Desde la Antártida
Al frente, el mar; al costado, un glaciar que dibuja el horizonte como si fuera un cerro. Una orquesta de dieciséis músicos interpreta “A Don José”. Esta imagen ya es histórica y sucedió apenas el miércoles: la Orquesta Juvenil del Sodre realizó el concierto “Por la Paz y por la Ciencia” en la base uruguaya de la Antártida, en el marco del cuadragésimo aniversario de la presencia del país en este continente.
En un Hércules partieron de Montevideo dieciséis jóvenes de entre 18 y 26 años además del director de la orquesta Ariel Britos. Vinieron estos instrumentos: Violines, violas, violonchelos y contrabajos. También llegaron con flautas, clarinete, trompeta, corno, trombón y un piano eléctrico. Todo se acompañó de repertorio pensado especialmente para los uruguayos de la Antártida, que fue desde “La Cumparsita” y tangos de Carlos Gardel hasta el clásico “Mi país” de Ruben Rada. Además, tocaron una suite compuesta por César Roig Espí — también músico de la Orquesta Juvenil del Sodre— y Martín Franco, titulada “El continente de todos”. Se trata de una pieza que musicaliza la serie que lleva el mismo nombre, un documental de Canal 5sobre la base Artigas y los proyectos que allí se desarrollan.
Así, a las cuatro de la tarde de un día de verano en el continente helado, tras ensayos dentro y fuera de las instalaciones de la base, tuvo lugar el concierto frente un público de unas 50 personas compuesto por la dotación uruguaya, los científicos y personal de bases vecinas como Rusia, Corea del Sur, Chile y China.
Expectantes, curiosos y alegres, ovacionaron cada pieza como si fuera la última. Para el jefe de la base, el teniente coronel Santiago Gadea, el evento fue “un honor”. “Enfrentar la campaña de invierno es una inyección de ánimo. Acá la música nos acompaña. La escuchan cuando hacen gimnasia, cuando cocinan; a veces ves a uno por ahí cantando”, contó Gadea a El País, que pasará los próximos nueve meses junto a una dotación de ocho personas más.
Para el director de la orquesta, el concierto superó sus expectativas. “Salió espectacular. Estoy realmente muy conforme. Uno siempre viene preocupado por el resultado artístico porque es lo que tenemos que hacer, hay un tema de responsabilidad y vocación. Pero cuando llegás a la inmensidad de esta cosa tan rara que es la Antártida, te das cuenta de que sos una persona diminuta y algunas cosas dejan de importar, pero en el buen sentido de la palabra”, dice Britos. La emoción entre los jóvenes se notaba en cada gesto. “Me puse a llorar en el medio del concierto. Me emocioné. No esperaba tanta gente”, dijo el violinista LeandroLapasta.