El documental de Netflix que registra la noche en que las estrellas se juntaron para grabar "We Are the World"

"La gran noche del pop" se estrenó este lunes en Netflix y muestra el proceso creativo de la canción que el supergrupo USA For Africa grabó para una campaña contra la crisis de hambruna en Etiopía.

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USA For Africa.
Foto: Difusión.

"Wow! Si cae una bomba en este estudio, John Denver vuelve a la cima”. La frase, dicha por Paul Simon en referencia a la estrella country que no lograba un hit desde 1976, era certera. Si alguien quiere hacerse una idea de cómo sonaba la música estadounidense en 1985, solo necesita repasar el plantel de 47 estrellas que grabó “We Are the World”, el himno benéfico por excelencia.

El proyecto encabezado por Michael Jackson, Lionel Richie, Quincy Jones, Stevie Wonder y Harry Belafonte, incluyó a figuras como Bruce Springsteen, Tina Turner, Bob Dylan, Billy Joel y Cyndi Lauper, quienes se encontraron la madrugada del 28 de enero de 1985 en el estudio A&M de Hollywood para darle forma a la única canción del supergrupo USA For Africa. El proceso fue filmado, y ahora se lo puede ver en el documental La gran noche del pop que Netflix estrenó el lunes.

Dirigido por Bao Nguyen, narra en poco más de una hora y media el detrás de escena de la grabación, ofrece un montón de material inédito sobre aquella maratónica sesión de 12 horas y presenta entrevistas recientes con varios de los implicados. Es un imperdible testimonio de una época de oro del pop y el rock, y un valiosísimo retrato sobre cómo leyendas como Jackson, Springsteen, Wonder y Dylan trabajan en el estudio. A su vez, es una merecida reivindicación del productor Quincy Jones y del cantante Lionel Richie, dos piezas clave para que el encuentro no se estropeara.

Y pudo haber pasado.

La historia se remonta a diciembre de 1984, cuando Bob Geldof —que años atrás, en 1977, había lanzado el hit “I Don’t Like Mondays” con The Boomtown Rats— reunió a unas cuantas figuras británicas para grabar “Do They Know It’s Christmas?”. El sencillo, firmado por el supergrupo Band Aid, se inspiraba en la crisis de hambruna que atravesaba Etiopía, y las ganancias serían destinadas a fundaciones dedicadas a la causa.

El tema llegó al ‘Rey del Calipso’, Harry Belafonte, quien había utilizado la música como herramienta de conciencia social durante años y tuvo la epifanía de llevar la campaña a Estados Unidos. Contactó al productor Ken Kragen y le propuso hacer un espectáculo al estilo del Concierto por Bangladesh con el que George Harrison reunió a unas cuantas estrellas en 1971, pero Kragen fue más directo: “Le dije que tomáramos la idea de Geldof, pero con estrellas estadounidenses”.

Así empezaron las llamadas. El primero fue Richie, que hacía poco había dejado a los Commodores para dar inicio a una carrera solista llena de grandes hits como “Hello”, “All Night Long” y “Endless Love”. Richie contactó a Quincy Jones y el productor de Thriller convenció a Michael Jackson. El último engranaje iba a ser Stevie Wonder, que en ese momento sonaba sin descanso en las radios gracias a “I Just Called to Say I Love You” pero que, paradójicamente, no respondía las llamadas.

De cualquier manera, con los primeros tres nombres era más que suficiente. El siguiente paso fue, a diferencia del resto, simple: repasar la lista de éxitos del momento y llamar a sus responsables.

“En 1985 yo estaba en la cima del mundo”, dice, entre risas, Springsteen en el documental, que meses atrás había publicado Born In the U.S.A. Se sumaron leyendas como Ray Charles y Willie Nelson, y a revelaciones como Kim Carnes y Huey Lewis. Un encuentro intergeneracional por una buena causa.

Y faltaba la canción. Fue, como relata Richie con gracia, una odisea: lo importante era publicar la secuela de “Do They Know It’s Christmas?” cuanto antes y la presión era asfixiante. Sin embargo, Richie y Jackson le dieron forma en apenas unas sesiones. Estaban en el mejor momento de sus carreras. “Cuando la escuché, quedé sorprendido”, cuenta Jones sobre ese estribillo tan memorable. “Estaba tan feliz que le agradecí a Dios”.

Luego vino la etapa de grabación, y ahí es donde empezó el verdadero desafío. Juntar a 47 estrellas en un estudio parecía imposible, pero los American Music Awards —una especie de Grammys, pero exclusivos de la música estadounidense— salvaron el proyecto. Varios de los invitados estaban nominados a los premios que, además, iban a ser presentados en Los Ángeles por Richie.

Era perfecto. Richie, Jackson y Wonder —que finalmente apareció— prepararon un demo para enviarle a los invitados, y luego reservaron el estudio del sello A&M para grabarla en una noche. Era una ocasión única.

La gran noche del pop registra ese encuentro con un montón de momentos memorables. Desde la amenaza de Cyndi Lauper de no participar luego de que su novio escuchara el demo de Jackson y Richie y le dijera que “We Are the World” no iba a ser un hit, a la pequeña tensión que se despertó tras la insistencia de Stevie Wonder para que todos grabaran un fragmento traducido al suajili —que ni siquiera era el idioma que se hablaba en Etiopía—, el documental sorprende al mostrar lo titánico que fue conseguir que medio centenar de estrellas se pusieran de acuerdo para completar el trabajo.

Dejá tu ego en la puerta”, escribió Jones en la entrada del estudio y, al final, el pedido funcionó. En ese sentido, la delicada expresión de los rostros de Jackson y Paul Simon mientras Geldof —que había viajado a Etiopía antes de grabar “Do They Know It’s Christmas?”— les habla sobre la importancia del proyecto es impactante. Algo similar sucede con la ya histórica escena en que el grupo improvisa “Banana Boat (Day-O)” para homenajear a Belafonte, mientras Dylan mira al resto con su mayor misantropía.

El tramo más magnético llega cuando a las figuras les toca grabar sus solos. No vamos a spoilear las sorpresas, aunque nos permitimos una excepción: Dylan estaba tan nervioso al momento de grabar su parte que Wonder lo llevó a un costado del estudio y, frente al piano, imitó a la forma en que la debería cantar como referencia. Dylan, que sonrió por primera vez en la noche, tomó la sugerencia al pie de la letra. Son instantes de pura genialidad.

We Are the World” fue un éxito instantáneo y lleva recaudados 160 millones de dólares. Ese mismo año se celebraría el megaconcierto Live Aid, que demostraba que el pop era mucho más que estribillos pegadizos, también podía ser una herramienta para invitar al cambio.

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