ENTREVISTA
Los músicos Young Lover, Psicodelic Monk y Coto Stu hablaron sobre "Funkaleidoscopodelic", el segundo disco de estudio de la banda uruguaya
En medio de un período sin shows ni oportunidades de bailar en colectivo, y a seis años de su disco debut, Croupier Funk acaba de lanzar su álbum Funkaleidoscopodelic (parece más difícil de lo que en verdad es) con la ilusión de que estas canciones despierten, en quien las escuche, las ganas de moverse al menos un poco, aunque sea en soledad.
Surgida en 2009 en el circuito circense de Montevideo, la banda es única en su especie: es la principal representante del funk local en la actualidad, tiene una de las mayores formaciones de la escena y ha construido todo un mundo con su código propio.
Croupier viaja en “la nave del funk”, se alimenta de la “tricky dosis” (esos beberajes, dicen, que los inspiran), funciona en modo tribu y tiene un nombre especial no solo para cada uno de sus integrantes, sino para cualquiera que se integre temporalmente a esta tripulación. Quienes charlaron con El País sobre este estreno no son Nacho Iturria, Joaquín González y Andrés “Cototo” Cuello: son Young Lover, Psicodelic Monk y Coto Stu. Así se presentan y así atienden la videollamada de El País, de gafas y chaquetas de colores.
Para Psicodelic Monk, guitarrista, lanzar un disco en este contexto “tiene su componente sutilmente frustrante y a su vez, la contracara luminosa de estar arrojando algo que incite al movimiento, a la alegría, a encender la llama de espíritu en tiempos donde eso está como prohibido. Ya imaginar que alguien está bailándolo en su casa es una victoria”.
El grupo tuvo que hacer ese proceso de transformación de sentires cuando el comienzo de la pandemia del coronavirus, en 2020, les canceló el viaje a Rosario, Argentina, donde tenía previsto grabar este material. Lo que al principio fue una desazón, hoy es celebrado porque les permitió llegar a este resultado que tan contentos los tiene: les dio más tiempo y la posibilidad de incorporar a Sir Saico en la producción. A él le dedican el último tema de Funkaleidoscopodelic.
Para este material, la prioridad de la banda fue tratar de reflejar en la música esa naturalidad con la que, puertas para adentro, se da todo. Lo primero es el impulso y luego, cuando las canciones afloran, vienen las decisiones más racionales que pueden referir, como esta vez, al trabajo coral o al diseño de sonido.
Como explica el bajista Coto Stu, en este álbum “el aquí y ahora era la canción. La sensación era de estar en el presente más allá de lo que pasara en el futuro, y eso hizo aflorar todo lo que vino después”.
Si es cuestión de trasladar ese razonamiento a la esencia misma de Croupier Funk, si hay que buscarle una explicación a la magia que se sucede en este numeroso grupo humano, Psicodelic Monk trae a colación el origen del funk y su cualidad mántrica, y suma que “hay un componente milagroso e indescriptible que tiene que ver mucho con lo que sucede cuando la banda está junta y con los instrumentos enchufados. Pasa algo que desencadena un universo mágico que no es diseñado ni intencionalmente recreado. Que surge. Y nos seguimos asombrando de seguir acá después de todo lo vivido”.
Pero si es cuestión de liberar la imaginación y pensar en qué quieren que genere este Funkaleidoscopodelic en quienes lo escuchen, ¿cuál es la respuesta?
“Alivio”, dice Psicodelic Monk. “Alivio de la realidad”, refuerza Coto Stu. “Que les de ganas de levantarse y escuchar”, agrega el guitarrista Young Lover. “Ganas de salir a caminar, de andar en bicicleta escuchando el disco, y que esta soledad se acompañe con la música”.
Pensar el funk uruguayo
Aunque llevan una docena de años haciendo música y se han consolidado como la banda funk más conocida o popular de la escena uruguaya, Croupier Funk no piensa en términos de un funk decididamente uruguayo.
"Lo que es auténtico es que estamos en Montevideo haciendo funk. Y de repente cada uno puede estar utilizando elementos de nuestra música nacional para aplicarlos al funk; yo creo que sí y ojalá que la gente lo pueda encontrar", señala Young Lover.
"Si bien no hay una intencionalidad de crear un funk uruguayo o hacer un sincretismo entre el funk y los ritmos autóctonos, de alguna forma lo traemos en la sangre y eso se filtra", agrega Psicodelic Monk. "O sea, (la canción) 'Big Mama' sin querer nos salió como un funk candombe. Hay una cuerda de tambores sin que esté".