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Se cumplen 40 años de la salida de "Slowhand", el gran disco de Eric Clapton
En estos días se cumplieron 40 años de la salida de Slowhand, uno de los mejores discos de la década de 1970 y, por lo tanto, de Eric Clapton. Lo setenta fueron su gran zafra: empezó con Eric Clapton (ahí ya había un clásico, “After Midnight”), incluyó 461 Ocean Boulevard (su otro gran disco y que tiene su lugar en la propia discoteca) y Slowhand y se cerró con el en vivo Just One Night. Todos son ejemplos de su prodigio sensible con la guitarra y una selección de canciones clásicas.
Slowhand, que es el disco más vendido de Clapton, se abre con “Cocaine”, una canción de JJ Cale y sigue con “Wonderful Tonight”, la balada que le dedicó a su esposa de entonces, Patti Boyd y que es una de las canciones más lindas del mundo. El repertorio se completa con country (“Lay Down Sally”), country rock (“Next Time You See Her”), blues (“Mean Old Frisco”), el folk pop (“May You Never”, una canción de John Martyn), un instrumental (“Peaches and Diesel”), más baladas (“Looking at the Rain”) y un Dylan de carretera (“Greyhound Bus”). La producción de Glyn Johns, como nos acostumbró es magistral. Es un gran disco americano grabado en Londres por un guitarrista y un productor orgullosamente británicos.
Pocos discos resumen mejor las tendencias del mainstream rock de su época como Slowhand. A esa altura de su carrera, Clapton había pasado de ser un Dios de la guitarra, liderar bandas como Cream y Derek and the Dominos y escrito uno de los grandes temas de su generación, Layla. Había tocado, además, el solo de guitarra de la versión original de “When My Guitar Gently Weeps”. Slowhand es la madurez de un genio al que le fue difícil, después, estar a a esa altura. Nunca Clapton sería tan bueno como entonces.
“Slowhand fue un refugio, un santuario”, le dijo Clapton en 2016 a la revista Rolling Stone. “La música contrarrestó la dificultad en mi vida personal. La fuerza de Slowhand estaba en las personas que tocaban juntas: el bajista Carl Radle, el baterista Dickie Sims y el guitarrista Jamie Oldaker. Esa unidad estaba en llamas. Ese era el poder de Slowhand. Y estaba Glyn viendo esa energía en la habitación y aprovechándola, haciendo que funcionara como una sesión de grabación”.
Para los tiempos de Slowhand, Clapton tenía 32 años y estaba encumbrado como el gran guitarrista de su generación junto con Jimmy Page, quien tenía un estilo totalmente diferente. Los dos, eso sí, habían construído su propio castillo musical tomando como base el blues.
Toda esa gran etapa musical de Clapton, es, a la vez, una etapa de excesos personales que, por poco le cuestan la vida y la carrera. A mitad de la década de 1980, enderezaría su vida y se mantendría como una de las grandes estrellas del rock, a pesar de que su sonido perdió bastante de la frescura de los viejos tiempos.
En los últimos años, Clapton se ha encaminado hacia su primer amor, el blues y su último disco es I Still Do de 2016 que lo volvió a reunir con Glyn Johns.
El encuentro no tuvo el encanto que aún hoy y transmite Slowhand pero es sabido que en el rock y en la vida, la magia en general ocurre una sola vez.