Jorge Drexler celebró este martes en Madrid la buena salud del candombe, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2009, junto a la comparsa uruguaya La Melaza, integrada plenamente por mujeres. En la previa, un comunicado causó polémica en redes y obligó a la organización del evento a emitir un comunicado.

En un acto celebrado en la Casa de América de Madrid y organizado junto a la Secretaría General Iberoamericana (Segib), el cantante introdujo a esta comparsa a la que conoció en 2019 en las calles de Montevideo y de la que se quedó prendado.

"Hoy los tambores del candombe se encuentra en muchos de los lugares a los que voy, pero uno estaba acostumbrado a escuchar a solo muchachos y cuando llegó a Montevideo en 2019 veo a un colectivo de mujeres y disidencia, con una mezcla de amazonas, guerreras, musas, todo junto, tocando increíblemente bien", dijo.

Tras este encuentro, Drexler las invitó a tocar en un concierto en la capital uruguaya el pasado año, del que nació una colaboración que este martes llegó a Madrid. Una veintena de jóvenes mujeres hicieron retumbar sus tambores en el auditorio de la Casa América, repleto para la ocasión y donde también el cantautor se animó a bailar sin quitarles el protagonismo.

Antes del encuentro, las redes sociales fueron terreno de una polémica que tuvo que ver con cómo se comunicó este evento, y que llevó a la Segib a ofrecer disculpas públicas.

Una invitación difundida en redes sociales llevaba como título "Drexler, embajador iberoamericano de la cultura, y la música afrodescendiente", y convocaba al ciclo Iberoamérica Dialoga, que se realizaría el 24 de enero, Día Mundial de la Cultura Africana y los Afrodescendientes.

El texto llevó a que muchos usuarios de redes sociales interpretaran que se presentaba a Drexler como un embajador de la cultura y la música afrodescendiente, y se calificara el hecho de escandaloso. Al final, no fue más que un problema de comprensión lectora, que no reparó en el uso de los signos de puntuación.

Sin embargo, la Segib modificó la comunicación del evento, eliminó el título de la discordia y, en sus redes sociales, aclaró: "Desde la organización, sentimos el malentendido que se ha podido generar con el título de nuestro embajador iberoamericano de la cultura Jorge Drexler, representante de los valores de pluralidad, diversidad y solidaridad de los 22 países de la región. En ningún momento se le quiso presentar como embajador de la cultura afrodescendiente".

Foto: Instagram @segibdigital

Previo al concierto, la cantante peruana Mariella Köhn, la integrante de la Melaza Camila Guimarães y la activista afrouruguaya Paola Correa conversaron sobre el candombe y el papel de la mujer en esta música de origen africano, que fue moderada por la periodista Ebaba Hameida.

El acto, parte del ciclo Iberoamérica Dialoga, dedicó gran parte del programa a charlar sobre el origen del candombe y el papel que las mujeres tuvieron históricamente en él, en un segundo plano, y el recorrido que está tomando ahora con la formación de comparsas integradas únicamente por mujeres.

Guimarães explicó que La Melaza nació el 8 de marzo de 2005 para participar en el día Internacional de la Mujer, pero sobrepasó todas las expectativas marcadas. "Está formada por compas de diferentes orígenes, afrodescendientes o no, es algo emotivo para marcar porque si bien las mujeres éramos parte (del candombe), el lugar de tocar no era tanto para nosotras", manifestó.

Según contó, la fundación de esta comparsa "abrió una puerta mucho más grande" que lo que pensaron y aunque lamentó que aún "existe un mundo que nos marca cómo ser, de una forma sola", celebró formar parte del candombe que le permitió "recuperar una identidad" que se la había "negado".

Por su lado, Paola Correa recordó que la percusión ha significado "una parte para poder resistir" así como "la voz y la danza" para las culturas africanas o afrodescendientes.

Asimismo, analizó la evolución de las mujeres en esta disciplina y subrayó que a ellas les "tocó recuperar los cuerpos para expresarse". "Más allá de que cantar era lo socialmente permitido, tuvimos que recuperar ese espacio (de la danza) y poder llegar a tocar (percusión) fue el último eslabón", compartió.

Con información de EFE