Crearon un espectáculo que rinde homenaje a compositoras, giraron por el país y ahora lo despiden en la Zitarrosa

El grupo vocal Coralinas presentará por última vez "Corteza", el domingo a las 20.00; quedan entradas en Tickantel. Antes de la fecha, El País acompañó un ensayo y charló con las cantantes.

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Coralinas
El grupo vocal Coralinas presenta "Corteza" este domingo en la Sala Zitarrosa.
Foto: Difusión

El living de la casa está repleto. Sentadas en ronda, 13 de las 15 integrantes de Coralinas se amontonan. Ensayan “El mar en un andén” de Samantha Navarro. Lo hacen una, dos, tres, cuatro veces. En cada una, Carmen Pi, cantante, pianista y directora de este coro de mujeres, corrige algo, da instrucción, contesta dudas y, entre risas y miradas cómplices, todas vuelven a empezar. Cuando llegan al estribillo, Magdalena Mieres se para con la mano en el diafragma, como acomodando el cuerpo para alcanzar la nota más alta. Lo logra y sus compañeras se sonríen. Es notoria la complicidad en el ambiente en uno de los últimos ensayos antes del concierto que darán el domingo a las 20.00 en la Sala Zitarrosa.

Allí presentarán por última vez Corteza, el espectáculo que homenajea a compositoras latinoamericanas. Es el cierre de un ciclo, para que otro pueda empezar. Habrá invitadas —por ahora Samantha Navarro, Papina de Palma y Laura Canoura— y quedan entradas en Tickantel.

La fecha es especial, cuentan, no sólo porque será la última vez que presentarán este concierto, con el cual han grabado un disco y girado por todo el país, sino porque marca los 10 años de su primer trabajo de estudio: Coralinas, que presentaron por primera vez en esta misma sala. “Eso motiva un poco más, volver a la Zitarrosa 10 años después”, dice Julieta Castro, una de las integrantes fundacionales.

Castro tenía nueve años cuando empezó a cantar en este grupo vocal, que primero fue un coro de escuela y después coro liceal. Hoy con 29 años dice esto: “En lo personal, no concibo mi vida sin Coralinas, no tengo recuerdo de alguna etapa sin ellas: ‘No puedo, tengo ensayo’ fue la frase que más dijimos en estos años”, comenta y desata risas.

En el ensayo, en los intervalos de las canciones y en la entrevista que dan en conjunto para El País, todas hablan casi al mismo tiempo. Pero, curiosamente, tal cual funcionan arriba del escenario, las voces no se atropellan, más bien se complementan de manera generosa. Una consecuencia, quizás, de convivir tantos años, conocerse y admirarse.

Coralinas
Coralinas en "Corteza".
Foto: cortesía

Producir y presentar Corteza implicó vivir una etapa de profesionalización importante para el grupo. El proceso incluyó una gran investigación y fue sumamente democrático: cada una eligió canciones y de las 50 seleccionadas, votaron las que compondrían el repertorio. A Pi este camino la atravesó con especial emoción.

“Ellas tienen formación en varias áreas, hay abogadas, maestras, docentes y en 2020 algunas brindaron unos talleres de expresión corporal que fueron hermosísimos. Para mi fue removedor, lo digo y me conmuevo”, dice con voz entrecortada. “Me da una emoción enorme porque están conmigo desde que son niñas, entonces, el momento en que arman un taller para sus compañeras y son ellas las profesoras, es hermoso. A veces solo las miraba y me daba una sensación muy particular, un orgullo de ver su crecimiento. Para mí fue un momento muy emocionante y para Coralinas fue sumamente nutritivo”.

Con brillo en los ojos, Pi confiesa que el sentimiento es parecido al que tiene cuando ve, por ejemplo, a Inés Errandonea o Papina de Palma, también “hijas” de este coro, arriba de los escenarios.

“Coralinas ha sido un semillero de cantautoras”, dice. “Acá sintieron la seguridad de que lo podían hacer, se polentearon entre ellas, hubo una cadena de inspiración y eso fue muy germinal. El darnos sostén creo que es el alma de este grupo y también por eso muchas decidieron dedicar su vida a la música”, afirma.

Atravesado por la pandemia, el período de desarrollo de este espectáculo al que ahora darán un cierre, tiene también recuerdos particulares.

“Cantar estaba un poco demonizado por todo el tema de las gotículas. Cuando volvimos a ensayar presencialmente, porque por Zoom era un lío, había que estar en un lugar grande y de tapabocas. Me acuerdo que yo les pedía que cantaran más alto y de repente se bajaban el tapabocas, cansadas, y decían ‘estamos cantando con todo lo que podemos, no damos más’. Fue duro, pero el día que sacamos las máscaras me acuerdo sentir que sonaba muy potente”, recuerda la directora.

Corteza, que hace referencia a las varias capas que componen este espectáculo con repertorio amplio —va desde la peruana Susana Baca hasta la brasileña Marisa Monte— implicó, finalmente, fijar una línea de trabajo para el grupo, que es totalmente autogestionado.

“El haber puesto el foco en las mujeres de la música, fue también un homenaje a nosotras, porque somos quienes llevamos adelante la puesta en escena, la interpretación, la producción, la elección de los arreglos. Es una decisión política estar en todo, porque es demostrar que nosotras podemos”, dice Janisse Richard.

Ahora que cierran esta etapa hay, dicen, una mezcla de emociones pero, sobre todo, un sentimiento de unión que si bien ha estado en estos últimos 13 años, en cada cierre de ciclo se siente y se vive con más intensidad. “Para mi hay un corazón muy fuerte en este grupo, que genera un sentido de pertenencia, y es el amor a la música y también el amor a este proyecto”, dice Pi, quien creció junto a sus alumnas que se volvieron sus “hermanas”.

“Tal vez suene un poco clisé, pero de verdad que hay una cuota de lo que es y hace Coralinas, muy mágica. Lo sentimos y creo que eso nos impulsa a seguir adelante y hacer lo que hacemos. Hay una pasión: queremos cantar juntas, escucharnos y vivir ese momento que nos hace erizar y decir ‘que divino eso’”, concluye Agustina Chiaparelli.

Después de ver como se tratan y sentir lo que inspiran en esta tarde primaveral en el barrio La Mondiola, quizás para terminar de entender qué son y qué hacen las Coralinas —más allá de las ya conocidas etiquetas: coro, grupo de amigas, familia— haya que ir este domingo hasta la sala que fue testigo de sus comienzos.

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