de los Stones. Eso no importa, con ese arreglo que parece disco y que la hace así de contagiosa.