Congoja en el Carnaval: murió Luis "Sapo" Laforia, una de las grandes voces de la murga uruguaya

El Sapo Laforia estaba radicado en Madrid y su último Carnaval había sido el de 2018. Integró planteles estelares de Saltimbanquis y Falta y Resto y fue fundador de Los 8 de Momo. "Gracias por ser mi amigo y mi ídolo", lo despidió su hijo.

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Luis "Sapo" Laforia.
Foto: X @carnavaldfuturo

Redacción El País
Varios carnavaleros expresaron su dolor en las últimas horas, tras conocerse la noticia de la muerte de Luis "Sapo" Laforia, una de las voces destacadas de la murga uruguaya. Laforia falleció en España, donde vivía hace años, informó la cuenta especializada Calle Febrero.

"Lamentamos informar el fallecimiento de Luis 'Sapo' Laforia, una de las privilegiadas voces de nuestro carnaval, quien desplegó su talento en varias de las principales murgas montevideanas", anunciaron este sábado. Tenía 62 años.

Conjuntos como Araca la Cana y Los Chobys se expresaron vía redes sociales, al igual que el programa especializado Carnaval del Futuro y que Fata Delgado, que lo recordó como "tremenda voz y mejor persona". Pero también hubo aficionados al Concurso que lo valoraron como uno de los murguistas "de la vieja escuela", una de las grandes voces de La Unión y uno de los artistas que, desde la murga, hizo feliz al público.

Laforia es recordado por haber sido parte de Saltimbanquis en la década de 1980 y por haber estado en alguna de las mejores versiones de la murga Falta y Resto. También salió en Arlequines y La Reina de la Teja, y era fundador del conjunto musical Los 8 de Momo.

Debutó en el Carnaval en 1976. En 2006 se radicó en España, pero eso no significó que abandonara su pasión: estuvo en un conjunto español, Tirando la Bohemia, y, aunque se sentía retirado, en 2018 volvió a Montevideo por una última vuelta, y salió en la murga La Bohemia junto a sus hijos Fernando, que además es futbolista, y Damián, que lo despidió con un conmovedor mensaje en su cuenta de Instagram.

"Se bajó el telón. Ya no hay incertidumbre, ya no debés tener miedo. La luz incandescente que reflejaba tu brillo se apagó de a poco. Cuesta escuchar de fondo el sonido de esa voz tierna y avasallante a la vez, los micrófonos agradecidos de tener un poco de descanso. Y en esa cantina, la que visitaste tantas noches cantándole a la luna hasta confundirla con el sol, el silencio es tan abrumador, que apenas un gato ronronea extrañando tu melodía. La voz del frío en la niñez, de los pies descalzos en la plaza, de los zapatos atados con alambre, la túnica sucia y la moña desecha. Un auto como cuarto, un abrazo como abrigo y el alcohol, ese que mil veces no supiste manejar, como tu mayor amigo", escribió el también murguista Damián Laforia.

"Recuperarse de una vida loca y vertiginosa, formar más de una familia, cosechar 20.000 conocidos y pocos amigos, querer, perdonar, pedir perdón y volver a errar. Esa fue tu vida y pobres aquellos que no entendieron nunca que hiciste lo que pudiste, con lo que te toco vivir, que intentaste no lastimar a nadie aunque en el camino no te haya salido del todo bien. Me diste los mejores hermanos que uno en suerte hubiese podido elegir, eso no es para cualquiera. Tenés que saber que acá todos te vamos a extrañar, por lo que fuiste, por lo que sos y por lo que dejaste. Los ojos llenos de lágrimas, el corazón destrozado y mil recuerdos que llenan mi vida de sabiduría", siguió. "Se apagó la última luz del escenario, papá, te amo para siempre. GRACIAS POR SER AMIGO Y MI ÍDOLO. Para creer como siempre que vos sos la murga que quise escuchar, gracias por este legado, gracias por tu magia, MIL GRACIAS PAPÁ. Nos vamos a encontrar, seguro para saldar cuentas de abrazos perdidos en el tiempo y cantar la última, ahora sí, juntos para la eternidad", cerró.

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