Son mujeres con distintas formaciones musicales —la mayoría con base en la música clásica— y de distintas partes de España. Juntas, Marta Robles, Carolina Fernández “La Chispa”, Alicia Grillo y Laura Pacios conforman Las Migas, un cuarteto que desde 2014 reivindica el flamenco fusionado con otros ritmos.
Abrieron caminos en un género históricamente masculinizado y se han reinventado en cada disco y cada cambio de formación. En 2019 enfrentaron un momento de incertidumbre y llegaron a dudar sobre el futuro del proyecto tras el fugaz pasaje de Begoña Salazar y luego de la salida de Alba Carmona, quien fue su voz por más de siete años y había sustituido a Silvia Pérez Cruz, integrante fundacional que se alejó en 2011.
Frente a los cambios, insistieron. Y esta, han dicho, es una de sus principales virtudes: ser incansables. Creyeron en su mensaje, en su música, en la verdad que transmiten a través de ella y en abril de 2022, con nueva formación, lanzaron Libres, su trabajo más luminoso y que se ganó el Grammy Latino a Mejor Disco de Flamenco y un Premio MIN a la música independiente en España.
El grupo vendrá por segunda vez a Montevideo y estará el 9 de noviembre a las 21.00 en la Sala del Museo. Quedan entradas a la venta desde 1800 pesos y hay 2x1 con Club El País.
Libres, además de ser su disco musicalmente más jugado y de tener el debut de Robles en la producción, es un manifiesto a la libertad: la peleada y conquistada por la mujer en esta sociedad; la brindada por la autogestión que decidieron abrazar hace dos años; la de la naturaleza que tanto extrañaron durante la pandemia y la sonora, a la que apuestan mezclando distintos palos del flamenco, pop, country y ritmos urbanos.
“Teníamos tantas vertientes de la libertad que nos tocan de cerca que no tuvimos dudas de que el disco se tenía que llamar así”, dice Alicia Grillo, segunda guitarra del cuarteto. En charla vía Zoom con El País, ella y Laura Pacios, violín y última incorporación del grupo, hablan cada una desde su ciudad natal.
Las distintas regiones de donde provienen, están de acuerdo, suman a la sonoridad única del grupo, que tiene cinco discos en su historial: “Marta y yo somos de Andalucía, ella de Sevilla y yo de Córdoba. Carolina es de Extremadura y Laura es de Madrid. Cada una trae su experiencia, su casa y su cultura”, comenta Grillo.
En un género en que aún se reivindica el purismo, para ellas integrar música de distintas vertientes solo suma. “Al final es mejor para la música. Cuanto más riqueza musical haya, más cosas interesantes pasarán”, considera Pacios, quien se sumó hace poco más de un año al grupo.
Por eso, han compartido escenario y estudio con artistas de diferentes estilos, como por ejemplo los argentinos Loli Molina y Kevin Johansen. “Quizás para algunos lo que hacemos no es flamenco. Pero nosotras nunca lo hemos visto desde la pureza. Cuando nací ya vivía Camarón y había hecho La leyenda del tiempo y Paco de Lucía ya tocaba con Al Di Meola, o sea, viví ese flamenco más abierto”, afirma Grillo. “Es la música con la que hemos crecido, es la que más entendemos y la que más nos hace vibrar, pero nunca hemos tenido el reparo a mezclarlo con otros géneros que nos gustan de igual manera”, añade.
Ambas están de acuerdo en que Libres, el disco que ahora vienen a presentar a Montevideo, marcó un momento clave y una nueva fase para el grupo. “Hemos sido más conscientes de la libertad que podemos tener. Lo peleamos muchísimo, teníamos claro que esta vez tenía que ser a nuestra manera”, dice Grillo sobre la autogestión que acompañó este trabajo.
En 2019 participaron en la temporada de Flamenco del Teatro Solís y recuerdan el encuentro con cariño. “Ese concierto, en ese teatro tan precioso, fue de estos que no se te olvidan nunca, porque pensábamos ‘bueno, es la primera vez que tocamos acá’ y no teníamos tantas expectativas, pero notamos que la gente nos conocía. Estaba muy lleno y se sabían las canciones, fue súperbonito”, recuerda Grillo con una sonrisa.
Ahora, regresan para seguir celebrando la libertad, para fortalecer este lazo con Uruguay y, quizás, llevarse otra de esas noches que no se olvidan.