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Crónica: María Becerra reafirmó su amor por Uruguay con un concierto lleno de éxitos en el Velódromo Municipal

Este domingo, "La nena de Argentina" volvió a Uruguay para presentarse por primera vez en el Velódromo Municipal con un concierto que incluyó éxitos como "Automático", "Corazón vacío" y "Ojalá".

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María Becerra en el Velódromo Municipal.
Foto: Gianni Schiaffarino.

"Mari, hoy cumplo diez. ¿Me subís?”, se lee entre la marea de carteles en alto que llena el campo del Velódromo Municipal. “Sí, ¡obvio! ¡Vení!”, responde María Becerra y enseguida el público se lanza a cantar el “Feliz cumpleaños” más multitudinario de Montevideo. Hasta Ruben Rada, que está en las primeras filas con sus nietos y ya se sacó fotos con un montón de niños, se suma a este coro improvisado.

Es domingo a la noche, el calor de noviembre es agradable, y hace minutos se confirmó al nuevo presidente de Argentina. Las redes sociales se llenan de opiniones, pero en el Velódromo nada de eso importa. La música es la protagonista. “Bueno, mientras la cumpleñera sube al escenario, voy a leer unos cartelitos”, dice la argentina. “Mari, adoptame”, “Sos la mejor cantante del mundo”, “Hasta el espacio con vos”, y “Mi mamá se muere por una foto con vos”, lee en voz alta. A esta última, le promete una foto tras el show.

Y, finalmente, cuando la cumpleañera sube al escenario, Becerra le hace una propuesta: “Voy a invitarte a cantar esta canción para que tengamos un momento lindo de tu cumple y te lo lleves de recuerdo”. Entonces, se lanza a cantar Marte”, su hit de 2022 junto a Sofía Reyes, mientras recorre el escenario de la mano de su invitada. El público corea el estribillo y filma el momento, varios grupos de amigos bailan al ritmo del reggaetón y una niña sentada en los hombros de su padre se mueve como si estuviera recreando un dance challenge de TikTok.

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María Becerra en el Velódromo Municipal.
Foto: Gianni Schiaffarino.

Apenas termina, acompaña a la niña a su lugar y cuando dice “Ya que estoy, me quedo acá abajo” genera una avalancha de fanáticos que quieren acercarse. Y mientras canta “High”, María firma autógrafos, saluda, abraza a fans que lloran, se saca selfies y le presta el micrófono a varios para que tengan su momento de protagonismo. “Esta canción es superespecial porque es de las primeras que hice y sé que a muchos les toca los corazones”, dice sobre ese tema de 2019, cuyo remix con Tini y Lola Índigo en 2020 fue crucial en su camino por convertirse en una de las argentinas más populares.

A cuatro años del lanzamiento de “High”, Becerra edificó uno de los repertorios más populares de la región y se convirtió en un fenómeno que no deja de sorprender. El mes pasado, por ejemplo, agotó en una hora y media el show que dará en marzo en el estadio de River Plate en Buenos Aires, y planea una segunda fecha. El jueves, además, cantó en los Latin Grammy, donde estuvo nominada en cuatro categorías, incluyendo a canción del año.

Con todo este bagaje, la cantante de 23 años volvió a Montevideo —su último show fue en diciembre en el Antel Arena— con un espectáculo que demuestra por qué es la estrella del momento y despierta tanto fanatismo. En el campo y las gradas del Velódromo Municipal, desde antes de caer la noche, resaltan los gorros y las camisetas con la foto y el logo de la artista —ese que protagoniza la portada de Animal, su disco debut— y unos cuantos adolescentes hacen fila para sacarse una foto con la gigantografía de la artista. Afuera, entre los carritos de comida, se venden llaveros, pósteres y pegotines de la argentina.

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Público de María Becerra.
Foto: Gianni Schiaffarino.

Cuando sale a escena sobre las 21.20 —antes se presentaron Agus Giovio y Joelle—, el grito eufórico resuena al unísono. Becerra irrumpe en escena con ocho bailarines y una banda de cuatro músicos. Y si bien arranca con el reggaetón “Perreo furioso”, la energía roza lo rockero. Hay pirotecnia, golpes firmes de batería, una efusividad contagiosa y un rango vocal admirable. Luego, con el enganchado de “Automático”, “Wow Wow” y “Miénteme” termina de conquistar al público, que ya transformó al Velódromo en una multitudinaria pista de baile.

“Me gusta que la gente sea parte del show”, le comentó Becerra a El País meses atrás, y mientras está en el escenario lo demuestra a cada momento. Además de leer carteles, subir a una cumpleañera y bajar al campo, lanza pelotas playeras mientras canta “Tranquila”, se mueve por toda la escena —con pasarela incluida— para hacer sentir a los de las gradas y los costados que no quedan afuera y saluda unas cuantas veces mientras canta. Pero, sobre todo, se toma los espacios necesarios para hablarle a su público.

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María Becerra en el Velódromo Municipal.
Foto: Gianni Schiaffarino.

“Esta es la canción más íntima que he escrito”, dice, por ejemplo, antes de “Desafiando el destino”. Es la mitad del show y Becerra ya cantó cumbia en su enganchado de “Adiós” y “El amor de mi vida”, ya se sumergió en el reggaetón sensual de “Cázame” y “Cuando hacemos el amor” y sorprendió con una versión acústica de “Ojalá”. Ahora es turno de la intimidad total. “Esta canción la escribí para mis papás y es un buen momento para que abracen a la persona que quieren, que dejen el orgullo de lado y le manden un mensaje a esa persona, porque uno no sabe qué va a pasar mañana y no es lindo dejar cuentas pendientes”, asegura. “Este es un tema para quienes no están pero, de alguna forma, siguen estando”. Y ahí, cuando suenan los acordes de piano y las imágenes de varias etapas de su niñez se exhiben en la pantalla gigante, padres e hijos se abrazan mientras se les escapa el llanto. Es un momento memorable.

Algo similar sucede con “Corazón vacío”, uno de sus mayores éxitos, que dedicó a “aquellas madres solteras que han salido de situaciones de abandono y que la indiferencia no les ganó la lucha”. Esa canción, que nace del dolor más profundo (“Y aunque pude sola, te necesité, / Haz lo de siempre, desaparécete”), se resignificó en el escenario para convertirse en una de los más coreadas y celebradas por el público.

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María Becerra en el Velódromo Municipal.
Foto: Gianni Schiaffarino.

Ante esa respuesta, sonríe mientras recuerda su primer show con público, celebrado en 2021 en Punta del Este. “Hace unos años, ustedes me hicieron sentir increíble. No saben el miedo que tenía, la incertidumbre y cómo me autoboicioteaba. Pero ustedes me hicieron sentir segura”, dice antes de estrenar en vivo “Piscina”, su flamante colaboración con Chencho Corleone y Ovy On the Drums.

“Ha ido una noche inolvidable, muchísimas gracias por tanto cariño”, lanza sobre el final, con un enganchado sumamente bailable de “Berlín” y “Qué más pues?” que incluye más pirotecnia, confeti y una coreografía festiva. “Espero que se vuelva a repetir pronto”, dice, y el público del Velódromo Municipal lo celebra, una vez más, con su mayor entrega.

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