En los pasillos y entre las gradas del Teatro de Verano, mientras poco más de 2.500 personas caminan sobre un piso mojado al que un confeti multicolor se adhiere como alfombra recién puesta, una o dos palabras se repiten y rebotan de una boca a otra. Si se hace silencio, lo único que se escucha es esto: "Divino", a veces "Hermoso". Hay otros adjetivos que le pueden caber al debut de Pulp en Uruguay. Pocos van a calzarle tan a la medida como esos.
En una noche abierta con verdadera puntualidad inglesa y con una lluvia tenue y casi tropical, este martes, la banda británica irrumpió en Montevideo para pagarle, a toda una generación de fanáticos y adoradores, una deuda basada en el cariño y la identificación. Antes de cantar uno de sus mayores clásicos, "Do You Remember The First Time?", el magnético Jarvis Cocker advirtió que la pregunta, frente a este estreno, era hacia el futuro: ¿se acordarán, todos los presentes, del primer día en que Pulp pisó esta tierra?
La respuesta había quedado servida desde el cuarto de hora inicial. Con un repertorio de clásicos y canciones entrañables, Pulp, una de las grandes referentes del britpop —un subgénero como un corset demasiado apretado para la amplitud sonora de un grupo como este—, pagó sus pendientes con la confección de un recital al que no pareció sobrarle nada.
Las miradas, los gritos, las declaraciones de amor, algún que otro suspiro y varias lágrimas estuvieron puestas en su gran mayoría en la figura de Jarvis Cocker (60), uno de los performers más exquisitos de su tiempo. Vestido en terciopelo, con las manos tan expresivas como su propia voz, bailando como si estuviera intentando quitarse de encima una presencia molesta, arrojando bombones a la platea y saludando con atención a los que miraban el show al otro lado de la valla del Teatro de Verano, Cocker hiló un repertorio que el martes, frente a la rambla en Montevideo, se sintió como una vuelta a casa.
"Disco 2000", "Pink Glove", "Weeds", "This Is Hardcore", "Babies", "Like a Friend", "Underwear", "Common People" con la fuerza de un himno y "Glory Days" reservada para el final fueron algunas de las canciones que desfilaron en el marco del festival Primavera 0, ese que el lunes asegurará el histórico desembarco de The Cure.
Con Candida Doyle en sintetizadores y Nick Banks en batería como dos de los pilares de Jarvis Cocker a lo largo del singular derrotero de Pulp, la noche montevideana tuvo la particular presencia de Tom Wright en guitarra, haciendo una suplencia de último minuto a Mark Webber. Cocker dijo que Wright tuvo apenas un día para dominar el setlist entero. No se notó.
Andrew McKinney en bajo, Emma Smith en violín y guitarra y coros, y Adam Betts atendiendo varios rubros completaron el sofisticado sostén de Cocker, que en algún momento citó a Voltaire y mencionó aquello de que el oído es la avenida hacia el corazón. Dijo que esperaba que el show —compacto, completo— hubiera servido para probar eso y un público entregado, envuelto en una emoción casi divina, fue la única confirmación que necesitó llevarse.