Tiene letras bastante explícitas y controversiales en algún sentido”, dice Dillom sobre Ad Honorem, su mixtape recién estrenado. Responde y sonríe. Se explaya y refuerza el concepto: “Argentina pasa por un gran momento a nivel industria pero siento que el mainstream está muy vacío de contenido, nadie dice nada, nadie se anima a nada”.
La sonrisa continúa acompañando, como quién se acuerda de una travesura. Dillom, en los nueve minutos y 48 segundos que dura su último lanzamiento, cometió varias travesuras y lo sabe. Por eso sonríe.
Es lunes, faltan unos minutos para las 11.00 y “iPhone de D…” se conecta a la sesión de Zoom. “Dame un segundo, ahí estoy”, se escucha, y poco después aparece en cámara con una remera blanca, gorra negra hacia el costado y un pequeño hilo de tinta tatuada que chorrea de su oreja simulando sangre. “Yo siempre me levanto a esta hora, tranquilo”, dice, echando por tierra los prejuicios que se puedan tener de un trapero o de una persona con la cara tatuada.
“Ahora me levanté, desayuné un poco, jugué al FIFA y me metí a la reunión. De tarde un poco de estudio”, relata, antes de reconocer que jugar videojuegos no es su actividad más saludable: “Me hace calentar de una manera el juego este. Jugás para distender y termino más tenso que nunca”.
Dillom, o Dylan León Massa, tiene 22 años, un Play Station que lo hace enojar, un disco publicado, otro en proceso de creación, elogios de Fito Páez y Andrés Calamaro y un mixtape recién estrenado y con varias frases que pueden hacer indignar a gran parte de los usuarios de redes actuales.
“Por sorpresa pensé que se iba a armar más quilombo, pero cero. Estoy haciendo hasta un esfuerzo para que alguien diga algo y siempre termino zafando”, dice.
—¿Por qué te las perdonan?
—No sé, tendré una inimputabilidad. Creo que lo clave es que los chistes tienen que hacer gracia. Yo siempre apunto a que sean graciosos, no apunto a ofender a nadie y se ve que a la gente le dará gracia.
Es cierto que ha salido airoso de más de una polémica. Una niña cantó en TV Pública una canción que tenía la palabra “falopa” y tres periodistas lo criticaron en La Nación+ tras un análisis literal de la letra. Dillom, rápidamente, grabó una versión apta para todo público y dio vuelta la jugada. También fue distinguido como Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y cantó una canción que nombra a Horacio Rodríguez Larreta durante el evento. La última fue cuando opinó sobre la propuesta de Javier Milei y la dolarización en un programa de streaming previo a las elecciones.
“Me parece medio alcahuete la cultura esa, ser los reyes de la moral; yo soy más de no juzgar. Ya estoy medio en un punto en el que digo: ‘si no te gusta, anda a escuchar a otro’. No me voy a hacer problema si alguien se ofende, mi objetivo no es ofender a nadie”, afirma.
Dillom ha narrado su vida en distintas entrevistas, pero a modo de resumen siendo un Dylan de seis años sus padres se separaron y se quedó a vivir con su madre. Siendo un Dylan un poco más grande su padre se convirtió al judaísmo y su madre tuvo problemas con las drogas. Siendo un Dylan de 15 vio cómo allanaban la casa en la que vivía, se llevaban detenida a su madre y confiscaban una PC con sus primeras incursiones en la música. Siendo un Dylan que volvió a vivir con un padre convertido al judaísmo ortodoxo y una nueva familia establecida, decidió enfocarse en la música y se hizo Dillom. Y siendo Dillom, tras sacar singles y tener un trayecto junto a su crew, la RipGang, sacó Post Mortem, su primer y único álbum.
Post Mortem nació del miedo a morir y de las ganas de dejar un legado. Salió en diciembre de 2021 y Dillom seguro no imaginaba que el miedo a la muerte le iba a cambiar la vida. Se colocó como uno de los discos de referencia de la escena argentina por su producción y versatilidad y estuvo nominado a varios premios.
Post Mortem fue un disco conceptual. Ad Honorem es más un gusto, aunque reconoce que le terminaron dedicando tiempo y el resultado le gusta: “Al ser una mixtape podía no tener una línea sonora, son temas distintos, es una compilación, pero siento que terminó agarrando un sonido con coherencia”.
Uruguay ha visto todo el crecimiento de Dillom. Vino cuando empezaba, junto a su crew, y tocó en el under montevideano acompañado de Davus y los suyos. Volvió a la Sala del Museo a presentar Post Mortem y agotó las entradas. Ya consagrado vino al Cosquín Rock y ahora vuelve como uno de los puntos fuertes del Festival Sonorama Ribera en el Velódromo.
¿Vuelve? Vuelve, asegura, aunque en X, medio en broma, medio en serio, posteó: “Sería una pena que me enferme para este show...”.
El festival se realizará el 4 de noviembre, tendrá a Airbag y No Te Va Gustar y más, y Dillom va a estar. El mismo día, desde las 17.00, Boca y Fluminense jugarán la final de la Copa Libertadores. El argentino es fanático del Xeneize y por eso puso una condición: se va a presentar después del partido.
“Voy a ir igual, el partido va a ser antes así que me pueden agarrar de muy buen humor o de muy mal humor”, afirma. “Uruguay es un país muy futbolero así que me van a entender. Hace meses veía que la fecha coincidía y dije: ‘¿Che, será que llegamos a la final y voy a estar tocando?’ Llegamos, terminó el partido y lo primero que hice fue llamar y decirle a Santi, el que se encarga del booking, que durante el partido no toco”.
En 2022, según cuenta, tuvo un show que coincidió con uno de los partidos de Argentina en el Mundial de Qatar 2022 y se lo relataban por el auricular que usa mientras canta. Esta vez no quiere repetir la experiencia, por lo que habrá que esperar las aproximadamente dos horas de partido y, probablemente por los antecedentes de este Boca, el alargue y una serie de penales.
El 4 de noviembre, después de que el juez pite el final en Maracaná, Dillom va a salir al escenario y va a dar su show. Con un disco, un mixtape, dos años de gira y una banda sólida que lo respalda aunque un poco su energía va a depender del resultado en Brasil o de si alguien le ganó un partido de FIFA en el backstage.