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Daniel Drexler, el músico que superó los mandatos, se hizo un espacio y floreció en las canciones

El cancionista presentará su primer concierto del año en Montevideo, este sábado a las 21.00 en la Sala Zitarrosa. Antes, charló con El País.

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El músico y compositor Daniel Drexler.
El músico y compositor Daniel Drexler.
Foto: Bruno Nogueira

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Por Manuella Sampaio

"Es un acto puro y profundo de romanticismo”, dice riendo Daniel Drexler, sobre el hecho de sacar un disco en vinilo en tiempos en donde los formatos físicos escasean. Lo hará con La voz de la diosa Entropía, su último álbum lanzado el año pasado.

“Me crié escuchando vinilos, entonces quiero hacerlo por amor al sonido y al acto de poder escuchar en este formato”, cuenta el músico que sacó su primer disco, La llave en la puerta, en 1998. “Dudamos si ese disco iba a salir en vinilo, en casete o en CD. Salió en CD y para mi fue una alegría enorme, pero me perdí la posibilidad de sacar un vinilo”.

Además de cumplir el pendiente de tener en manos un disco en este formato, algo que está previsto para septiembre, aprovechará para incluir el tema “Santa Rosa”, lanzado este año. Un candombe en el que hace un homenaje al temporal que marca la llegada de la primavera.

“Es una celebración del renacimiento de la vida, de la naturaleza”, cuenta. “Quería que se sintiera el viento soplando, por eso también están los arreglos que hizo Fede Wolf. Desde el principio hasta el final, usó trombones y trompetas, como si fuera un viento que viene entrando por Montevideo y sacudiendo todo en la ciudad”.

En La voz de la diosa Entropía, Drexler pasea entre el candombe, el reggae, el pop y los arreglos orquestales en ocho sensibles canciones donde plantea el equilibrio entre el orden y el caos.

El disco cuenta con la participación de Kevin Johansen y del brasileño Vitor Ramil y fue presentado en un concierto sold out en la Zavala Muniz el año pasado, y también en salas de Brasil y Argentina. Ahora, tras girar por los países vecinos, el músico se prepara para su primer concierto del año en Montevideo. Será este sábado a las 21.00 en la Sala Zitarrosa, en el marco del ciclo “Volvé a tu casa”. Quedan entradas por Tickantel.

“Estoy empezando a explorar un universo que es nuevo para mí”, le dice Drexler a El País. “Y estoy contento, porque me parece que es una temática (la entropía) que en la medida que estoy entendiendo cómo contarla con el lado poético y no tanto con el lado científico, veo que hay una identificación del público. Es algo que nos atraviesa a todos en la vida”.

El músico entiende que cada uno de sus nueve discos reflejó, aunque en su momento no se daba cuenta, un período vital de su vida y este marca “el quiebre de cumplir 50 años”.

“Es el momento en que uno empieza a darse cuenta de que no es inmortal, empieza a mirar para atrás y decir, ‘bueno, lo logré’, armé una familia, pude hacer lo que me gusta en la vida, me di el gusto de ser libre y pude transitar por caminos raros, que a priori parecían ser peligrosos y terminaron siendo placenteros”, dice.

Irse o quedarse

Cuando es preguntado sobre si en algún momento evaluó irse de Uruguay para expandir las fronteras de su música, revela que este siempre fue un planteo presente. “Entre los 20 y los 40 lo pensé varias veces”, dice Drexler, quien también es médico.

“En 2006, cuando se me abrieron las puertas en España y empecé ir a tocar allá dos o tres veces al año, dudé muchísimo, pero en ese momento también se me abrió el vínculo con Río Grande del Sur y se afianzó el lazo con Buenos Aires, Entre Ríos y Córdoba. Empecé a sentirme en una región ampliada, donde tenía diálogo con muchísimos colegas y eso me cambió mucho la perspectiva del lugar. Antes, siempre tuve la sensación de estar en la periferia de Buenos Aires y ahí pasé a estar en el centro de una nueva realidad”, recuerda.

“En definitiva uno decide vivir donde sienta que pueda realizar sus sueños, y yo en el momento que me di cuenta de que los míos estaban empezando a ocurrir acá, tomé la decisión de quedarme”, agrega.

Hace más de 10 años, por ejemplo, planteó el “templadismo”, una teorización — que llegó a ser tema de una tesis de maestría en Brasil — sobre los aspectos en común en la identidad cultural de la región de la Cuenca del Plata.

Mandatos

Hoy, con nueve discos y vínculos sembrados en esta región extendida y también en Europa, Drexler siente estar en un momento en el que “se sacó muchos mandatos familiares, sociales y personales de encima”. El artista, que también ejerce como otorrinolaringólogo y creció en una familia de médicos, evalúa que estar conectado con la música y la ciencia es un privilegio. De hecho, comenta, hace dos días volvió de un congreso de medicina en Estados Unidos.

En relación a las comparaciones que en algún momento pudo haber enfrentado por ser hermano de Jorge y Diego Drexler y primo de Ana Prada, entiende que es un proceso natural, aunque pueden llegar a ser “enormemente molestas”. “Es cierto que cuando tenía tres discos, sentía que debía explicar a la gente que yo también tenía derecho a hacer música”, cuenta. Sin embargo, entiende que las dudas son un “derecho del público”.

“Aprendí que desde el otro lado hay una necesidad de entender dónde estás parado”, dice. “Cuando me entero que Moreno Veloso es hijo de Caetano, lo primero que me pregunto es, ‘¿y hace algo parecido o diferente?’. Es normal que el público trate de entender de dónde venís”, afirma.

Por otro lado, siente que a medida que pasa el tiempo cada vez se encuentra con menos situaciones en las que tiene que explicarse, y que la carga positiva de tener músicos reconocidos en su familia es infinitamente mayor.

Daniel Drexler lanzó "La voz de la diosa Entropía".
Daniel Drexler lanzó "La voz de la diosa Entropía".
Foto: Bruno Nogueira

“Tener el privilegio de que tus hermanos y primos hablen tu mismo idioma y que estén conectados con el mayor lenguaje universal de la empatía, que es la música, es absolutamente mágico. Entonces los pequeños roces que me pueda generar en la vida encontrarme con comparaciones se compensan con todo lo que pasa en mi familia”, señala.

Para el concierto de este sábado, llevará una puesta escénica en la que explorará — por primera vez — la dimensión teatral, y espera que en las casi dos horas del show pueda proporcionar al público un momento de desconexión.

“Lo único que espero es que de alguna manera se genere, dentro de esa sala, un universo que tenga cierta dosis de magia y los transporte hacia otro lado”, dice. “Y que cuando se abran las puertas del espectáculo y el público salga de nuevo a 18 de Julio, sienta el impacto de volver a la realidad”, finaliza.

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