INFORME
El fallecido músico había ingerido marihuana, antidepresivos tricíclicos, benzodiacepinas y opioides, antes de su actuación en Bogotá
El rock sufrió un duro golpe el viernes cuando se conoció que el músico Taylor Hawkins, baterista de la banda Foo Fighters, había fallecido a los 50 años. La banda se encontraba de gira por América Latina, y el viernes estaban en la ciudad de Bogotá. Antes del concierto, el servicio de emergencias recibió un llamado del hotel céntrico donde se encontraba la banda. Avisaron que un huésped estaba inconsciente, los paramédicos trataron de reanimarlo, pero no lo consiguieron.
La prueba toxicológica practicada al cadáver mediante la orina, que hizo pública la Fiscalía 24 horas después, revela que Hawkins consumió 10 tipos de sustancias, entre ellas marihuana, antidepresivos, benzodiacepinas y opioides. Lo encontrado, sin embargo, no explicaría en sí las causas de la muerte. El comunicado ha levantado algunas críticas en Colombia por ser tan explícito en un país en el que la opacidad suele ser la costumbre. El Instituto Nacional de Medicina Legal continúa investigando para tratar de esclarecer los motivos, anunció el diario El País de España.
Hawkins se había unido a otro genial batersta, Dave Grohl, en su aventura de hacer grandes a Foo Fighters. Grohl ya sabía lo que era el éxito gracias a Nirvana, banda a la que perteneció hasta el suicidio de Kurt Cobain, en 1994. Ese mismo año, Grohl fundó su propia banda con él como líder, probaron varios nombres y no fue hasta que se sumó Hawkins, que comenzaron a tomar vuelo.
Hawkins deja esposa y tres hijos. Había sido admirador de Queen siendo joven y antes de Foo Fighters fue batería de Alanis Morissette.