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Cosquín Rock Uruguay 2024: crónica del día dos y de cómo la música le ganó a la lluvia en la Rural del Prado

Del pogo con YSY A y Trotsky Vengarán, al primer show de El Cuarteto de Nos en Uruguay sin Santiago Tavella, y la vuelta de Traidores, un repaso a la segunda jornada del festival Cosquín Rock Uruguay.

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Juan Casanova en el show de Traidores.
Foto: Leonardo Mainé.

Al menos al arranque, la segunda y última jornada del Cosquín Rock Uruguay 2024 fue completamente distinta a la primera. La lluvia, que cayó sin tregua durante el atardecer del domingo, amenazó con arruinar el clima festivo en la Rural del Prado. Sin embargo, ni la lluvia, ni el viento ni el barro, lograron opacar un festejo de diez horas ininterrumpidas de música repartidas en tres escenarios.

Natalie Pérez, la primera visitante de la jornada, despertó el baile cuando aún no llovía. A las 17.20, la argentina salió al escenario Antel para cantar éxitos de su repertorio como “Pegaditos” y “Detox”, y a base de una energía contagiosa, estribillos pegadizos, y letras introspectivas y luminosas como las de “Mariposa gris” y “7“ le ganó a la tarde gris.

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Natalie Pérez en el Antel Arena.
Foto: Leonardo Mainé.

Enseguida, Traidores volvió al lugar donde, un año atrás, había anunciado su regreso. Repasaron clásicos del rock posdictadura como “Solo fotografías” y “Flores en mi tumba”, y los agarró la lluvia en medio de “De amor y guerra”, pero no los afectó. Es más, les dio la ambientación perfecta para dejar la postal de esta jornada: Juan Casanova, fumando un cigarrillo y paseando por el escenario mientras cantaba el estribillo de “La lluvia cae sobre Montevideo” bajo la lluvia. Fue un gol al domingo gris.

De inmediato, y como respuesta al rock desafiante y directo de Traidores, por los parlantes de la Rural se oyó “Here Comes the Sun”, de los Beatles. Era la antesala ideal para la argentina Zoe Gotusso, quien entró a escena cantando “Monoambiente en capital”, y tuvo al público coreando varios temas de Mi primer día triste, su disco grabado en Uruguay: “María”, “Ganas” y el candombe “Cuarto creciente”. Hablando de candombe, interpretó “Amándote”, de Jaime Roos, acompañada por las palmas candomberas del público. Contra eso, tampoco hay lluvia que pueda. Va un dato para los fanáticos: la argentina anunció que el 17 de mayo lanzará su nuevo disco.

Así como con Traidores —y el sábado con Ruben Rada— hubo espacio para reivindicar a una pieza histórico de la música uruguaya, este Cosquín Rock también le dio lugar a varios representantes de la nueva generación local. Kira 1312, Facundo Balta, Sofía Alvez y Cata y los Rosebuti fueron de los primeros en repartirse entre los tres escenarios. Entre ellos destacó el melense Knak, quien subió al escenario Antel a las 19.20 para ofrecer un show enérgico que funcionó como cierre de una racha repleta de conquistas, como una Trastienda agotada.

“Todos bien saben que soy el siguiente, / No soy futuro, soy presente”, lanzó el rapero de 22 años, y tras su recital no queda más que creerle. El set, además, fue el festejo de toda una escena y tuvo como invitados a colegas como Zeballos, Davus, Sixto y Luana. Con ella interpretó la despojada “Un abrazo y se me pasa”, que fue una especie de bálsamo entre tanto pogo bajo lluvia. Al igual que con Gotusso, va otro dato para los fans: Knak anunció que el 20 de julio llegará por primera vez a Sala del Museo.

Sobre las 20.00, y justo cuando los argentinos de Él Mató a un Policía Motorizado tocaban “Un segundo plan”, la tormenta dio tregua y generó el ambiente que se necesitaba para recuperar lo que faltaba de la jornada anterior. La pausa de la lluvia llegó en el momento justo para que Santiago Motorizado y su grupo cantaran temas como “El tesoro”, “Chica de oro” y “La noche eterna”, donde la energía del grupo se entrelaza con las letras melancólicas.

Mientras tanto, en el escenario Suzuki, Tabaré Cardozo hacía algo que, en esencia, se inspiraba en una búsqueda similar: la energía arrolladora de un coro murguero y una banda de rock directo dialogaba con letras que, en este caso, apostaban por una mirada introspectiva y autorreferencial. Fue el caso de las geniales “El umbral”, “Que Dios me libre”, aunque también hubo espacio para el cuestionamiento social en “Malandra”. Fue un muy buen espectáculo.

