Cristian Castro, su mudanza a Argentina y su lado metalero: "Me gustan mis carencias y ser distinto"

El cantante mexicano, conocido en el mundo por sus baladas, se instaló en Buenos Aires donde renovó los integrantes de su banda de heavy metal: La Esfinge.

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Cristian castro y su banda de heavy metal.
Cristian castro y su banda de heavy metal.
Foto: Noelia Marcia Guevara

Mauro Apicella, La Nación/GDA
Reapareció semanas atrás, cuando Marcelo Tinelli inauguró la temporada de Bailando 2023. Cristian Castro llegó peinado al viento con su cabellera teñida de celeste y un puñado de grandes éxitos. Para el público de redes sociales y pantallas on demand, había reaparecido antes, en el programa de Mario Pergolini en Vorterix. Allí presentó a su banda de heavy metal y habló de su vieja pasión por el rock más duro. Con La Esfinge grabó un disco en 2014 y ahora, renovó integrantes en Argentina.

Se lo ve muy activo. También se cruzó con Santiago Motorizado, quien versionó “No podrás” en el programa de Mex Urtizberea.

Y toda esa actividad lo ha alejado de Punta del Este, donde había estado radicado: se compró, dice, un apartamento en el barrio porteño de Recoleta. Acá habla de eso y de un amor “secreto” en Buenos Aires, de la necesidad de estar “en el Sur”, de sus boxers azules en un show de Miranda! y de muchas cosas más.

—Hace muchos años que dejaste México. Viviste en California, en Punta del Este, ahora, Buenos Aires ¿Evitás así el aburguesamiento? ¿Ves la vida por temporadas?
—Sí. Creo en el lugar que me va llamando. Acá se está dando esta flor y la llamada de este disco que tenía que ser lanzado en la Argentina. Sigo mi llamada musical. Y la romántica también. Vengo siguiendo a una chica secreta. Estoy en la Argentina también para estar cerca de una chica a la que amo desde hace más de 10 años. ¿Es mi secreto? Sí. Quizá no me lo digo a mi mismo, pero es un reflejo de la tristeza y de la penuria que siento desde 2010. Me sigo sintiendo enamorado. Ella está acá en Buenos Aires. Y acá se mueve bien la industria de la música.

—En la situación actual de Argentina llama la atención cuando un extranjero se quiere instalar aquí.
—Pasa por una sensación. Hay energías que son del Sur y otras que son del Norte. Y esa es la misión de cada persona. Me parece un deber. Sería una obligación para cada persona saber cuál es su zona en cada corazón. Yo acá me estoy sintiendo bien.

—¿Y cómo te va con el final de este disco metalero?
—Es más maduro y metaloso que el primero, con canciones más pensadas en la actualidad del heavy metal. En el primero puse canciones que traje de la época de mi secundario, de la banda que tenía en ese momento. El cantar de la muerte [2014] suenan más inocente. Aquí también algunas son inocentes. Creo que aunque una canción sea muy oscura, muy doom metal, tiene que tener algo de dulzura y de inocencia. Este es un disco narrativo, teatral, cinematográfico. Eso refleja que soy hijo de un comediante y de una actriz. Quiero actuar de esto. Finalmente es algo romántico, es poesía, es oscuro.

Cristian Castro.
Cristian Castro.
Foto: Difusión.

—¿El modo no oscuro se verá en el próximo disco de Cristian Castro?
—Sí y viene muy pronto. Quizá salga a fin de año. Todavía no hay nombre. Pensé en París es una trampa, que es una canción que me gusta. Te cacha un poco, pero me parece que no será ese el título. No es tan romántico. Lo estoy produciendo con el baterista de Rata Blanca. O sea que vamos a hacer baladas “ratablancoscas”.

—¿Pensás en que a la gente le causa sorpresa cuando se entera de que también cantás heavy metal?
—Soy ecléctico. Hay algo bastante dual. Nací con la balada romántica de los 70 y los 80. La balada también entraba en el rock. Sonaban como las de Manzanero, Julio Iglesias o Roberto Carlos. Todo sonaba muy bien en ese momento. También menciono a Juan Gabriel, José José, Palito (Ortega) o el mismo Sandro, a quien pude ver en vivo. También escuché a Ricardito Marín en Grandes valores del tango. De muchos de ellos tomé la inspiración para ponerme un traje. Era un momento de glamour elegante. Había todavía mucha gente elegante, en los escenarios, en la televisión. Y eso era parte de un romanticismo, además de la música. Además, mi referencia era de tríos y de mariachis, que vendría a ser nuestro tango. Crezco con eso y con la abuela al lado, durmiendo con ella. Hice mucha pareja con la abuela y ella fue la que me dio eso, lo romántico. Siempre visualicé todo en romántico. Ver a la maestra y decir: “Ojalá fuera mi novia”. O a una actriz que era compañera de mi madre.: “Qué minón”, decía. Mi mundo era apreciación del estado romántico como la cima de una persona. Más allá de que me gustaban muchas otras cosas, como la comida o el deporte.

Cristian Castro.
Cristian Castro.
Foto: Difusión.

—Fuiste el cantante romántico de traje pero saliste de los estándares y te volviste impredecible.
—Eso es el verdadero instinto. Tenemos que tenerlo más allá de ordenarnos tanto. No sé si creo tanto en el artista ordenado. No sé si siento tristeza por él, más que cualquier otra cosa. Si no hay algún desorden me huele mal. Creo que no está bien calibrado. El artista ordenado que va al sentimiento de la carrera y del enfoque pierde su vida personal. Finalmente hablo de un artista de cualquier gama que no tiene una vida personal donde se muevan dramas, fragilidades, precipicios, tristezas, una herida mortal, fantasmas.

—¿Todo eso te pasó?
—Sí, seguramente. El sistema personal es muy importante. Que andes en moto y que te caigas. Yo hice fútbol americano y jugaba con chicos mayores. Me peleaba, tenía un ritmo muy personal. Nunca fui de pensar si me hago amigo del jefe o me junto con un millonario para quedar en un buen sitio o me den un Grammy. Nunca corre así la bola. La cancha real es el sentimentalismo, el visceralismo, el instinto. Claro, a veces es malo porque te lleva a cometer errores. Hay artistas que triunfaron en todo. Mis respetos, me encanta. Me gustaría ser ese artista. Tuvo padres, fue organizado, tuvo una esposa e hijos, todo en línea, grandes éxitos, increíble carrera.

—¿Pero?
—Me hubiera gustado eso. Pero no sé si lo preferiría. Me gustan mis carencias. Me gusta que puedo ser distinto. Me siento afortunado con lo que tengo. Trabajo con mis ideas. Un día aparezco de manera ridícula, vestido de calzoncillo, pero eso es porque se me hace que la onda de Miranda! da esas licencias. El sensualismo me fascina. Amo también lo sexual. La referencia romántica. Me parece interesantísimo todo el espectro del mundo gay. No me gusta ser una sola cosa.

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