De regreso al escenario Antel, YSY A volvió al Cosquín para demostrar por qué es una de las figuras más convocantes del trap argentino. Arrancó con temas como “Desfilar mis penas” y “Pasa que yo”, que corearon los seguidores de las primeras filas —los “demoledores”, como le dice el argentino—, y conquistó al resto del público con los temas de vestimenta techno de El after del after, su último disco. Con la seguidilla de “Toda la vida”, “No da más”, “24/7” —con el chileno Jere Klein, que cantó luego en el escenario Suzuki— y “Ganas” despertó un pogo que llegó hasta la torre de sonido.

Cantó los hitazos “Cómo chilla ella”, “Cuántos términos?” y “Tamo loco” y hasta se tomó un momento para adelantar un fragmento de “Agua con pila”, una de sus nuevas canciones, y reveló —mientras se filmaba para una historia de Instagram— que su nuevo EP, Radio Club Hits, saldrá el jueves 25.

Enseguida, El Cuarteto de Nos subió al escenario para dar uno de los mejores conciertos de la noche. Con el tecladista y productor Santiago Marrero en el bajo y en lugar de Santiago Tavella —quien dejó el grupo en marzo y a quien Roberto Musso no mencionó durante esta actuación—, la banda que cumple 40 años se mostró más viva que nunca. Como ya es costumbre, el repertorio fue de la época de Raro en adelante, y tuvo, a base de clásicos como “El hijo de Hernández” y “Ya no sé qué hacer conmigo”, a un pogo aún mayor que el de YSY A.

Fue, además, el recital más convocante de la jornada y tuvo a varias generaciones coreando las rimas intrincadas de “Lo malo de ser bueno” y “Miguel gritar”. Así en su último Antel Arena, El Cuarteto demostró lo bien que conviven las canciones de Lámina Once, su nuevo disco, en su repertorio en vivo; “Flan”, “Maldito show” y “Chivo expiatorio” fueron las más celebradas por el público. ¿Las postales? La atención y el silencio comprometido de los asistentes en el brillante experimento de “Contrapunto para humano y computadora”, y la euforia intergeneracional de “Yendo a la casa de Damián”. El Cuarteto de Nos, está claro desde hace años, maneja con maestría ambos extremos de intensidad.

Sobre las 22.30, el Cosquín Rock terminó de adoptar el ropaje musical que le hace justicia a su nombre. Peyote Asesino volvió a hacer uso de su “fórmula para no envejecer” con la que Belén Fourment, periodista de esta sección, definió al grupo en 2018. Comandados por Fernando Santullo, ofrecieron un excelente y explosivo set de temas que mezclaron lo mejor de los discos Terraja y Serial. Los 23 años de distancia entre álbumes se borran en el escenario y canciones como “Mal de la cabeza” y “La tumba de los crá” dialogaron perfectamente en un repertorio que no dio descanso. Fue una alegría ver al público corear temas recientes, como “Pump Up the Parla” y "Es lo que hay".

Y mientras el power-trío Eruca Sativa terminaba, en el escenario Suzuki, con un set potente que incluyó un homenaje a “El Príncipe” con “Mandolín”, Trotsky Vengarán salió al escenario Antel para dejar otro de los puntos altos de la noche. ”Vamos a tratar de que no crezca nunca más el pasto en este predio”, lanzó Guillermo Peluffo antes de “Problemas” para incitar el enésimo pogo de su repertorio. Y es que con temas como “Noche de rock”, “A la Luna”, “El tsunami” y “Sueños rotos” no hay con qué darle: tienen la propuesta perfecta para este tipo de festivales. La gran sorpresa llegó con “14 de Julio”, cuando Guillermo invitó a cantar a su hermano Gabriel Peluffo. Repitieron al final, con “Un beso y una flor”, y en ese abrazo musical entre hermanos dejaron otra de las postales de la noche.

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Público en el Cosquín Rock.
Foto: Leonardo Mainé.

Luego de tanta energía rockera, la grilla dio paso al baile como forma de cierre de festival. En el escenario Suzuki, la popular fiesta Bresh hizo de la Rural una enorme pista de baile a base de enganchados de Daddy Yankee, J Balvin, Nene Malo y Ráfaga, mientras que en el escenario Antel Los Auténticos Decadentes desplegaron su imabatible repertorio de éxitos rioplatenses. Alcanza con repasar algunos títulos para hacerse una idea de lo que generaron entre el público:“Los piratas”, “Cómo me voy a olvidar”, “Pendeviejo”, “El gran señor” y “Besándote”. Como si hicieran falta los hits, interpretaron una arrolladora versión de “Viejos vinagres”, de Sumo.

A la 1.15, la lluvia que había parado justo al arranque de Él Mató a un Policía Motorizado —y que amenzó con volver durante la actuación de Peyote Asesino— regresó definitivamente para dar inicio a una tormenta que se extendió durante gran parte de la madrugada. Sin embargo, eso no bajó los ánimos y Los Decadentes y el público festejaron bajo lluvia con, justamente, “Siga el baile”. Esa imagen volvió a demostrar que no hay lluvia capaz de opacar tanta música ni tanta alegría junta.

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